Ana Rodríguez. La bailaora Rocío Garrido es un torbellino. Una energía vital la inunda por dentro y ella siente la necesidad de darle salida mediante la expresión corporal sobre las tablas. El movimiento nace en su interior y verla bailar es sólo la culminación de un largo proceso que bebe a medias del arte innato y años de preparación y estudio.
Rocío Garrido es almeriense, nació en la capital andaluza hace 28 años y ya de niña su familia se dio cuenta de que iba para artista, pues cada vez que podía se ceñía el traje de flamenca y empezaba a taconear. Visto lo visto, su madre la apuntó en una academia de barrio, que dejó sitio cuando creció al Conservatorio Profesional de Danza de Almería, donde se sacó el Grado Medio de Danza Española.
Por aquel entonces participó en el Certamen Andaluz de Jóvenes Flamencos 2011, que organiza anualmente el Instituto Andaluz de la Juventud, quedando finalista. Este concurso le permitió comenzar una serie de actuaciones por peñas flamencas de Andalucía, haciendo que su nombre empezara a sonar en el mundillo.
Más tarde, Rocío Garrido se trasladó a Málaga para estudiar el Grado Superior de Coreografía e Interpretación del baile flamenco en el Conservatorio de esta ciudad, conociendo a la bailaora Susana Lupiañez ‘La Lupi’. Desde 2009 y durante cuatro años tomó clases con esta gran profesional, entrando en su compañía para una gira por Francia e Italia de la obra Carmen, de Bicet, dando vida a una de las cigarreras.
La almeriense también realizó actuaciones en peñas malagueñas y almerienses y acudió en 2012 al I Festival de Peñas Flamencas de Amsterdam, en encuentro de convivencia en el que Garrido daba cursillos a los holandeses que se inscribían, enseñándoles un poco de arte del Sur.
Tras culminar su formación, la joven retornó a Almería, donde tiene en la actualidad un estudio de baile. Ahora su objetivo es abrirse camino como primera figura, organizando actuaciones en escenarios de todo el mundo para darse a conocer. En este sentido, Garrido protagonizó en su tierra natal el pasado 2013 un espectáculo bajo el título ‘No es lo que soy, es lo que siento’, en el que acompañada de otros artistas logró llenar y levantar el patio de butacas del Teatro Apolo.
“Después de haber bailado en tanta peñas quería hacer algo sola, así que creamos ‘No es lo que soy, es lo que siento’, que tuvo muy buena acogida de público y crítica”, explica Rocío, y sigue: ”Francis Hernández me compuso la música y yo mostraba mi forma de bailar, sacaba lo que tenía dentro y se lo enseñaba a la gente para que me conociera”.
Tras hacer vibrar a sus paisanos con este espectáculo, del que ha sacado un DVD promocional, la bailaora llevó su arte a otros espacios, como el Festival Flamenco ‘La Mar de Cantes’ de Carboneras; el Festival Flamenco ‘Ciudad de Almería’ o Murcia Flamenca.
También participó en 2013 en el Festival ‘Noches de luna y flamenco’ de San José (Níjar), compartiendo cartel con grandes como Joana Jiménez, Gema Caballero, Jesús Corbacho y Juan Campallo, entre otros artistas. Precisamente, su presencia en esta última cita hizo que la Banda Sinfónica de la Cañada se fijara en ella y la invitó a formar parte del espectáculo ‘Danza del fuego’, en el que la joven adaptó dos piezas de baile flamenco con música clásica.
En los últimos tiempos, la almeriense ha hecho realidad uno de sus sueños: pisar las tablas de la Catedral del Cante, el escenario de La Unión. Este 2014 Rocío Garrido pasó el proceso de selección para participar en el Festival Internacional del Cante de las Minas en la categoría de baile. La joven quedó semifinalista, siendo la simple participación en el evento “una experiencia muy especial, increíble. Verme allí con las guitarras de Miguel Pérez y las voces de Pepe de la Pura y Jesús Corbacho fue impresionante, un lujo”, explica la artista. Para la ocasión, Rocío se preparó a conciencia con la ayuda de la coreógrafa Ana Morales, quien la enseñó a ejecutar el taranto de esa manera tan especial que exigen en La Unión.
Asimismo, la artista reconoce que su paso por aquel escenario y, fundamentalmente la preparación previa para poder llegar allí, han provocado un cambio en su carrera: “ahora me conozco de una manera distinta. He evolucionado, he llegado a una etapa más madura de aprendizaje. El trabajar con Ana Morales me ha enriquecido y me ha ayudado a aprender a utilizar y autogestionar la fuerza y la energía que llevo dentro”.
Sobre su manera de crear y evolucionar, la joven reconoce que estudia “todos los días, sola o con gente que me aporta, con personas que me enseñan su manera de interpretar los palos. Luego, en mi soledad, proceso lo aprendido y experimento, naciendo mis propias creaciones”.
Rocío se apoya mucho en material tanto audiovisual como sonoro pues, como ella misma reconoce, “lo que el cante me transmite es lo que yo intento transmitir luego a los demás con mi baile”.
La bailaora también ha actuado este año en Sevilla, lo hizo en la Casa de la Memoria, compartiendo escenario con a Rafael Campallo, Leonor Leal, Pedro Sánchez y Jeromo Segura; así como el pasado 1 de octubre en la Casa de la Guitarra de la capital hispalense.
Después de todo lo vivido, Rocío Garrido tiene esa ilusión que insuflan los nuevos proyectos: “quiero crear un espectáculo propio contando con gente que hasta ahora me ha ayudado y me ha hecho conocer el flamenco desde otro punto de vista. Es una invitación en el escenario. Ya tengo planteada la estructura en bocetos, algunos patrocinadores dispuestos a colaborar y espero tenerlo todo listo en mayo de 2015 para poder estrenarlo, si fuera posible, en el Auditorio Maestro Padilla de Almería”.
Rocío admira profundamente a Eva la Yerbabuena, Pastora Galván, Carmen Amaya y Adela Campallo, aunque reconoce que para ella es todo un referente y un gran maestro Jeromo Segura, quien a pesar de pertenecer al ámbito del cante la ha ayudado y ha confiado en ella hasta el punto de que la joven lo ve como su “padrino artístico”. A él y a personas como Ana Morales, Jesús Amat y Pako Manzano admite Garrido estar muy agradecida.
Y es que el arte de Rocío genera confianza; verla bailar es un deleite para los sentidos, pues tiene madera de grande y va por el buen camino para serlo.