S. D. El “very happy” de Carolina Marín, nada más concluir el partido ante Saina Nehwal que le coronó como campeona del mundo por segundo vez consecutiva, sobró. Su cara reflejaba esa inmensa alegría tras haber conquistar el mundo otra vez, en unas condiciones mucho más complicadas que la anterior.
Por eso Marín reconoció que esta victoria “me ha hecho más feliz que la del año pasado”, incidiendo en que en Yakarta, durante los días del torneo, se ha sentido “como en mi casa, con los aficionados coreando mi nombre”.
En el análisis que hizo, a bote pronto, de su triunfo, Carolina Marín puso especial énfasis “en el gran trabajo de mi equipo”, de su entrenador Fernando Rivas y de su psicólogo, Pablo del Río, señalando que quería darles las gracias por todo “porque por ellos estoy donde estoy”. La lesión sufrida hace un mes podía ser un lastre en las aspiraciones de Carolina, de ahí la importancia del trabajo conjunto de equipo: “Enfocamos el entrenamiento de otra manera, y el trabajo ha dado resultado”. La lesión le preocupaba “pero lo he superado hablando con mi psicólogo”.
Una de las claves del éxito, y ya lo apuntó antes del Mundial, era “no pensar que venía a defender el título, sino a disfrutar del torneo”. “Sabía que este año era más difícil ganar, y con la lesión pensé que no podría jugar. Pero pude venir y nosotros nos planteamos todo en ir partido a partido”, señaló.
Con el doble Mundial en las manos, en el futuro sólo contempla una cosa “seguir luchando por los títulos hasta el día que me retire”.