Trampas y tramperos

TrilerosVicente Vera Esteve. Acostumbro a leer todos los días la web del Financial Times, una de las biblias del capitalismo europeo junto al semanario The Economist. Recientemente leía en el blog de este digital británico un artículo firmado por el economista americano Larry Summers y compañero de fatigas del laureado Nobel Paul Krugman. Como dos buenos intelectuales y académicos que son acostumbran a polemizar sobre asuntos de naturaleza económica, evidentemente. En uno de sus últimos post discrepaba sobre el diagnóstico de la débil situación económica en los EEUU y su repercusión en el ámbito internacional. El profesor Summers asume que se han decantado excesivamente y durante mucho tiempo sobre la demanda agregada y la trampa de la liquidez que dificulta el impulso económico de algunos países de nuestro entorno. Opina Summers que “la confianza de los negocios es la fórmula más barata favorecer los estímulos económicos”. De modo que a medio plazo, contribuiría a recuperar el equilibrio en los mercados.

Y hablando de trampas, quería traer a colación dos de ellas, muy singulares y que nos tienen a todos los ciudadanos absolutamente acongojados por sus virulentos ataques al sistema económico y a nuestras conciencias. Y me explico. La primera de las trampas es la denominada por los economistas “trampa de la liquidez”, razonamiento inicialmente demostrado por Pigou y Keynes en el Cambridge de los años 30 del pasado siglo. Este fenómeno, estudiado por la teoría económica lleva algún tiempo enquistado en la economía de Japón, no hay estímulo monetario y/o fiscal que anime las inversiones y el consumo de los japoneses.

En la eurozona y los USA, está ocurriendo algo parecido desde el comienzo de la crisis financiera de 2007/ 2008. Como saben, el señor Draghi ya no sabe lo que hacer para estimular la inversión y el flujo de circulante hacia el consumo y la actividad empresarial que permita mayor crecimiento y creación de puestos de trabajo. El BCE viene inyectando dinero fresco todos los días y ni por esas. No se pueden bajar más los tipos de interés en Europa o en América, incluso la Reserva Federal está recibiendo demasiadas presiones para salir de la zona de tipos de interés casi negativos y anunciar una subida a corto plazo. Según Janet Yellen, hay que esperar a ver cómo evoluciona la coyuntura internacional y la industria americana.

La segunda trampa de las que les hablaba responde al nombre de “trampa de la pobreza”, antes les comenté que este problema tiene que ver con los estudios realizados por los economistas especializados en desarrollo económico en los países más pobres del planeta. Una de las personas que está especializada en el estudio de estas complejas situaciones humanitarias y sociales es la francesa Esther Duflo, actualmente profesora en el MIT de los Estados Unidos. Tiene publicado un estupendo libro titulado Repensar la pobreza, en colaboración con un colega de la universidad. Hace bien poco la hemos visto en Oviedo, recibiendo el Premio Princesa Sofía 2015 de Ciencias Sociales por su implicación en el estudio sobre políticas de desarrollo en los países del continente africano más atrasados económicamente.

Una vez expuestas muy sucintamente, tanto la trampa de la liquidez como la de la pobreza, ambas actúan, en grado muy diferente, a modo de frenos en el normal desenvolvimiento de las economías. En la primera situación, se convive con una coyuntura de estancamiento económico que dificulta la creación de empresas y la recuperación del bienestar económico en los países más ricos. Por el contrario, la pobreza se agudiza en momentos como los que estamos viviendo, hay menos recursos para invertir en dichos países subdesarrollados y complican la salida de la trampa de la pobreza; Duflo nos explica que las causas que impiden que las ayudas no tengan los efectos que deberían tener radica a menudo en las llamadas “tres íes”, esto es, ideología, ignorancia e inercia, por parte de los expertos, de trabajadores del ámbito de la ayuda o de dirigentes y gestores locales.

Nosotros, desde España, y para evitar retroceder puestos en el ranking de países desarrollados y comprometidos con la exportación de bienes y servicios, nuestros políticos de ahora, y los que vengan después de las elecciones tienen la obligación moral de implicarse mucho más con la innovación en su sentido más amplio. Si damos un vistazo a los Presupuestos Generales del Estado (PGE) 2016, comprobamos que la partida destinada a financiar políticas de I+D asciende a 5.793 millones de euros, un repunte del 2,2% con respecto a 2015. Si dirigimos nuestra atención a las partidas de pago de intereses, la cifra asciende a 33.490 millones de euros, un 2,93% del PIB.

Continuando con los datos de la partida destinada a financiar el pago de ayudas a los parados nos encontramos con 19.820 millones de euros, un 21,7% menos que en 2015. Por todo ello, es urgente, como nos aconseja el sentido común y la propia Fundación Cotec, fortalecer su misión de contribuir al desarrollo del país mediante el fomento de la innovación tecnológica de las empresas y de la sociedad española. En una palabra, promover la cultura tecnológica y las actividades innovadoras.

Viendo las cifras presupuestadas, todavía queda mucho por hacer para acercarnos a los países de nuestro entorno, la eurozona y la OCDE. Es necesaria una reforma económica en profundidad que permita acabar con el paro tan elevado que padecemos y el dineral que nos cuesta. Vean si no el magnífico Informe Cotec 2015 en el que se puede conocer de forma muy didáctica y lúcida cuál es el estado de la I+D en España en la actualidad, una radiografía completa. Me da la impresión que eso de los tramperos era todo cosa de un mcguffin al estilo del maestro Hitchcock.

Recordamos con este tema a Joni Mitchell, una de las feminas protagonistas de todo aquel movimiento contracultural de los años sesenta y setenta del siglo XX. Además estamos impacientes por verla recuperada de su convalecencia hospitalaria y disfrutar de su presencia en el escenario de algún teatro mágico en Los Angeles o en su Canadá natal.

 También puedes seguir a Vicente Vera en www.quemarropa.com

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