Redacción. Desde el pasado 2 de febrero hasta el próximo 17 de mayo, el Museo Picasso Málaga (MPM) muestra Movimientos y secuencias. Se trata de una exposición de gabinete en torno a un conjunto de treinta dibujos y grabados realizados por Pablo Picasso entre los años 1906 y 1925, pertenecientes a la Colección de la pinacoteca.
La selección artística del pintor malagueño cuelga para la ocasión junto a obras de artistas coetáneos como María Blanchard, Georges Braque, Federico García Lorca, André Derain, Joan Miró, Joaquín Peinado, José Moreno Villa y Jacques Villon, entre otros, así como obra del fotógrafo Paul Strand y del pintor y cineasta Hans Richter.
Las obras de arte se yuxtaponen con testimonios culturales de su tiempo, como películas, objetos científicos, máquinas de ver, información escrita y documentación variada, revelándose como parte del momento cultural en el que fueron concebidas y realizadas.
A principios del siglo XX Picasso ya vivía en París, que se había constituido en centro internacional del arte en un momento en el que comenzaban a democratizarse las nuevas máquinas inventadas en el siglo anterior, como el automóvil, la cámara de fotografía o el avión, lo que afectó a los modos de vida en las metrópolis modernas. El cine logró grabar y reproducir por primera vez imágenes en movimiento. La velocidad en el desplazamiento de personas, mercancías e imágenes influyó en la vida y en la visión del mundo. El movimiento se convirtió en protagonista de la historia y los episodios de la cultura se produjeron en secuencias tan intensas como breves. Las vanguardias aparecieron con la misma velocidad con la que pronto se desvanecerían.
Atento al espíritu revolucionario de aquella época de cambios, Pablo Picasso aplicó en su pintura insólitos efectos formales. La obra cubista desafiaba las convenciones pictóricas del espacio, de la belleza y del tiempo proponiendo nuevas posibilidades de representación.
Movimientos y secuencias reúne un conjunto de dibujos y grabados realizados por Pablo Picasso entre los años 1906 y 1925. Se trata de 30 obras de la colección del MPM, además de una escultura de la Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso para el Arte (FABA) en préstamo de larga duración, y un óleo del Museu Picasso de Barcelona. Esta selección dialoga con trabajos de otros autores coetáneos en el tiempo, como María Blanchard, Georges Braque, André Derain, Federico García Lorca, Ismael González de la Serna, Joan Miró, Joaquín Peinado, José Moreno Villa y Jacques Villon entre otros, así como con obras del fotógrafo Paul Strand y del pintor y cineasta Hans Richter.
Además, la documentación bibliográfica de escritores como Guillaume Apollinaire o Ramón Gómez de la Serna atestigua la importancia que tuvo la palabra escrita en la constitución del gusto artístico del momento. La yuxtaposición con películas, objetos científicos, máquinas de ver, información escrita y documentación variada evoca el afán investigador y el espíritu experimentador de entonces, en un montaje expositivo que acerca al visitante arte y antropología de la misma mano.
La exposición se divide en cinco ambientes complementarios con la intención de relacionar esta selección de obras de Picasso, actualmente en la Colección de la pinacoteca, con asuntos debatidos en las primeras décadas del siglo XX: el profundo cambio en la percepción de la naturaleza que provocaron los avances científicos como el cine, la automoción, la aviación; la influencia de Picasso en el grupo de artistas españoles que conformaron la llamada Escuela de París y en la llegada del cubismo a España; la diversificación de la mirada de los pintores modernos de la figura femenina afectada por la popularización de la fotografía; la dialéctica entre arte abstracto y arte figurativo; y las renovadas vinculaciones que los artistas de su generación ofrecieron entre cultura ilustrada y cultura popular.
Comisariada por José Lebrero, director artístico del Museo Picasso Málaga, esta muestra desarrolla un modelo de exhibición abierto, que apuesta por una manera de mirar cercana a la antropología, aventurando al visitante en un mapa cognitivo de conceptos, ideas y pequeñas cápsulas de información que sirven para comprender el escenario en el que estas obras de arte fueron creadas.