Los mamíferos carnívoros en campos abandonados del Mediterráneo son clave para frenar la crisis medioambiental

Foto: Asociación Española de Ecología terrestre.
Foto: Asociación Española de Ecología terrestre.

Europa Press. La presencia de mamíferos carnívoros en los campos abandonados del Mediterráneo es «clave» para contrarrestar la crisis medioambiental, según un estudio que publica la revista Ecosistemas de la Asociación Española de Ecología Terrestre, que insta a tener en cuenta su especial importancia porque consumen frutos de los planes de regeneración de estos enclaves.

El estudio señala que la cuenca del norte del mediterráneo está en un proceso de abandono generalizado del uso de la tierra desde los años 60 y 70 y que es precisamente en estos ambientes donde los frutos son «muy escasos o nulos» mientras que en las áreas colindantes con especies de árboles y arbustos de fruto carnoso que pueden servir como fuente de semillas.

Por ello, la presencia de estos mamíferos carnívoros que consumen estos frutos aumenta las posibilidades de llegada, dispersión y germinación de estas semillas en los campos abandonados y, de este modo, contribuyen a regenerar la biodiversidad de especies vegetales y animales que antes ocupaban este territorio.

El trabajo ha sido realizado por la investigadora Prometeo del Instituto de Ecología de la Universidad de Loja en Ecuador Gema Escribano-Ávila junto a la investigadora del Departamento de Biología Vegetal de la Complutense Beatriz Pías y con Adrián Escudero y Emilio Virgós del Área de Biodiversidad y Conservación de la Universidad Rey Juan Carlos.

La investigación subraya el fenómeno global del abandono de la tierra y advierte en que este hecho puede suponer una oportunidad para contrarrestar la crisis ambiental y favorecer la recuperación de la biodiversidad. Según Escribano-Ávila, esto puede suceder si se acompañad de una «gestión óptima de los campos abandonados que tenga en cuenta el papel fundamental que juegan mamíferos carnívoros en la dispersión de semillas».

El trabajo concluye que los mamíferos son más efectivos que las aves a la hora de dispersar las semillas, al contrario de lo que se pensaba tradicionalmente. En este sentido, recoge estudios recientes que demuestran como en los campos abandonados de ambientes mediterráneos y áreas degradadas de características similares, son los frugívoros mamíferos y no las aves los principales responsables en la dispersión de las semillas.

Los mamíferos dispersan más que las aves. «La efectividad de los mamíferos en la dispersión de semillas está relacionada fundamentalmente, con su mayor tamaño corporal lo que suele implicar una mayor área de dispersión y, por tanto, mayor probabilidad de usar diariamente más tipos de hábitat», añade Escribano-Ávila.

Además, el investigador Juan Pedro González-Varo confirmó en 2013 la relación positiva entre el tamaño corporal, el área y la distancia de dispersión de modo que los zorros duplicaron la capacidad de dispersión de especies de menor tamaño como las martas.

Además de la distancia de dispersión, existe otra diferencia clave entre aves y carnívoros que es el tamaño de sus comisuras bucales.

Según recoge este estudio, el hocico de los carnívoros, al ser más grande que el pico de las aves, les permite consumir frutos o semillas de mayor tamaño y con más probabilidades de ser reclutadas en campos abandonados así como dispersar más especies de plantas.

Por otro lado, el estudio realizado por Gema Escribano-Ávila en campos abandonados del Parque Natural del Alto Tajo (2012), ha demostrado como las especies de mamíferos carnívoros que consumen frutos carnosos, transportan semillas en sus tractos digestivos y las defecan sin dañarlas en condiciones apropiadas para la germinación.

Escribano Ávila destaca que esta información podría ayudar a compatibilizar la conservación de la biodiversidad y la provisión de bienes y servicios para el ser humano.

A su juicio, la clave está en una adecuada planificación del territorio que ponga en valor la biodiversidad independientemente de su valor instrumental en bienes o servicios, dedicando áreas a la conservación de la biodiversidad y gestionando aquellas más deterioradas y con reducido valor de conservación para la optimización de bienes regulados por los mercados económicos.

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