Vicente Vera Esteve. Es muy bochornoso ver cada día que pasa cómo aparecen nuevos casos de corrupción entre las filas de nuestra clase política en connivencia con determinados financieros de medio pelo. Y casi nunca pasa nada. Lo que no quisiera es experimentar el desprecio o la soberbia de las instituciones europeas o, más bien, la cansina troika hacia los representantes del actual gobierno heleno: Alexis Tsipras, Yanis Varoufakis, y todos los funcionarios griegos que acompañan a los líderes. Se ha visto en los reportajes televisivos cómo socavan la moral de los de Syriza. Comprendo también la peculiar idiosincrasia del pueblo heleno, su actitud ante los impuestos y tasas que casi nadie paga. La cuantiosa evasión fiscal que impide la construcción de un Estado más fuerte y menos corrupto. Es tiempo de regeneración democrática y económica, no se puede vivir todo el rato recordando la invasión de Grecia por el ejército nazi. Ahora toca otra cosa, cumplir con los acuerdos firmados por los gobiernos anteriores, tratar de negociar con los socios del Eurogrupo para evitar el pánico financiero en la cuna de la democracia europea. Ahora toca reconstruir un país maltrecho y expoliado por el capital financiero. Todos recordamos las fechorías bancarias cometidas por los americanos de Goldman Sachs y otros colegas colaboradores con el chantaje y la especulación impune.
Decía al principio que no me gustaría ver cómo aprietan las clavijas a un gobierno democrático por las fuerzas dominantes en Europa. España está inmersa en un potente proceso electoral durante el año 2015: citas electorales en los municipios, comunidades autónomas y gobierno central.
Lo más importante es hacer las cosas racionalmente bien, castigar todas las conductas corruptas sin contemplaciones y sin que nos tiemble el pulso. Estas actuaciones contribuirán a una mayor y más rápida regeneración democrática. Es el pueblo, sí el pueblo, el que tiene la última palabra sobre el futuro de este país. El objetivo es conseguir a corto y medio plazo que las conversaciones en las barras de los bares y en las tertulias en los hogares españoles no se conviertan en una mofa hacia el modelo parlamentario nacido y curtido en un proceso largo desde los años de la Transición y la primera Constitución de 1978. Si no conseguimos recuperar un nuevo talante ante las urnas, ante los políticos, estamos corriendo un grave riesgo de incertidumbre e inseguridad nacional. La formula imprescindible para caer por el precipicio de la ruina económica y el derrumbe de todo lo conseguido hasta ahora.
En absoluto quiero mostrarme agorero y extremista, solamente demostrar que nada está garantizado por pertenecer a la Unión Europea. Al contrario, estamos viendo cómo lo están pasando en Grecia, después de estos dos meses de negociaciones no se dan las condiciones objetivas que permitan imaginar o asegurar unas expectativas razonables de estabilidad. La prima de riesgo está por encima de los 1000 puntos básicos y con los buitres financieros acechando por doquier. De modo que es muy fácil darle la vuelta a la tortilla, presentación de candidaturas limpias de imputaciones, depuración de responsabilidades a todos los que hayan metido la mano en la caja. Se acabó esta política sucia y gamberra, el pueblo español no se merece un trato tan menospreciable como el que estamos sufriendo desde hace ya años.
Por otro lado, y llegados a este punto, observamos que ahora sí existe dinero y margen de maniobra para bajar impuestos y ceder en la presión de la austeridad para los ciudadanos. Es evidente que todo se debe al ciclo político en el que nos encontramos, pero es obvio que existen otras políticas para sanear y estabilizar la economía: persecución de la economía sumergida, acabar con la evasión fiscal de los más ricos, devolución y reposición de todos los fondos recaudados por los políticos corruptos, activar estrategias para diseñar políticas activas de empleo, reformar y diseccionar de una vez la Seguridad Social, el objetivo ha de ser reducir los costes de contratación por los empresarios de nuevos trabajadores, etc.
Y así una reforma detrás de otra, que el pueblo que vota contemple cuánto trabajan los políticos para proporcionar más bienestar y felicidad a todos sus ciudadanos sin importar la ideología. Tenemos el espejo de nuestros socios: Holanda, Austria, Dinamarca. Ahí es donde tenemos que copiar modelos y actitudes. Sobre todo hay que copiar modelos que engrandezcan la educación y la cultura de España, a pesar del IVA. Si de verdad lo reducen, mejor todavía. Miel sobre hojuelas. Ésta ha de ser la I+D que necesita con urgencia, no solamente la industria, sino la democracia y la política española. Pónganse las batas y al laboratorio. No hay vuelta atrás.