Redacción. La excavación efectuada recientemente en Cova Eirós (Triacastela, Lugo) contribuirá enormemente al conocimiento de los neandertales que ocuparon Galicia, siendo este un período de la prehistoria gallega poco conocido. Además de saber cómo vivían, los 2.000 nuevos fósiles descubiertos aportarán muy buena información sobre cómo era el paisaje en aquella época y las condiciones climáticas que se daban entonces en el noroeste de la Península ibérica.
La campaña de excavación se enmarca en el convenio firmado entre la Consejería de Cultura, Educación y Ordenación Universitaria de la Xunta de Galicia y la Universidade de Santiago de Compostela (USC). La intervención la dirige Grupo de Estudos para a Prehistoria do Noreste (GEPN) de esta universidad, en colaboración con el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES) de Tarragona.
Cova Eirós es un yacimiento conocido por ser uno de los pocos sitios que contienen restos de ocupaciones de dos especies de homínidos diferentes, en este caso, de neandertales y sapiens. Concretamente, atribuidos a estos últimos, en niveles de una antigüedad de 30.000 años, se obtuvieron en 2008 varias evidencias de arte mueble. En el mismo yacimiento también se ha hallado arte rupestre, pero todavía no se dispone de dataciones precisas.
A diferencia de lo que ocurre en la mayor parte del territorio gallego, donde los suelos son demasiado ácidos, Cova Eirós es una cavidad de piedra caliza que permite la preservación de restos orgánicos. Asimismo, en Galicia, los depósitos de la época de los neandertales son escasos y a su vez en Cova Eirós se han hallado herramientas líticas y fauna asociada, siendo esta última muy importante para la reconstrucción del paisaje con los animales que habitaron el noroeste durante este período, así como las condiciones ambientales en que se desarrollan las ocupaciones.
En la campaña de este año, el trabajo se centró en la investigación de los dos niveles más antiguos, datados entre 84.000 y 120.000 años. Se han recuperado numerosos restos, la mayoría de ellos herramientas de piedra y restos de fauna correspondientes a diversas especies, sobre todo ciervos, rebecos, cabras, rinocerontes y hiena.
Por el tipo de industria encontrada, las ocupaciones neandertales (Nivel 3) pueden relacionarse con estancias cortas y breves, centradas en la caza y el procesado de las presas del entorno, además de otras actividades como la talla de cantos obtenidos en los ríos cercanos, o el trabajo de pieles. Estas ocupaciones pueden relacionarse posiblemente con paradas de estos grupos de cazadores recolectores durante los largos desplazamientos por el territorio.
Cabe destacar el hallazgo de numerosas puntas y lascas de tipo Levallois (piezas muy elaboradas) fabricadas con cuarcita de muy buena calidad que estos grupos llevaban con ellos a Cova Eirós. La ausencia de núcleos o residuos relacionados con estas piezas indica que fueron elaboradas fuera de allí, en lugares donde estaba la materia prima, aún por determinar, y luego llevadas a la cueva para su uso.
La fabricación de estas herramientas, algunas de ellas en cuarzo, muestra la complejidad tecnológica de que disponían los neandertales de Cova Eirós, pues este método implica una capacidad para planificar y sistematizar el proceso de talla con el fin de obtener lascas con buen filo, así como una morfología y tamaños muy estandarizados.
Se ha observado una utilización alternativa de la cueva entre los seres humanos y otros carnívoros, siendo un ejemplo de ello los numerosos restos de oso de las cavernas que se han identificado en Cova Eirós, puesto que la usarían como lugar de hibernación y de cría de sus cachorros.