Las grandes batallas retornan a la gran pantalla en la última entrega de ‘El hobbit’

Carlos Fernández/@karlos686. Todo lo que tiene de buena, La batalla de los cinco ejércitos, lo tiene de mala a partes iguales. Lo tan pretendidamente “épico” sale bastante bien parado en esta última entrega de la saga pero, una vez más, el espectador se encuentra frente a la saturación excesiva de batallas y guerras, ya vistas durante más de 15 horas a lo largo de este siglo XXI. La perfecta trilogía de El señor de los anillos era tenebrosa, aventurera, oscura… La trilogía de El hobbit resultó más inocente y sencilla hasta que apareció el personaje de Smaug en la segunda película, que devolvió algo de ese aire tenebroso que poseía la Tierra Media en la oscarizada trilogía de Peter Jackson.

El hobbit
El hobbit

La batalla de los cinco ejércitos tiende a coger mucho de El señor de los anillos, especialmente de El retorno del rey. Sin voz propia y dirigida para la espectacularidad ya más que saturada, esta película logra momentos de intensidad muy marcados en un mar de momentos aburridos. No es solo por la sensación de haberlo visto ya todo, es por la sensación de falta de seriedad, que tanto caracterizaba a Peter Jackson, a la hora de plantear la película. Muchas escenas se anticipan en la mente del espectador por repetición en las dos sagas de la Tierra Media y otras muchas, que resultan intrépidas y elegantes, tampoco llegan a suscitar tanto interés como las películas de antaño de esta saga, que no trilogía.

Los planos aéreos saturan y no resultan tan emocionantes como antes, ni tampoco los planos de Nueva Zelanda, así como la duración larga y mortificadoramente larga de las batallas. Muchas escenas de La batalla de los cinco ejércitos parecen un videojuego, pero el espectador se encuentra sin mandos y esto hace preguntar si realmente era necesario hacer una trilogía en vez de una película. En mi más humilde opinión, hacer una trilogía de El hobbit ha sido una estratagema comercial sin fundamento para que la Tierra Media produjera más dinero al coste de menos originalidad aunque con los medios de siempre.

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