Carlos Fernández / @karlos686. Dentro de lo inclasificable que resulta el cine de Christopher Nolan podemos usar adjetivos varios para describir los objetivos que éste tiene: espectacularidad, emoción, personalidad… ¿quizá cierta profundidad? A pesar de no negarle lo anterior a Nolan también le atribuyo la lejanía respecto a sus historias, el cansancio e incluso el aburrimiento. Pero si hay algo que se le puede atribuir a este singular director es que sabe ganarse a su público y también posee muchos detractores y cuando un cineasta es tan odiado como amado es necesario dos cosas: la primera es posicionarse al acabar una de sus películas y la segunda es respetar a quien sabe crear expectación con cada estreno que hace y éste es el caso. Yo por mi parte me posiciono en contra de Interstellar.
Interstellar es una película con una factura de primera categoría, con un reparto de lujo y con un trabajo “artístico-técnico” cogido de la mano como pocas veces tenemos la suerte de ver en el cine. Sin embargo, el problema de Interstellar es la mano de los hermanos Nolan en el guión. Como ya haría en Origen, Nolan dedica muchos minutos de metraje a poner personajes que dan explicaciones científicas de las que no entiendo nada. Los personajes sí, pero yo como espectador me siento perdido y frustrado, especialmente cuando la historia desemboca en giros inesperados (los cuales no puedes entender sin saber algo de las ciencias que nos ponen en pantalla). La teoría satura en las últimas películas de Nolan y, a su vez, la trama, o tramas, de la película se complican para dejar al espectador en un terreno donde la aventura es más importante que lo que quiere contar.
Christopher Nolan es un buen director de imágenes y creador de toda clase de aventuras, sin embargo debe comprender que un contador de historias debe contar una historia como base y, aunque la aventura está presente en toda la película, no llego a conectar con el fondo de ésta y, lo peor de todo, ni me interesa.
La película ha sido llamada La 2001, una odisea en el espacio del siglo XXI y es rotundamente vergonzoso comparar… Poco tiene que ver la película de Kubrick con la de Nolan, salvo que el segundo coge planos de 2001 y los “pega” en su Interstellar. A decir verdad, esta película, con la que he saboreado varios momentos agradables de cine (especialmente gracias a la música de Hans Zimmer), me provoca más frustración que atracción, más lejanía que emoción y más aburrimiento que magnetismo (no sé el porqué de tres horas…). Su fotografía, su sonido y su banda sonora son dignas de un Oscar y de alegrar la vista y los oídos, sin duda, pero siendo generales diría que Interstellar posee lo mejor y lo peor de Nolan como guionista y eso echa para atrás de una manera importante.
Si quiere viajar al espacio acuda a Alfonso Cuarón o a Stanley Kubrick y si ,quiere acudir a la psique humana, acuda a otro cineasta que se haga atender más que Christopher Nolan.