Europa Press. Los niños de la Residencia Internado de San Ildefonso ya están ensayando de cara al próximo Sorteo de Navidad, que tendrá lugar el 22 de diciembre, con el principal reto de «homogeneizar» sus voces, según ha explicado Pedro Vázquez, uno de los profesores del centro.
Desde el pasado 12 de noviembre, Vázquez trabaja junto a otros profesores para afinar las voces de los niños y corregir sus gestos, incidiendo en «que lo que más cuesta es que coincidan» estas voces a la hora de cantar números. Los ensayos tienen lugar en la residencia todos los días de lunes a viernes entre las 18.00 y las 19.00 horas.
«Una vez que tenemos el grupo, nuestro trabajo consiste en lograr que se coordinen en las tablas que cantan. Tienen que echar la bola a la vez, saber anunciar el premio o, si por ejemplo un compañero se va quedando sin voz, bajar la voz propia. Deben de estar muy coordinados«, explica Vázquez.
Vestidos de calle, los niños ensayan en un pequeño salón de actos con una mesa y una tabla que hace las veces de los bombos que presidirán el sorteo el próximo 22 de diciembre. Vázquez corrige algunos movimientos y pide a los niños que canten «con ganas» los números ganadores.
Precisamente, fue a mediados de esta semana cuando se produjo la elección definitiva de los participantes en el sorteo. Los niños de la residencia se apuntan voluntariamente a esta actividad y luego son los profesores los que terminan haciendo una selección.
«Hay que seleccionar las voces más homogéneas y, cuando vemos que no se consigue que la voz de un niño coincida con la de otro, pasa a la extracción de bolas. Los niños suelen entenderlo y se conforman, lo importante es que participen y el resultado sea bueno», ha señalado Vázquez.
No obstante, no solo el hecho de no encontrar una voz homogénea es motivo para no elegir a los niños. Algunos de los que cantaron en años anteriores no pueden volver a repetir, y ello viene motivado por un hecho habitual en la adolescencia: los cambios en la voz. «Ocurre con frecuencia que no puedan volver a cantar por esos cambios en la voz, que se distorsiona y no hay manera de armonizarla con otro niño», ha recordado.
La rapidez debe de ser otro de los requisitos que cumplan estos jóvenes ‘cantores’. «Las lecturas de la bola, que es muy pequeña, tiene que ser muy rápida. Tienen que leer e introducir la bola en el alambre cada segundo y eso se consigue conociendo bien los números». Una voz resistente también es otra condición para subirse al estrado, puesto que deben de estar cantando durante 20 o 25 minutos.
60 niños de diversas nacionalidades. Actualmente, la residencia acoge 60 niños y niñas de entre 6 y 14 años. Estos menores se encuentran en régimen de internado, de lunes a viernes, y están escolarizados en ocho colegios e institutos de la zona.
La residencia sirve de apoyo a familias cuyas circunstancias económicas, laborales y sociales requieran una ayuda puntual en la crianza de sus hijos, representando un medio de colaboración, que no de sustitución, de las familias madrileñas con necesidades especiales.
Según Vázquez, en la residencia hay niños de diversas nacionalidades -más de diez-, entre ellos cubanos, dominicanos, ecuatorianos, argentinas o colombianos. El hecho de que tengan acentos distintos no supone un problema a la hora de ‘cantar’ los números, puesto que se adaptan rápidamente.
La niña del ‘Gordo’ repite. En el sorteo de este año volverá a estar presente Shirley Fonseca, la niña que cantó el ‘Gordo’ en el año 2012 y que confiesa que no está nerviosa a estas alturas. «Luego sí me pondré nerviosa, cuando esté allí en el sorteo», bromea. No obstante, en esta ocasión se muestra pesimista respecto a sus posibilidades para dar el mayor premio: saldrá en la novena y penúltima tabla.
Junta a ella también estará su compañero Álex Chertes, que también cantó el ‘Gordo’ hace dos años. Shirley, que el año pasado no cantó porque tuvo «mala suerte», ensaya ahora incluso en casa, ya que a su madre «le encanta» escucharla. La niña que repartió ilusión hace dos años también tiene escogido su número para este año: terminará en 37.
La residencia tampoco escapa a esta tradición de participar en el sorteo, aunque hasta el momento no han tenido suerte. «Nunca nos ha tocado, pero a ver si esta año sí: jugamos a la terminación del 54», ha confesado.