Standard & Poor’s eleva un escalón el rating de España por el éxito de las reformas

Fachada de Standard and Poors.
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Europa Press. La agencia de calificación crediticia Standard & Poor’s (S&P) ha mejorado este viernes en un escalón el rating de la deuda soberana de España, hasta ‘BBB+’ con perspectiva ‘estable’, debido al impacto positivo de las reformas en la economía, según informa en un comunicado.

S&P, que confirmó el rating de España en su última revisión realizada el pasado 10 de abril, destaca que la economía del país se ha beneficiado de dos reformas del mercado laboral desde 2010 que han mejorado la competitividad de las exportaciones y del sector servicios, así como de unas mejores condiciones financieras.

«La subida del rating refleja nuestra visión del comportamiento de la economía española durante los últimos cuatro años, que consideramos sólido y equilibrado y que está beneficiando gradualmente a las finanzas públicas», explica la agencia.

La agencia prevé un crecimiento nominal del PIB español de alrededor del 4% en los próximos tres años, lo que debería apoyar la posición fiscal y el balance del Gobierno, asumiendo que continúa la recuperación del mercado laboral y que los riesgos de deflación «se mantienen a raya».

La agencia mejoró en dos décimas su previsión de crecimiento para España en 2015, desde el 3% que esperaba en julio hasta el 3,2%, y en una décima la de 2016, hasta el 2,7%. Para 2017, Standard & Poor’s fijó una previsión del 2,4%.

En este sentido, añade que esta tendencia hacia un crecimiento real y nominal «más alto y consistente» beneficiaría la dinámica de la deuda de España, dado que el Tesoro español refinancia la deuda del gobierno central y regional a un coste medio inferior al 1%. De hecho, prevé que la deuda toque techo en 2015 en el 98,4%, para descender al 98% en 2016.

Asimismo, la agencia ve probable que se desvanezcan algunos de los motores de crecimiento de España, como las rebajas de impuestos, el precio del petróleo o un tipo de cambio más débil, pero añade que otros, como las reformas laborales y otras reformas estructurales y unas condiciones de financiación más favorables, que contribuirán a que la recuperación sea más dinámica que la de sus pares.

En concreto, destaca que un cambio importante es que la economía española «es más abierta ahora que hace siete años» y subraya el fuerte incremente de las exportaciones. Así, prevé que el superávit por cuenta corriente de España mejore hasta un 1,5% del PIB este año, aunque el ritmo actual de crecimiento podría interrumpirse por un enfriamiento de la demanda de la eurozona y los mercados emergentes.

Pese a todo, cree que las previsiones de crecimiento a medio y largo plazo estarán limitadas por la «todavía elevada deuda externa, el alto desempleo, el envejecimiento de la población y la menor inversión en educación, investigación y desarrollo en comparación con sus pares de la zona euro».

Objetivos de déficit. Por otro lado, S&P estima que la mayor parte de la mejora fiscal proyectada para 2016-2018 es probable que provenga de una mayor creación de empleo que eleve el gasto de los consumidores y los ingresos fiscales y reduzca el gasto social, así como de unos menores costes de financiación.

Sin embargo, cree que es necesario un mayor ajuste presupuestario del previsto si España quiere cumplir con los objetivos de déficit. Así, prevé que en 2018 el déficit sea del 2,8% y no del 0,8% que calcula el Gobierno y también estima que se incumplirán las metas de 2016 (4,5% frente a 4,2%) y de 2017 (4,2% frente a 2,8%).

En este sentido, explica que sus previsiones son «relativamente conservadoras» por la falta de información detallada sobre posibles recortes de gasto durante los próximos tres años y por la dificultad para valorar los planes fiscales del gobierno resultante de las próximas elecciones.

Para 2015, proyecta un déficit del 4,5% del PIB, frente al 4,2% previsto por el Gobierno, lo que refleja un desempeño más débil de lo esperado de la Seguridad Social y la incapacidad de los gobiernos regionales para cumplir su ambicioso objetivo del 0,7% del PIB. Sin embargo, el Gobierno central superará su objetivo de déficit del 2,9% gracias a unos sólidos ingresos.

Riesgos políticos. Por otro lado, S&P considera una «incertidumbre significativa» si los gobiernos posteriores podrán mantener o incluso ampliar el sólido historial de reformas que fomenten la competitividad. «No está claro qué implicaría un posible cambio de política en el futuro para la principal debilidad de la economía española, su tasa de desempleo», alerta.

Así, advierte de que la posibilidad de un entorno político fragmentado tras las elecciones generales de diciembre podría llevar a desviaciones en la política fiscal y de reformas estructurales, lo que podría poner en peligro los objetivos de crecimiento y déficit de España en el medio plazo.

Respecto a Cataluña, cree que seguirá formando parte de España y que las tensiones entre el Gobierno central y las autoridades regionales se disiparán de forma gradual.

Pese a ello, advierte de que si Cataluña se independiza, las métricas crediticias de España, incluido su PIB per capita, las cuentas externas y las finanzas públicas, se debilitarían, al igual que su solvencia.

Perspectiva variable. Respecto a la perspectiva ‘estable’, explica que refleja su opinión de que la recuperación económica generalizada y la gradual consolidación presupuestaria que prevé deberían compensar los riesgos vinculados a la elevada deuda neta externa de España y a una potencial debilidad de la demanda externa.

La agencia advierte de que en su análisis asume una continuidad general en la formulación de políticas por parte del próximo gobierno y supone que los acontecimientos políticos en Cataluña no debilitarán la confianza de los inversores.

De esta manera, apunta que podría elevar el rating si España consigue un crecimiento del PIB «sostenido y más alto» del proyectado, sin caer en un déficit por cuenta corriente; si el déficit presupuestario se reduce sustancialmente más de lo que esperado o si los mecanismos de transmisión de la política monetaria se refuerzan en mayor medida.

Por el contrario, rebajaría el rating si el crecimiento económico no alcanza sus previsiones o si la política monetaria no logra evitar que las presiones deflacionarias erosionen el desempeño fiscal y el crecimiento de España. Además, sería negativo para el rating que la deuda neta rebasara el 100% del PIB, independientemente de los motivos, o que la balanza por cuenta corriente se debilita una vez más.

Con esta decisión, S&P sitúa la nota de España una categoría por encima de la que le otorga Moodys (‘Baa2’ con perspectiva ‘positiva’) y la iguala a la de Fitch, que la mantiene en ‘BBB+’ con perspectiva ‘estable’.

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