A.A El pasado 21 de diciembre llegó el invierno y con él se acercan las fiestas navideñas, en las que las familias y los amigos se reúnen para disfrutar de nuestras tradiciones de siempre. Sin embargo, además de los acostumbrados belenes, los árboles de Navidad y las míticas celebraciones cantando villancicos, en muchos pueblos españoles se realizan fiestas insólitas que permiten festejar estos días tan especiales de un modo diferente.
La llegada del Olentzero. La noche del 24 de diciembre en el País Vasco se celebra la llegada del Olentzero, un carbonero que, según la leyenda, estando en el monte supo del nacimiento de Jesús y bajó con su burrito al pueblo para extender las buenas nuevas.
Esta tradición se celebra en Balmaseda (Vizcaya) con una gran cabalgata en la que participan los niños de la localidad, muy parecida a las que se realizan la noche de Reyes Magos. Según la leyenda, el Olentzero baja por las chimeneas y deja los regalos en las casas. Además, en diversos lugares el viejo carbonero también acude durante el día para repartir regalos de su gran bolsa.
En la villa también se conserva una tradición montañera por la cual muchas personas suben al emblemático monte Kolitza el día de Año Nuevo. Allí se reparte caldo y txakolí entre los montañeros y se celebra una misa en la ermita.
Llamar a los Reyes Magos con latas. ¿Imagináis el disgusto de los más pequeños si los Reyes Magos se olvidaran de visitar la ciudad y entregar los regalos que tanto desean? Para asegurarse de que Sus Majestades de Oriente no van a pasar de largo, en la localidad gaditana de Algeciras se conserva una tradición antigua y única, con más de un siglo de historia, que consiste en que, cada 5 de enero, los niños arrastren por el suelo del centro del pueblo miles de latas vacías creando un gran estruendo. Esta costumbre parte de una vieja historia, según la cual el ruido ahuyentaba al gigante de la montaña Botafuegos, quien producía una espesa niebla que impedía que los Reyes Magos visitar sus viviendas.
Comenzar el nuevo año zambulléndose en el agua. Fieles a sus tradiciones escandinavas, los turistas suecos que deciden pasar las vacaciones en la costa granadina de Almuñécar mantienen la costumbre de sumergirse a primera hora de la mañana del día de Navidad y Año Nuevo en las aguas mediterráneas.
Aunque la temperatura del agua de sus países nórdicos de origen es muy inferior, estos días invernales también se experimenta la sensación de frío en la costa granadina. Por eso, nada más salir del agua los valientes bañistas reciben un aplauso y disfrutan una copa de cava para brindar por el nuevo año.
El Zangarrón con su tridente. En esta mascarada típica de la localidad zamorana de Montamarta se revive la tradición de dar vida al personaje del Zangarrón, una antigua costumbre que se remonta a las celebraciones del cambio del solsticio en la época romana. Durante esta celebración, que se realiza en Año Nuevo y Reyes, el peculiar diablillo recorre las calles durante toda la mañana pidiendo un aguinaldo y azuza con el tridente a quien se va encontrando por el camino.
El Zangarrón es un personaje burlesco que cada año interpreta uno de los quintos del pueblo, mientras que el resto le ayudan a vestirse a primera hora de la mañana. Su atuendo consiste en una careta de corcho pintada de negro y coronada con dos orejas de liebre, un traje confeccionado con cuero de vaca y toallas marrones y amarillas. El disfraz se completa con flores de papel pintadas de colores, tres cencerros a su espalda y un tridente.
Navidad mágica en Asturias. Entre las celebraciones tradicionales más curiosas en los Picos de Europa se encuentra el Guirria y el aguinaldo en la localidad de Ponga, declarada Fiesta de Interés Turístico del Principado de Asturias. El Guirria es un duende enmascarado que, según la leyenda, cada 1 de enero desciende de los montes de Ponga y se reencarna en un joven soltero.
Este personaje mitológico, que corre, salta y entra a su antojo en las casas de San Juan de Beleño y Cainaba, busca el beso de las jóvenes solteras y lanza ceniza a los mozos. Mientras, los aguinalderos piden cantando ante las puertas las coplas tradicionales.