Epílogo en Brisbane

Reunión en Brisbane. / Foto: lamoncloa.es
Reunión en Brisbane. / Foto: lamoncloa.es
Reunión en Brisbane. / Foto: lamoncloa.es

Vicente Vera Esteve. A la luz de las imágenes que todos hemos visto en la televisión y los medios escritos, es envidiable el buen y gozoso saber estar que los regidores de todos los países allí reunidos, intentan transmitir al mundo. Será por aquello de “una imagen vale más que mil palabras”. Evidentemente, como también solemos decir por estos lares, la procesión va por dentro. Sin ir más lejos, nuestro presidente Rajoy habrá estado más pendiente de lo que sucedía en España respecto a la patata caliente del problema catalán y sus desavenencias con el president Mas, que los acuciantes riesgos por los que nos están conduciendo este selecto grupo de líderes planetarios. La verdad, si analizamos todas y cada una de las economías allí concitadas, creo que se podrían contar con los dedos de una mano las que podrían estar a salvo de algún que otro tirón de orejas electoral por sus respectivos electorados.

Lo que la mayoría de ciudadanos se pregunta es saber si realmente esas grandes convocatorias internacionales y tan estrictas en cuanto a países elegidos, sirven para alguna cosa o se celebran más bien para demostrar el poder de la globalización económica y política. Otra cosa es que desde dichos grandilocuentes foros se obtengan conclusiones favorables para el bienestar de los ciudadanos de a pie. En realidad, y desde mi punto de vista, es una reunión de lobbies, todos integrados en los respectivos gobiernos electos o bien en la sombra, con el fin de acercar posturas en cuanto a inversiones internacionales, compras de bienes públicos, pactos con fines poco claros como puede ser el capitulo de la sostenibilidad medioambiental del planeta Tierra, incluso acuerdos militares entre las potencias, temas importantes y de actualidad como la fuerza del narcotráfico internacional, así como el peligro acechante del yihadismo radical, etc. Se intenta reordenar el tablero político internacional en ese momento con garantías hasta el próximo G20. Es cierto que algunos líderes buscan desesperadamente la imagen fotográfica con algún jefe de estado importante en la geopolítica internacional del momento. El caso más próximo para nosotros es salir en la foto con Barack Obama, es muy mediático un encuentro con el presidente de los EEUU. Aunque sea tangencialmente, es válido para exhibirse ante los competidores y pensar que nos llevamos bien con los americanos, aún no hemos escarmentado desde Bienvenido Mr. Marshall (1953) que tan magistralmente dibujó el valenciano García Berlanga. Años más tarde sufrimos el menosprecio de Zapatero a la bandera americana. Son ciclos políticos, según sople el viento ideológico actuamos de una manera o de otra. Considero que es bueno llevarse bien con los yankees, siempre nos caerán comercialmente buenos pedidos de zapatos, de vinos, infraestructuras para montar algún AVE en San Francisco o en Oklahoma.

La otra cara de la moneda es Putin, pocos o ninguno desearán ser pillados por los flashes en compañía del presidente ruso. La actitud militarista de su país, la invasión de Ucrania, las restricciones al comercio de bienes y servicios procedentes de la Unión Europea hacen que se convierta en un político de pocos amigos. Como estamos diciendo aquí, parece que ahora ha encontrado un aliado de importancia, la República China. Se recupera la vieja amistad perdida desde los tiempos del maoísmo- leninismo.

En esta convocatoria un elemento de negociación importante ha sido la energía para el futuro. En concreto, el oro negro es básico para un crecimiento económico mundial como pretenden todos los países en un corto – medio plazo. El factor precio del barril decantará la decisión irreversible de iniciar un proceso de inversiones internacionales en infraestructuras, de nuevo se van a instrumentalizar medidas de corte keynesiano para impulsar la demanda internacional, recuperar los desfases producidos en la inversión publica debido a los restrictivos efectos presupuestarios motivados por la Gran Recesión.

Sí es importante que se contribuya a desdibujar ese halo de incertidumbre, desconfianza que se ha venido acomodando en la gestión de la política económica de los países. El no saber dónde tienen el norte y el descontrol tan manifiesto y ponzoñoso de las corruptelas que ha permitido, en concreto, el sistema democrático de España durante más de 30 años, que se dice pronto. En cuanto a otro país que se ha sumado a la existente incertidumbre internacional, Japón, el imperio del Sol Naciente. Se han conocido las cifras de crecimiento del último trimestre y no son nada halagüeñas, presagian lo peor para el gobierno. La subida de los impuestos sobre el consumo no ha sido bien recibida por los consumidores japoneses, es obvio que a pesar de llevar dos años con políticas keynesianas todavía no están dando los resultados esperados, no han superado su burbuja suficientemente y la deflación latente en el sistema de precios. Esto costará tiempo. De momento se han convocado nuevas elecciones generales.

Solo nos queda esperar y ver cómo los 20 países más ricos del mundo son capaces de poner en práctica todos los puntos acordados y que se supone habrían de beneficiar por efecto de la globalización a todo el inmenso planeta. Otra cosa son los acuerdos y apoyos secretos que podemos soslayar, nos interesan los acuerdos que repercutan en la creación de comercio internacional y en la generación de más empleo. Se podría diseñar una política de colaboración o aislamiento de los problemas en función de las características de los mamíferos australianos por antonomasia, el koala y el canguro. Quiero decir que determinados países adoptarán una actitud tranquila y durmiente como los koalas y en cambio, otras economías darán zancadas o saltos como los canguros para trabajar por el género humano.

  También puedes seguir a Vicente Vera en www.quemarropa.net

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