Redacción. El ballet ‘Tahen’ de Camboya formado por niños víctimas de minas antipersona actuará este lunes, 27 de octubre, en Valencia en un acto organizado por Cáritas y Manos Unidas con motivo de la celebración del Día Mundial de la Alimentación, según ha informado el Arzobispado de Valencia.
Asimismo, también tendrá lugar una mesa redonda a las 18.30 horas, antes de que actúen los jóvenes camboyanos, en la que se explicarán los proyectos que llevan a cabo en sus respectivas comunidades para garantizar el acceso a la alimentación de las personas más vulnerables, ha informado el Arzobispado en un comunicado.
La charla, titulada ‘El derecho humano a la alimentación’, será moderado por el director de Cáritas Diocesana de Valencia, Ignacio Grande, y contará con la intervención de Billian Nyuykigha, coordinadora de programas de SHUMAS en Camerún; Siv Vandy, granjera de un proyecto de Camboya; y Kim Rattana y Nay Vichheka, director ejecutivo y técnico de Cáritas Camboya, respectivamente.
Esta convocatoria se enmarca en la campaña global ‘Una sola familia humana. Alimentos para todos’ que fue puesta en marcha en diciembre de 2013 bajo el auspicio del Papa Francisco con el objetivo de terminar con el hambre en 2025.
Con motivo del Día Mundial de la Alimentación, Cáritas y Manos Unidas constatan que «todavía una de cada nueve personas sufre desnutrición crónica, mientras que en el mundo se desperdicia el 30 por ciento de todos los alimentos producidos».
Por eso, «ante el escándalo que supone que 805 millones de personas sigan pasando hambre en el mundo», estas dos organizaciones reclaman «el derecho de todos los seres humanos a una nutrición suficiente, sana y adecuada, como parte esencial de una vida digna», según las mismas fuentes.
Así, instan a los poderes públicos «para que sitúen a nivel estatal y europeo el derecho a la alimentación en el centro de las estrategias de Gobierno y lo protejan de los intereses del mercado» y reivindican «un acuerdo internacional que frene el cambio climático, que propicie modelos más sostenibles de producción de energía y alimentos, y que cuente con financiación adecuada para que las comunidades vulnerables se adapten a sus efectos negativos».