Vicente Vera Esteve. En España nos vamos adentrando cada semana que pasa en un discurso electoral. Todas las formaciones políticas autonómicas y nacionales han dado ya el pistoletazo de salida. Este periodo de precampaña está siendo ciertamente inusual. Muy diferente a las elecciones celebradas en 2011 en las que resultó ganador con una aplastante mayoría el Partido Popular, y a su vez contemplamos con desolación la derrota del PSOE de Zapatero y Rubalcaba. Estaba cantada en aquel trance electoral, la victoria descontada por todos los analistas de centro- derecha. Ahora viene la contrapartida, el desgaste de la crisis económica y las políticas de austericidio implementadas han conseguido que, en principio, se intuya un declive en la intención de voto hacia el partido actualmente en el gobierno.
La aparición de nuevas fuerzas políticas con un marcado carácter de izquierda, a pesar de sus diferencias ideológicas y de actitud ética y democrática, hacen que sea incierta la tendencia y la decantación del voto de las mayorías concienciadas políticamente y que, a día de hoy, no se conoce su opinión real ante este nuevo arco político que lleva camino de consolidarse. Además, no todas las formaciones presentarán candidaturas en las municipales y autonómicas. Lo que sí se pretende es sacar al PP de la Comunidad de Madrid, ahí se están concentrando todas las energías para desbancar al temido PP en Madrid. Hasta el PSOE ha estrenado un nuevo candidato, el flamante economista y profesor de macroeconomía Antonio Miguel Carmona; todos quieren la plaza del foro, la villa de Madrid. De Madrid al cielo, ganar Madrid dice mucho de las energías disponibles en el partido victorioso.
A mí lo que me preocupa son los análisis económicos electorales, los programas económicos de los partidos que se encuentran el liza por conseguir un buena tajada en el Congreso y en el Senado. Todas las escuderías políticas presentan en loor de multitudes a sus brillantes y relucientes economistas en sociedad, los ultimas han sido los de Ciudadanos, ahí veíamos a Luis Garícano de la London School of Economics en Londres y Manuel Conthe, otro peso pesado en las filas de Albert Rivera, eminente economista y jurista de prestigio, ex presidente de la CNMV y columnista en Expansión.
Decía que después de tantos años experimentando el ejercicio democrático del voto cada cuatro años y viendo los resultados, comprendo las dudas e incertidumbres de la gente. La rebelión política y el hartazgo de una clase política que lo único conseguido es frenar y retroceder el proceso natural de la democracia, la confianza en sus líderes para la transformación de la sociedad.
Ahora, después de 35 años, es muy difícil renovar ese compromiso de voto hacia los partidos que nos han traído esta situación de bipartidismo ramplón y corrupto. Es muy complejo pretender persuadirnos con la idea de que ahora va a ser diferente. Con el agravante de que ya no somos del todo soberanos, nuestra vinculación con la Troika es permanente y casi vitalicia. Hemos visto cómo recientemente Rajoy y Guindos se hacían fuertes ante las negociaciones de Grecia en Bruselas. Los ministros del Eurogrupo se envalentonaban ante las predicas de Alexis Tsipras y Yanis Varoufakis. Me pareció muy sobreactuado todo, puro teatro, quizá quisieron homenajear a los clásicos helenos.
Entiendo también el encontronazo del lobby griego en Bruselas y Berlín, tratando de persuadir a Merkel, al temido Schauble y compañía para sacar adelante una quita a su enorme deuda. Se encontraron con el Dr. NO de la diplomacia germana. Han tenido que plegarse a las condiciones firmadas por los anteriores responsables de la política helena, los Papandreu y Samarás de turno. Entiendo también que la negociación será larga y dura, pero valdrá la pena si se consigue cierto optimismo para acabar con la miseria y la mentira en Atenas. El pueblo heleno no es responsable, la política no es sólo votar cada cuatro o cinco años. Es misión de los líderes educar, ayudar a los ciudadanos más humildes para acabar con la desesperación social y económica. En definitiva, diseñar un proceso de regeneración económica y cultural. No puede ser que en la cuna de la democracia, se produzcan hechos y situaciones tan alejadas de la filosofía democrática clásica. Por eso, es importante apoyar a Syriza. Visto lo visto, puede ser el último cartucho. Este gobierno de Tsipras tiene energía, ilusión y muchas ganas de transformar de una vez a Grecia.
Sabemos que ante un ciclo político electoral, los partidos ofrecen unas alternativas edulcoradas e idílicas de la sociedad. En estos duros momentos nada es creíble. Aún así el partido en el gobierno viene recurriendo a estrategias de la zanahoria. Dinero público para ayudar a los más débiles y posibles votantes desencantados, pero son carne de mayoría que necesitan para renovar el poder otorgado en 2011. El votante se puede preguntar, ¿qué pasará después de las elecciones? España todavía tiene sus problemas de deuda, las condiciones del euro como moneda fuerte y competitiva están por ver definitivamente. El próximo mes de marzo comienza el periodo de compra de deuda por un importe de 60.000 millones de euros mensuales hasta septiembre de 2016. Hay cierta expectación por ver cómo despegan los helicópteros friedmanitas con liquidez para la Europa de Sur. ¿Cómo reaccionará el euro?, ¿y la Reserva Federal en USA?, ¿nos debe de preocupar el movimiento del yen y del yuan chino? En un plazo muy corto sabremos la realidad de todas estas incógnitas. Nosotros a lo nuestro: Y tu más.