Redacción. La aristócrata Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, XVIII duquesa de Alba, XI duquesa de Berwick y catorce veces Grande de España, ha muerto este jueves, 20 de noviembre, en el Palacio de las Dueñas, su residencia en Sevilla a los 88 años de edad, rodeada de su actual marido Alfonso Díez y sus seis hijos, según ha podido saber Europa Press.
La Duquesa fue trasladada, por «por expreso deseo de la paciente y de sus familiares», a su domicilio sevillano desde el Hospital Quirón Sagrado Corazón de la capital andaluza, donde la Duquesa fue ingresada el pasado domingo en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) en situación de insuficiencia respiratoria secundaria a neumonía de la comunidad, asociada con arritmia cardiaca y repercusión hemodinámica.
Una vez en Dueñas y hasta su fallecimiento, Cayetana Fitz-James Stuart recibió atención médica por parte del equipo de profesionales que la ha atendido durante su permanencia en el Hospital Quirón Sagrado Corazón, así como por el equipo de médicos y de enfermería que venían atendiéndola hasta su ingreso.
Biografía. María del Rosario Cayetana Alfonsa Victoria Eugenia Francisca Fitz-James Stuart y de Silva nació en el Palacio de Liria en Madrid el 28 de marzo de 1926 y, al estallar la Guerra Civil, se exilió en Londres junto a su familia. Sin embargo, no pudo evitar la sombra de la contienda y, tres años después, vivió el estallido de la II Guerra Mundial y sus posteriores efectos sobre Gran Bretaña.
De vuelta a España, y siguiendo el consejo de su padre, se casó en primeras nupcias con el aristócrata Pedro Luis Martínez de Irujo y Artazcoz, hijo de los duques de Sotomayor. El enlace, que tuvo gran repercusión social, se celebró en Sevilla el 12 de octubre de 1947.
Tras la muerte de su padre Jacobo Fitz-James, en 1953, Cayetana heredó el Ducado. De su matrimonio con su primer marido, nacieron seis hijos: Carlos, duque de Huéscar; Alfonso, duque de Aliaga; Jacobo, conde de Siruela; Fernando, marqués de San Vicente del Barco; Cayetano, conde de Salvatierra; y Eugenia, duquesa de Montoro.
Entierro. Por otro lado, la Hermandad Sacramental de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de las Angustias Coronada de Sevilla ha anunciado que, por expreso deseo de la familia, sus cenizas reposarán en el Santuario de la Hermandad.
La Duquesa de Alba, hermana de los Gitanos, reposará en una de las capillas laterales del templo, en el lugar designado de común acuerdo entre la Junta de Gobierno y la Casa de Alba, «previo consentimiento de la autoridad eclesiástica tramitado en fechas recientes por el cabildo de oficiales de la corporación.
«Se da cumplimiento de esta forma a la voluntad manifestada en reiteradas ocasiones por nuestra querida hermana, de descansar eternamente a los pies de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de las Angustias Coronada, en el Santuario que gracias a su ayuda pudo reconstruirse, reabrirse al culto y ponerse al servicio de nuestra Hermandad y la Iglesia de Sevilla», recalca.
Desde la directiva de la corporación se traslada el «profundo pesar» en todos los hermanos, en nombre de los cuales el Hermano Mayor y la Junta de Gobierno han trasladado a su familia «su más sincero, emotivo y sentido pésame».
«Hermana, camarera de honor de María Santísima de las Angustias Coronada, medalla de oro de la Hermandad y gran benefactora de la misma, su vinculación con la Hermandad se remonta a finales de los años 50», explica, detallando que, ya en aquella época, cedía a esa corporación, que por aquel entonces no disponía de Casa de Hermandad, dependencias del Palacio de Dueñas para que almacenara los pasos de salida y otros enseres.
Tras calificarla como «fervorosa devota» de las imágenes de los Gitanos, recuerda que cuenta entre su ajuar con una manto de salida donado por ella con el escudo de la Casa de Alba, su apoyo material y económico ha resultado de crucial importancia para lograr la reconstrucción de la antigua Iglesia del Valle, actual Santuario y sede canónica de nuestra Hermandad. «Descanse en paz nuestra querida Doña Cayetana, Duquesa de Alba, quien estará por siempre en el recuerdo y la historia de la Hermandad de los Gitanos», concluye.