Ana Rodríguez / E.P. Este martes, 9 de diciembre, arranca el tramo ministerial de la 20 Conferencia de las Partes (COP) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, un encuentro que persigue establecer las bases necesarias para que el próximo 2015, en la COP21 que tendrá lugar en París, pueda alcanzarse un acuerdo vinculante de reducción de emisiones de gases efecto invernadero que generan el cambio climático.
Ya desde la pasada semana, las delegaciones de los 192 países que forman parte de la Convención han permanecido reunidas en Lima (Perú) intentando acercar puntos de vista para facilitar que en este tramo ministerial, el más político, pueda llegarse a un documento base -éste tiene que ser aprobado en el plenario por unanimidad- para que en 2015 pueda adoptarse un acuerdo jurídicamente vinculante con contribuciones de reducción de emisiones por países que sean transparentes, comprobables y comparables entre todos.
Este nuevo convenio, que sustituirá al Protocolo de Kyoto, el cual sólo ratificaron los países responsables del 15% de las emisiones de CO2, tiene como objetivo principal que lo suscriban los países responsables del 85% de los gases de efecto invernadero para que las reducciones permitan un aumento de la temperatura media del planeta por debajo de los 2ºC en 2050.
Ante esta tesitura, España Buenas Noticias ha hablado con el experto Antonio Gallardo, profesor y catedrático de Ecología de la Universidad sevillana Pablo de Olavide, para conocer más a fondo el problema del cambio climático y saber qué pueden hacer los ciudadanos de a pie para contribuir a que no se agrave.
Este madrileño, criado en Andalucía, es licenciado en Biología y doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad de Sevilla. Además de en la Hispalense, Gallardo ha trabajado en la Universidad de Vigo y ha sido investigador asociado en la Universidad de Duke, en Estados Unidos, donde formaba parte del equipo de William H. Schlesinger cuando éste asesoraba al entonces vicepresidente de los EE.UU., Al Gore, en temas de Cambio Global.
– Antonio, todos escuchamos hablar de cambio climático pero ¿cómo se define exactamente y qué implica?
– Durante millones de años y en distintas épocas geológicas se fueron formando grandes reservas de carbono en cuencas sedimentarios marinas y terrestres, formando depósitos de carbón, petróleo y gas natural. En apenas 100 años el hombre está traspasando esas inmensas reservas a la atmósfera y, en esencia, estos compuestos, entre los que destaca el CO2, tienen la capacidad de calentar la atmósfera (efecto invernadero).
– ¿Cuál es el diagnóstico actual de nuestro planeta en este sentido?
– Estamos en un momento en el que ya experimentamos cierto grado de calentamiento y sus consecuencias, que van a aumentar en las próximas décadas y ante el cual necesitamos adaptarnos. Quizás tengamos que asumir un incremento de 2ºC de la temperatura global para finales de siglo como algo inevitable, pero todavía se puede evitar un calentamiento mayor. Si seguimos con la misma tendencia, el calentamiento puede llegar a 4ºC o incluso más a finales de siglo, y las consecuencias pueden ser muy graves.
– ¿Es malo en esencia?
– Los modelos predicen un clima más cálido, un aumento del nivel del mar, una acidificación de los océanos, cambios en el régimen de precipitaciones, y en general un clima más variable y extremo. Algunos países se podrían beneficiar a corto plazo de un clima más cálido, pero en general la especie humana se va a tener que enfrentar a cambios mucho más rápidos de los que está acostumbrado.
– ¿Cómo hemos llegado a este punto?
– La comunidad científica lleva muchos años avisando de lo que está pasando y de lo que podría pasar. Sin embargo, entre la opinión pública, y de forma interesada, se sembró la duda, lo que ha retrasado mucho la respuesta de los gobiernos. Además, es difícil que una sociedad reaccione mayoritariamente a un problema planteado a largo plazo cuando tiene preocupaciones a corto plazo, como llegar a final de mes, encontrar empleo etc. Los políticos saben que la rentabilidad electoral es baja y sin embargo la resistencia de las grandes empresas es alta.
– ¿Desde cuándo existe una preocupación por este asunto? ¿Cómo se dan cuenta de que hay problemas?
– A nivel científico ya en 1960 Charles Keeling, un científico americano, alertó de que la concentración de CO2 estaba aumentando en la atmósfera año a año. Pero no fue hasta los años 80 cuando se empezaron a publicar trabajos con cierta asiduidad, y el tema del cambio climático inducido por el hombre empieza a desplazar como principal preocupación a otros problemas ambientales como la lluvia ácida o la desertificación. Actualmente es la primera preocupación ambiental para la comunidad científica, a juzgar por el número de trabajos publicados sobre el tema.
– ¿Qué se está haciendo actualmente para frenar el cambio climático? ¿Qué se debería hacer que no se está haciendo?
– Los países que ratificaron el acuerdo de Kyoto al menos pusieron límites a las emisiones y mecanismos de compensación entre unos países y otros. Pero sin EE.UU. y China, los grandes emisores de gases invernaderos ahora mismo, Kyoto no fue muy eficaz. En la cumbre del año que viene en París se espera un nuevo acuerdo en donde, ahora sí, participen todos los países importantes en términos de emisiones de gases invernadero. Las emisiones de gases invernadero deben reducirse mucho o incluso eliminarse, y eso debe hacerse lo antes posible. Las siguientes generaciones nunca nos perdonarán el no haberlo hecho.
– ¿Es sólo una labor de los políticos combatir el cambio? ¿Qué pueden hacer los ciudadanos para aportar su granito de arena?
– Los ciudadanos pueden aportar su granito de arena de dos maneras. Primero concienciándose y mandándoles a los políticos el mensaje de que el medio ambiente nos importa, el cambio climático nos preocupa, que queremos energías limpias, y que las industrias que contaminen tienen que pagar la descontaminación. La concienciación debe llevar también a pequeñas acciones encaminadas al uso restrictivo de energías contaminantes. Es mejor coger el cercanías, el metro o la bicicleta que el coche y, si no hay más remedio, compartirlo con otros usuarios, por poner un ejemplo. Me conformaría con que la gente fuera consciente de que la atmósfera no es un vertedero del que no hay que preocuparse porque los humos desaparecen en el espacio exterior, porque los humos se quedan, y aunque existen mecanismos naturales de limpieza de la atmósfera, no pueden eliminar todo lo que le enviamos.
– ¿Actualmente en qué investigaciones está trabajando?
– Actualmente estamos en proyectos donde evaluamos el efecto del cambio climático sobre la costra biológica del suelo, un conjunto de líquenes, musgos, hongos y cianobacterias que habitan en los ecosistemas áridos y semiáridos y que juegan un papel clave en su funcionamiento. También hemos trabajado en el efecto del biocarbón (carbón vegetal procedente de la pirólisis de restos vegetales) sobre los suelos agrícolas, uno de los procedimientos para enterrar carbono y evitar su paso a la atmósfera.
– ¿Por qué decidió dedicarse a la Ecología?
– La Ecología me gustó desde pequeño, un dibujo de un bosque tropical con muchos animales en él llamó mi atención. Sentía además una enorme atracción por la naturaleza, pero sin interés especial por grupos específicos de plantas o animales aislados. Ya en la carrera tuve la oportunidad de entrar como alumno interno en el Área de Ecología de la Universidad de Sevilla. Me llamaba, y sigue llamando la atención, la relación entre todos los componentes de un ecosistema: plantas, animales, microbios y medio físico, y la importancia que cada pieza tenía en el conjunto.
– Dentro de la Ecología, ¿por qué al cambio climático?
– En mi etapa postdoctoral en los Estados Unidos la mayoría de los investigadores empezaban a estudiar el efecto que el cambio climático podría tener sobre los ecosistemas. Yo estaba dedicado cien por cien a la investigación en los desiertos del oeste de USA y en los bosques cálidos del sureste del país. Además trabajaba en el equipo de William H. Schlesinger, que por aquella época era uno de los asesores del vicepresidente de los EE.UU., Al Gore, en temas de Cambio Global. Recuerdo sus intervenciones («hearings») ante el Senado de los Estados Unidos, que nos presentaba antes para que las discutiéramos en el grupo de investigación.
Muchas gracias Antonio