Con él (Varoufakis) llegó el escándalo

El ministro de Economía de Grecia, Varoufakis. / Foto: Youtube.
El ministro de Economía de Grecia, Varoufakis. / Foto: Youtube.
El ministro de Economía de Grecia, Varoufakis. / Foto: Youtube.

Vicente Vera Esteve. Una vez pasado el efecto Syriza, subrayamos la idea respecto a la realidad política y económica de un país. Hace un par de semanas, Europa y el mundo entero estaba expectante ante la posibilidad de ganar el pulso a la Troika. Los votantes y ciudadanos griegos se ufanaban pensando en la extinción inmediata de la austeridad.

La gira al más viejo estilo de estrella de rock, del nuevo y flamante ministro de Finanzas Yanis Varoufakis (ahora ya motejado como Varufucker) y su jefe de gabinete, Alexis Tsipras, no ha resultado todo lo exitosa que se pretendía. Como especialista en Teoría de Juegos, Varoufakis se obstinaba en convencer y persuadir a la comisión y al BCE con estrategias arteras para recabar la firma de unos acuerdos favorables al Estado heleno. Pero nada más lejos de la realidad. Mario Draghi y compañía no han dejado ni un ápice de margen para avanzar en un programa de quitas o reestructuración de la deuda griega. Merkel y su equipo de colegas han decidido ayudar a Grecia pero siempre que los helenos se plieguen a una serie de reformas y reducción de gastos, permitiendo que en un año se consiga un incremento en el superávit fiscal.

Es fundamental que se produzca un mínimo de crecimiento económico, es necesario que el pueblo ahora sometido y castigado por los recortes entienda que la situación exige sacrificios adicionales acompasados con alguna alegría en bienestar económico: aumento del salario mínimo, ayudas en la factura eléctrica y, sobre todo, una campaña para aumentar la recaudación fiscal. Hay que presionar más en la búsqueda de ingresos fiscales, persecución de la economía sumergida, etc. Varoufakis tendrá que apechugar con otro modelo más racional y más ortodoxo con las prácticas de la Comisión Europea, el BCE y el FMI. No puede cundir el ejemplo con el planteamiento forzoso de una quita. Hay suficiente ingeniería financiera en el sistema que puede ayudar a llevar con mayor y mejor dignidad el peso de la deuda. Y en esas estamos. Todo el mundo aprueba que no se pueda pensar solamente en minoración de la deuda, se exige un mix de austeridad y crecimiento. De momento y ante un previsible aumento del riesgo crediticio de la banca helena, las agencias han reducido la capacidad de endeudamiento bancario. Se les ha degradado una vez más, con lo cual están ahora más aislados y dependientes de la banca internacional y, sobre todo, de la ayuda de sus socios en la Eurozona. En definitiva del BCE.

En cualquier caso, y por el bien de los demás socios de la Eurozona, es importante que se recupere la confianza en Grecia. Asegurar que se pagará toda la deuda a los países vecinos y que no se planteará la salida del euro a medio plazo. Estoy convencido de que se podrán encontrar soluciones para la estabilidad financiera de la democracia griega. Y esto es condición sine qua non para controlar la vorágine de los partidos neo nazis y neo fascistas.El peor escenario que nos podemos encontrar es un trasvase de votos desde los partidos de centro derecha y centro izquierda, hacia los nacionalismos de extrema derecha o de la vieja guardia comunista. Esta deriva no conduce más que a la barbarie y al caos económico y monetario. Es de libro y de manual de política económica no asustar al capital. Se le puede regular o vigilar, pero se le puede amedrantar. Toda economía necesita hoy, en plena globalización, de la afluencia del capital multinacional para crecer. Y no solamente pensando en inversiones especulativas y financieras vía bancos de inversión. Me refiero igualmente a la inversión en empresas medianas y grandes, de bienes manufacturados donde se pueden crear puestos de trabajos directos e indirectos. Esto es lo importante. Si los grandes inversores observan que puede peligrar la estabilidad política y social de un país, rápidamente deshacen sus inversiones y se trasladan a otros mercados más estables. Debemos de tener la lección aprendida, hoy todo el mundo sabe hacer de todo, mejor o peor, pero saben hacerlo y además se puede formar a los trabajadores menos habilidosos.

Ahora lo que toca es conseguir consolidar esta coyuntura económica de saneamiento económico, mantener a raya la prima de riesgo. Continuar creando puestos de trabajo, que vaya fluyendo el crédito y fortalecer el presupuesto de España para los próximos ejercicios. Esto evitará caer en el desasosiego y destinar más fondos para la inversión en I+D+i, lo que todos deseamos, construir un nuevo modelo productivo. Más I+D+i. Olvidarnos de la dependencia del ladrillo y de la economía sumergida. Esta debería ser una directriz básica y fundamental para un nuevo horizonte económico saneado y con expectativas de crecimiento. Esto nos facilitará la tarea para pagar nuestra deuda, que también es importante, y demostrar a nuestros socios de la Eurozona que España está saliendo de la crisis de una manera equitativa y más justa.

De otro modo, nos pasará como les ocurre a otros países que equivocadamente eligieron un modelo de crecimiento y desarrollo muy poco eficaz y desigual. Las promesas electorales son una cosa bien distinta a lo que luego, una vez en el poder, puede suceder. Ahora, no es como antes de pertenecer a la Eurozona, ahora formamos parte de un club muy elitista, tenemos que estar a la altura. Lo otro ya lo sabemos, inflación desbocada, agotamiento de bienes en el mercado, sin reservas exteriores y con la moneda en alta tensión. Algunos han conseguido no tener ni para papel higiénico.

  También puedes seguir a Vicente Vera en www.quemarropa.net

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