José Mora Galiana. El desbordamiento del Ebro nos alecciona sobre los riesgos de ciertas crecidas y oleajes en un año electoral especialmente movido en “Hispania”. Las aguas calmas del adormecido bipartidismo se han visto violentadas y zamarreadas fruto de las nevadas y de los vientos de la sociedad amordazada que ahora se manifiesta incluso para gritar, en las calles y plazas, ¡3+2 NO! ¡Basta ya! Sería, pues, razonable encauzar las aguas, entender aquello de vox populi vox Dei, y volver al renacimiento de una Cultura Política Transformadora, teniendo en cuenta que la información y las telecomunicaciones llegan a todos los rincones. ¡Positivo!
Estamos ahora como si el Sur nos cogiera por sorpresa, en su “Ascenso”, a pesar de haber sido advertidos por el Informe sobre Desarrollo Humano 2013 que, en cinco capítulos y los correspondientes anexos estadísticos, nos plantea las exigencias de un nuevo marco de gobernanza mundial y regional que responda al supuesto potencial y desarrollo del Sur… y a las voces y actores de movimientos mundiales que demandan su representatividad como sociedad civil, nuevas instituciones y mecanismos de diálogo y participación activa.
El “Sur” nos está cogiendo por sorpresa. No basta con que el desarrollo sea cuantitativo y productivo; el desarrollo tiene que ser integral y sostenible. El desarrollo tiene que ser más y más humano.
¿Qué va a pasar en Andalucía con un índice de paro tan grave, de más del 30%? ¿Cómo resolver el paro en España, del 24% de la población activa, cuando Polonia está en un 8%? ¿Acaso nos podemos extrañar de la dicotomía de la calle y las movidas sociales respecto de la partito-cracia establecida? El “Sur” obliga a un nuevo compromiso con el Desarrollo, que pasa por el renacer de la cultura política en el espacio público y en el espacio social y democrático de Derecho.
Para la Agenda post-2015 de los Objetivos del Milenio, y en los retos de la Justicia y la Libertad respecto al desarrollo humano, se plantean ya algunas recomendaciones que obligarán a un cambio paradigmático de la economía para ponerla al servicio del Bien Común y del Interés General, teniendo en cuenta:
1) Erradicación de la pobreza, redistribución de la riqueza, y acceso a los recursos naturales, la salud, la educación, y a mejores condiciones de vida, removiendo obstáculos que impidan la igual dignidad de todos los seres humanos, mujeres y hombres.
2) Transitar efectiva e institucionalmente hacia una relación ecológica con la Naturaleza y hacia una economía internacional justa, social y solidaria en la producción de bienes y servicios –incluidos los financieros-, así como hacia un comercio justo.
3) Enfocar el desarrollo en la línea de los derechos humanos y los derechos emergentes (mayor igualdad, participación democrática activa y respeto a la Naturaleza) para guiar las opciones políticas hacia el Bien Común de la Humanidad.
Sin Justicia Social, y sin Justicia Universal, no es posible un desarrollo humano en plenitud. Sin Ética, el cogito cartesiano se queda cojo. “Porque somos, pensamos y actuamos” será el emblemático renacer de la Cultura Política.
1 comentario en «El renacer de la cultura política»
El Sur sigue cogiéndonos por sorpresa, a pesar de considerarse «periferia». Hoy, en Andalucía, comienza el reto de una Nueva Cultura Política. Estaremos, pues, atentos a cómo se va desarrollando, a partir del discurso de d investidura… ¡Salud!