Con la luna azul

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Luna Azul. / Foto: NASA
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José Mora Galiana. El 31 de julio de este año 2015, he tenido una experiencia, con la luna azul, no sé si neuronal o de conciencia, que me alienta a la creatividad y a la esperanza en un mundo global estructuralmente más justo, más humano, más propicio para la convivencia en paz en esta Casa Común que todos debemos cuidar en beneficio de nuestros hijos y nietos del Este y del Oeste, del Norte y del Sur.

Luna Azul. / Foto: NASA
Luna azul. / Foto: NASA

La última «Luna azul» ocurrió el 31 de agosto de 2012 y no volverá a haber otra hasta el 31 de enero de 2018.

Sin embargo, aunque la del viernes pasado, día 31 de julio, del presente 2015, no fue una verdadera Luna Azul, sí existen las Lunas de este color. Al parecer, en 1883, después del terremoto del volcán Krakatoa en Indonesia, la gente dijo que casi cada noche se podían ver Lunas azules. Con la fuerza de la erupción, similar a una bomba nuclear de 100 megatones, se elevaron hacia lo más alto de la atmósfera terrestre nubes de ceniza cuyas partículas hicieron que la Luna se viera azul.

Lo de la bomba nuclear, no obstante, trae malos recuerdos, cuando conmemoramos sobrecogidos el 70 aniversario de la bomba atómica de Hiroshima. Frente a esas realidades del pasado presente, y frente a otras no menos sangrantes, denunciadas en la actualidad como terrorismo o como insolidaridad respecto a desplazados y movimientos de personas migrantes, cabe sin embargo la esperanza de que otro mundo es posible si se cumplen una serie de condicionantes, reiteradamente defendidos por personas como Federico Mayor Zaragoza, que postulan la refundación de la ONU.

Contemplando, desde un pequeño pueblo de sierra, la “Luna Azul”, Luna llena no azul, muy blanca por no haber sufrido violencias naturales ni humanas, me decidí a escribir unos versos y transmitirlos así, a lo poético:

Tras el laurel te ocultas
Y me guiñas el ojo,
En una noche
De encantos.
Entre el campanario y la esquina
De enfrente,
Te sorprendo en la calle
Iluminada y empedrada.
Me miras y te quedas
Conmigo allá en lo alto,
Inundada por el mar azul
Oscuro hasta el alborear de la madrugada.

¡Menuda tarea la nuestra, la de la Comunidad Humana! … Otro mundo es posible si tomamos conciencia de las grandes potencialidades, capacidades y posibilidades que tenemos para transformar la realidad en sentido no destructivo sino constructivo, equitativo, solidario, humanitario. Quizás el discurso de Obama en la Unión Africana podría ser el punto de partida de una nueva visión del Mundo. Empeñemos nuestra inteligencia en la Diplomacia Cultural, la Justicia, la Libertad, la Paz, y la igualdad de todos ante el Derecho.

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