Una investigación detecta un posible biomarcador en el trastorno del espectro autista

Grupo de investigación de la Universidad de La Laguna.
Grupo de investigación de la Universidad de La Laguna.
Grupo de investigación de la Universidad de La Laguna.

Redacción. El grupo de investigación de Neuroquímica y Neuroimagen de la Universidad de La Laguna, dirigido por José Luis González-Mora, ha presentado recientemente a la Fundación Autismo Diario los avances de su investigación en el trastorno del espectro del autismo (TEA). Entre ellos, una relacionado con el uso de espectroscopía por resonancia magnética que, en palabras de la investigadora Carmen Jiménez de Espinoza, podría haber ayudado a detectar “un posible biomarcador” para este trastorno.

El grupo ha realizado un estudio sobre población canaria para comprobar el uso de la espectroscopia por resonancia magnética, que es una técnica no invasiva que permite medir los niveles de los principales metabolitos en las diferentes áreas del cerebro, como herramienta diagnóstica del TEA. Se buscaba, concretamente, profundizar en los mecanismos que subyacen en el desarrollo neurobioquímico del cerebro y en las causas intrínsecas de ese trastorno, así como detectar posibles dianas terapéuticas.

Los estudios preliminares fueron presentados en el Congreso Internacional IMFAR para la Investigación del Autismo celebrado en Atlanta (EEUU) en 2014 y han mostrado resultados relevantes, sin bien los investigadores creen “prudente realizar su validación a través de estudios metodológicamente adecuados”.

Validación de test. Otro apartado dentro de su línea de investigación de TEA, que fue presentada a la Fundación, consiste en validar la versión para adultos del Test de Barón Cohen “Autism-Spectrum Quotient (AQ)” como un instrumento para medir el grado de manifestación de los rasgos propios del espectro autista en nuestra población en general, incluyendo también los afectados por el TEA.

Su utilidad práctica radica en que puede permitir la diferenciación de individuos con TEA de aquellos otros considerados de Desarrollo Típico (TD), con el consecuente uso dentro de las consultas de psiquiatría que ayudaría, y mucho, a la hora de realizar un diagnóstico en una persona adulta, evitando así la confusión diagnóstica.

Investigaciones previas sobre el test han confirmado su validez en diversos ámbitos geográficos y su capacidad de cribado sobre la población. “Nuestra pretensión es otorgarle validez en nuestro entorno para que pueda ser de utilidad tanto en la práctica clínica como para los investigadores que abordan este tipo de trastornos en nuestra comunidad. Los resultados preliminares de este estudio de validación serán presentados en el congreso IMFAR 2015”, informa la investigadora Carmen Jiménez de Espinoza.

Otros proyectos. Un nuevo apartado en la línea de investigación del grupo se refiere a la necesidad de una intervención temprana en niños menores de dos años, la cual puede mejorar los resultados a largo plazo para las personas con TEA. Ello ha llevado a una creciente investigación del desarrollo infantil y su detección durante la lactancia y la primera infancia.

Para lograr el objetivo de este estudio se está comprobando la efectividad de la técnica de eye-traking (seguimiento ocular) como una herramienta prometedora para el diagnóstico en menores de dos años, y, lo que es más importante, desarrollar esta herramienta a un coste asequible para los centros de salud, gabinetes psicopedagógicos y otros colectivos involucrados.

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