25 abril 2024

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El último barco de vapor español

Hidria Segundo navegando.

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Hidria Segundo entrando en la Ría de Vigo.
Hidria Segundo entrando en la Ría de Vigo.

Ana Amador. La historia reciente del Hidria Segundo comenzó en junio 1997, cuando un joven matrimonio formado por Jacobo Costas y María José Otero buscaron un barco para convertirlo en buque escuela, descubrieron un viejo aljibe, que se encontraba abandonado desde 1991 en el Puerto de O Berbés (Vigo), y decidieron rescatarlo del olvido.

El barco –sucesor del Hidria Primero de 1922–, que perteneció a la empresa Aljibes de Vigo SL, prestó servicios de abastecimiento de agua potable a otros buques en ese puerto desde los años 60 hasta 1990. Según María José, armadora del barco, “en ese momento creíamos que no contaba con la maquinaria a vapor, pero al acceder a su interior vimos que sí la tenía. Así que decidimos cambiar el proyecto y restaurar el barco para convertirlo en un buque museo”.

Tocando el pito de vapor.
Tocando el pito de vapor.

Ese mismo año fue desguazado el buque Campaláns y al año siguiente el Roberto, compañeros del Hidria Segundo. Así que poco a poco fue despareciendo la antigua generación de barcos aljibes que suministraban agua o combustible a mercantes, pesqueros o trasatlánticos. Por tanto, “el único barco a vapor que queda funcionando en España es el Hidria Segundo”.

Durante nueve años este matrimonio gallego se dedicó a devolverle la vida y lograr que luciese como antaño mediante el uso de materiales nobles. Gracias a ese esfuerzo, en el año 2000 fue declarado patrimonio histórico-cultural y el 1 de abril de 2005 volvió a navegar a vapor. Sin embargo esta gesta fue costosa y complicada, “para restaurarlo mi marido vendió su casa y yo la batea. Pero por fin en 2005 conseguimos convertirlo en museo y en 2006 en buque de pasajeros”, argumenta la armadora.

Máquina de vapor de triple expansión principios siglo XX.
Máquina de vapor de triple expansión principios siglo XX.

El Hidria Segundo es una nave de más de 30,5 metros de eslora, 2,5 de calado, 7,64 manga y con un aforo para 120 pasajeros. Entre sus encantos se encuentran las velas en proa y popa que se usan para realizar determinadas maniobras, una hermosa cubierta de madera desde la que disfrutar de la belleza del mar y un motor propulsor compuesto por una máquina de vapor de triple expansión de principios del siglo XX que le permite navegar a una velocidad media de siete nudos.

Durante el verano de 2006 se realizaron actividades histórico-culturales gracias al proyecto “O Barco de Memoria” y el buque participó en eventos náuticos, como la salida de la regata Volvo Ocean Race que se celebró en Vigo el 12 de noviembre de 2005. Según cuenta María José, “en 2006 hicimos exposiciones itinerantes por 19 puertos distintos en Galicia, realizamos actividades de ecoturismo y nos visitaron 31.110 personas”.

Actividades culturales en el interior del Hidria Segundo.
Actividades culturales en el interior del Hidria Segundo.

De este modo el Hidria Segundo se sumó a otras iniciativas surgidas en los últimos años que perseguían recuperar el patrimonio marítimo gallego, bien fueran creando museos, construyendo réplicas de embarcaciones tradicionales o recuperando viejas artes de pesca.

Tras una estancia en Cádiz, el barco regresó a Galicia. Sin embargo este proyecto se ha complicado porque, casi diez años después de conseguir convertirse en buque museo, continua sin haber logrado que las autoridades le concedan el lugar de atraque en el Puerto de Vigo. “Creemos que el sitio en el que debe estar el atraque es Vigo porque allí es donde se construyó y funcionó como buque aljibe”, argumenta María José.

Hidria Segundo navegando.
Hidria Segundo navegando.

Desde su vuelta, el atraque del Hidria Segundo se encuentra en el muelle pesquero de O Grove (Pontevedra), un lugar en el que no se puede desarrollar este tipo de actividades culturales. Por ese motivo, Jacobo Costas se vio obligado a paralizar el proyecto y regresar a su anterior puesto de trabajo como carpintero de riberas. Según María José, esa difícil situación se debe principalmente “a la falta de una Ley firme que proteja el Patrimonio Marítimo a flote, por lo que realizar esta actividad no tiene ningún tipo de ventaja, sino todo lo contrario”.

A pesar de los inconvenientes, las redes sociales y campañas como Proporcionarle un atraque en Vigo al vapor Hidria Segundo en Change.org están luchando para evitar que este emblemático buque acabe teniendo el mismo triste final que el Campaláns o el Roberto. “No tenemos más remedio que seguir empeñados en ello porque no somos capaces de dejar abandonado el barco”, afirma María José. De este modo, el valiente matrimonio gallego sigue batallando contra viento y marea para lograr que el último barco de vapor que queda en España consiga alcanzar el esplendor y reconocimiento que realmente se merece.

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