Ana Amador. Con la llegada del invierno, el frío logra con su magia pintar el paisaje de un blanco intenso y puro. Es entonces el momento perfecto para realizar una escapada a la nieve y disfrutar de un sinfín de actividades de ocio, gastronomía y relax. Deslizarse por las pistas de esquí o dar grandes saltos con una tabla de snowboard son dos grandes clásicos. Sin embargo, te invitamos a conocer actividades alternativas con las que lograrás vivir una experiencia inolvidable.
Tocar las estrellas. En el corazón de la sierra de Teruel, situada a más de 2.000 metros de altitud se encuentra la estación de Javalambre. Este enclave de ocio destaca por sus modernas instalaciones y la completa agenda de eventos que organizados cada fin de semana de la temporada alta.
Esta zona montañosa también brilla por la calidad de su cielo y brinda la oportunidad de disfrutar de ‘Tocando las estrellas’. Al anochecer, mediante raquetas de nieve, se puede acceder al principio de la pista del Ventisquero y conocer los misterios del compás gracias a la compañía de un guía experto en astronomía que utiliza para realizar la observación un puntero láser especial.
Practicar mushing. Un trineo, perros de tiro y un deportista son los elementos esenciales para disfrutar de una disciplina que combina a la perfección animales, naturaleza y deporte a partes iguales. Este práctica, que surgió en los países nórdicos debido a la necesidad de desplazarse y abastecerse, tuvo una gran relevancia durante la Fiebre del Oro en Alaska y Canadá. Sin embargo, actualmente es un deporte muy extendido en países que no cuentan con tanta tradición.
En nuestro país el mushing se introdujo durante los años ochenta y noventa. Además, durante 22 ediciones se celebró la prueba Pirena, una competición anual de 15 días de duración que cruzaba los Pirineos de oeste a este, pasando por Aragón, Cataluña, Andorra y Francia.
Correr en un circuito de karts. La estación de Formigal (Huesca) ha encontrado la fórmula perfecta para los amantes del motor y la nieve, el Ice Karting. Esta actividad, que se realiza en la zona de ocio que se ha convertido en uno de los atractivos que se ofrecen para todos los públicos.
Esta actividad consiste en un circuito de karts en la nieve. Así que, quienes se atrevan a disfrutarlo podrán conducir un kart sobre una pista helada de unos siete metros de ancho. Se pueden realizar en tandas de diez minutos o carreras, con grupos de ocho participantes. Las carreras también incluyen una breve explicación técnica, entrenamientos libres, entrenamientos cronometrados para conformar la parrilla, 15 vueltas en carrera, pódium y trofeos para los que logren las tres primera posiciones.
Un baño caliente junto a la nieve. Tras una jornada de esquí en el Valle de Arán (Lleida) no hay nada como sumergirse en las aguas sulfurosas de manantiales a más de 30º, como antaño hicieron antaño los romanos. Esta región cuenta con Els Banhs de Tredòs en la Ribera de Aiguamog, en la periferia del Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici.
Este centro se encuentra a 1.740 m de altura y rodeados de bosques, así que es el balneario más alto de Europa. Muchas veces durante el invierno solamente se puede acceder con motos de nieve, lo que convierte el trayecto en toda una aventura. Este tipo de baño están especialmente indicados para combatir el reuma, artritis, artrosis, afecciones de la piel, sistema circulatorio y las vías respiratorias. Aunque también es perfecto para descansar, relajarse y lograr alcanzar el necesario equilibrio entre cuerpo y mente.
Viajar en tren por las montañas. El cremallera Vall de Núria es, junto con el cremallera de Montserrat, la única línea ferroviaria con tren de cremallera de la Península Ibérica. Su magnífico recorrido por la escarpada orografía, que supera un desnivel de más de 1000 metros, es de 12,5 kilómetros. Durante su trayecto conecta el espectacular paraje montañoso de Ribas de Freser con Queralbs y la Vall de Núria en el Ripollés (Gerona).
Además de garantizar la preservación medioambiental del valle, este tren es el mejor medio para poder disfrutar de una experiencia inolvidable, ya que su recorrido de 40 minutos ofrece unas panorámicas privilegiadas del paisaje nevado. Esta línea fue inaugurada el 22 de marzo de 1931 a cargo de la compañía Ferrocarrils de Muntanya de Grans Pendents (FMGP) y desde el principio ha funcionado con electricidad.
Volar y esquiar a la vez. El speed riding es una novedosa una modalidad deportiva que poco a poco va tomando fuerza. Esta espectacular práctica mezcla la sensación de velocidad del esquí con la descarga de adrenalina de volar en parapente. Es una disciplina que está dirigida sobre todo a quienes buscan nuevas experiencias.
En España uno de los puntos de referencia es Aramón Cerler, en el Pirineo Aragonés. Allí se encuentra una de las primeras escuelas de parapente en España y la primera de speed riding, Tandem Team. Además, esta estación acogió el 5 de abril de 2014 la I Concentración de Speed Riding, una jornada que transformó las pistas en un escenario de exhibiciones, descensos libres y bajadas promocionales.
Disfrutar de la cultura. En los Pirineos catalanes se encuentra la estación de Boi Taull Resort, en pleno valle de Boí (Lleida). Esta región es perfecta para disfrutar de unos días de nieve con la familia, ya que además del esquí ofrece visitas guiadas, a pie o con raquetas de nieve. Una de las rutas organizadas se desplaza hasta el Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici, el único parque nacional que hay en Cataluña y un enclave de verdadera belleza en el mismo corazón de los Pirineos.
Otra escapada única en el Valle de Boí es la Ruta del Románico, un recorrido que visita el conjunto de iglesias románicas de los siglos XI y XII formado por Sant Climent y Santa Maria de Taüll, Sant Joan de Boí, Santa Eulàlia d’Erill la Vall y San Feliu de Barruera, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
