Europa Press. El Centro de Recuperación del Lagarto Gigante de la Gomera espera que se empiece a producir la eclosión de los 88 huevos obtenidos en este año en la primera quincena de agosto, lo que supone que la especie deje de estar considerada en peligro de extinción.
De este lagarto sólo se tenía constancia por los fósiles encontrados a través de los cuales se pudo conocer que existieron ejemplares de más de un metro de longitud y que vivían repartidos por toda la geografía insular, exceptuando las zonas más frías y de mayor umbría debido a las brumas producidas por los vientos alisios.
A partir de 2008 se comenzaron a realizar cambios en los protocolos de alimentación y emparejamiento del lagarto, lo que ha supuesto una «clara mejora» en el número de nacimientos, obteniéndose 37 nuevos ejemplares en el año 2010, 112 en el año 2011, 52 en el año 2012, 77 en el año 2013 y 81 en el año 2014, según ha informado el Cabildo en una nota.
Durante este año aún están pendientes de puesta un total de tres ejemplares que podrían sumar otros 15-20 huevos más. El Plan de Recuperación, impulsado desde el Cabildo de la Gomera, contempla la puesta en marcha de medidas encaminadas a proteger a la población natural y su hábitat, la búsqueda de nuevas poblaciones naturales y la creación de otras poblaciones nuevas en diferentes puntos de la isla con los ejemplares obtenidos en cautividad.
Cambios en la alimentación. Los cambios en los protocolos de alimentación y reproducción han optimizado la tasa de nacimientos, lo que ha propiciado la necesidad de proceder a la liberación de ejemplares en el medio natural, tarea que se llevó a cabo en mayo del año 2014 con la liberación de 136 ejemplares que fueron objeto de una preparación previa a su suelta durante un periodo de 6 meses y que actualmente son objeto de seguimiento con la finalidad de comprobar la aptitud de la zona para proceder a nuevas liberaciones en la misma, o la búsqueda de nuevas zonas de suelta.
Tras varios estudios se ha determinado que el lagarto se encuentra en declive genético desde hace unos 10.000-15.000 años, lo que no es obstáculo para que por parte de las instituciones encargadas de la conservación de la biodiversidad se realicen los esfuerzos necesarios encaminados a conseguir evitar su extinción.