Europa Press. El verano astronómico llega este domingo 21 de junio, a las 18.38 horas (hora peninsular), según datos del Instituto Geográfico Nacional (IGN). La estación durará 93 días y 15 horas, hasta la llegada del otoño el 23 de septiembre.
El inicio de las estaciones viene dado, por convenio, por aquellos instantes en que la Tierra se encuentra en unas determinadas posiciones en su órbita alrededor del Sol. En el caso del verano, esta posición se da en el punto de la eclíptica en el que el Sol alcanza su posición más boreal.
El día en que esto sucede, el Sol alcanza su máxima declinación Norte (+23º 27′) y durante varios días su altura máxima al mediodía no cambia; a esta circunstancia se la llama también solsticio de verano. En este instante en el hemisferio sur se inicia el invierno.
El día del solsticio de verano corresponde al de mayor duración del año. Alrededor de esta fecha se encuentran el día en que el Sol sale más pronto y aquél en que se pone más tarde. Un hecho circunstancial no relacionado con las estaciones se da también en esta época: el día del afelio, es decir, el día en que el Sol y la Tierra están más alejados entre sí a lo largo del año.
Es este mayor alejamiento al Sol la causa de que la Tierra se mueva más lentamente a lo largo de su órbita elíptica durante el verano (según la conocida como segunda ley de Kepler) y por lo tanto la duración de esta estación sea mayor que otras.
Eclipses y fenómenos relacionados. A lo largo de este verano habrá poca actividad en el cielo, en cuanto a eclipses y fenómenos se refiere. De hecho, sólo se registrará un eclipse parcial de Sol que, además, no será visible en España. Sucederá el día 13 de septiembre y ‘afectará’ a la Antártida y África meridional.
Además, en la primera parte del verano serán visibles al atardecer Venus (muy brillante), Júpiter y Saturno, en la segunda parte sólo será visible Saturno. En el cielo matutino será visible Marte desde primeros de agosto, Venus desde mediados del mismo mes y Júpiter desde primeros de septiembre.
Y, aunque no se disponga de ningún telescopio, se pueden observar las lluvias de meteoros que se producen ocasionalmente. Las dos más intensas durante el verano son las delta Acuáridas, cuyo máximo ritmo se da alrededor del 30 de julio, y la más famosa del verano, la de Las Perséidas, cuyo máximo se da alrededor del 12 de agosto.
En cuanto a las lunas, la primera luna llena del verano se dará el 2 de julio, dándose las siguientes 29 o 30 días después. Así, en este verano se darán otras dos lunas llenas: 31 de julio y 29 de agosto.
Constelaciones. En relación a las agrupaciones ficticias de estrellas, conocidas como constelaciones, alrededor de la estrella Polar se verán a lo largo de la noche Casiopea, Cefeo, el Cisne, el Dragón y las dos Osas. De Este a Sur a Oeste se verán Pegaso, el Aguila, la Coronal Boreal y la Cabellera de Berenice.
Cerca del horizonte se verán a lo largo de la noche algunas de las constelaciones zodiacales, de la Virgen a Acuario, esta última ya cerca del amanecer. Entre las estrellas más brillantes visibles en esta época destacan las que constituyen el «triángulo del verano»: Altair (en el Aguila), Deneb (en el Cisne) y Vega (en la Lira).
Con grandes prismáticos o un pequeño telescopio, dotados de un filtro lunar adecuado, se puede observar el relieve de la Luna. Para tener una buena visión de él conviene ir observándolo noche tras noche mientras va creciendo la iluminación de la Luna, pues así se ven aparecer nuevos accidentes orográficos. Cuando la noche es más oscura por haber luna nueva, se puede intentar ver nebulosas de emisión, como la Laguna, Omega o la Trífida, y nebulosas planetarias como el Anillo en la constelación de Lira o las Pesas en la Raposa.