Ana Rodríguez. Juan y Medio es una de las figuras más conocidas y queridas en España. Su simpatía y profesionalidad le preceden y lo han convertido en todo un ejemplo de buen hacer en un mundo tan complicado como el de la televisión. Presentador, humorista y actor son las facetas más conocidas de este almeriense cuyo verdadero nombre es Juan José Bautista Martín.
Abogado y psicólogo de carrera, Juan y Medio encaminó sus pasos en otra dirección que lo condujo a la pequeña y la gran pantalla. Allí hemos podido verlo en programas como ‘Inocente, Inocente’, ‘Vídeos, vídeos’, ‘El precio justo’, ‘1 contra 100’, ‘Paranoia semanal’, ‘Pánico en el plató’, ‘Diario y Medio’, ‘Punto y Medio’ o ‘Menuda Noche’, entre otros; así como en las películas El niño invisible, Locos por el cine, Suspiros de España y Portugal, El día de la bestia, Operación Gónada, Trileros, Jaa me maten y Un rey en La Habana.
Desde 2009 su productora, Indalo y Media, realiza el programa ‘La Tarde, aquí y ahora’, que emite Canal Sur Televisión, un espacio en el que los verdaderos protagonistas son personas mayores que buscan compañía para paliar su soledad. Después de varios años en antena, puede afirmarse que el éxito de esta fórmula ha sido rotundo, siendo líder en su franja horaria en Andalucía y el espacio que más audiencia aporta a la cadena autonómica.
Recientemente, ‘La Tarde, aquí y ahora’ ha sido premiada por el Festival de Televisión de Vitoria y la Asociación Andaluza del Dolor y Juan y Medio reconocido con el Premio Iris al Mejor Presentador de programas autonómicos.
Por su labor social, un día como el 1 de octubre, Día del Mayor, parece una buena fecha para conocer mejor este espacio pionero y hacerlo de la mano de quien mejor lo conoce: Juan y Medio.
– Juan, ¿cómo nace ‘La Tarde’?
– En general soy de la idea de que no es igual andar que caminar. Lo primero implica movimiento y lo segundo es dar sentido al movimiento. Nosotros en ‘La Tarde’ pensamos que no podemos hacer un programa que no tenga su origen en un motivo, de hecho el lema de mi productora es ‘Entretener ayudando’. La televisión debe entretener, pero nosotros además queremos ayudar a combatir la soledad, a buscar compañía a las personas mayores que, por falta de recursos económicos, problemas de salud, por no saber manejarse ya en las relaciones sociales, etc. lo tienen difícil en este sentido. El motivo es ése, la televisión nos sirve de reclamo.
– ¿Cuáles son vuestros objetivos?
– Promovemos una vejez activa, evitar que estas personas se sienten a esperar a que terminen de pasar sus vidas; queremos mejorar la imagen de los mayores y poner de relieve el papel tan importante que juegan en la sociedad. No hay que olvidar que representan el 30% del poder económico y demográfico del país. Queremos darles visibilidad, que se les tenga en cuenta y abrirles espacios que les estaban cerrados. Son personas muy válidas, útiles y sólo han tenido obligaciones, pero también tienen derechos.
– ¿Podría decirse que habéis creado un formato televisivo de ayuda a la sociedad que ha dado origen luego a otros programas similares, aunque con otros colectivos?
– Puede sonar presuntuoso, pero es cierto que nosotros hemos sido pioneros. Se hacen cosas parecidas, pero no tienen nuestra misma materia prima, que es esencial: los andaluces. El programa se ha intentado exportar a países como Holanda, Alemania, Francia… se han hecho estudios para ver si era viable ponerlo en marcha en estos lugares, pero no se ha conseguido porque las personas mayores en otros países no son capaces de ir a la televisión y contar que están solos, porque es reconocer un fracaso, prefieren que los metan en una residencia. En esto el andaluz es diferente. Ha habido un cambio de mentalidad importante gracias al programa, hemos conseguido que la gente confíe en nosotros y eso es brutal.
– Quizás haya sido porque tratáis a los asistentes con respeto y seriedad…
– Es curioso porque hablas de seriedad, pero quienes acuden dicen que se lo pasan muy bien, que se hartan de reír, cuando los que están aquí sentados lo que hacen es contar sus penas, cómo han sido sus vidas, sus momentos difíciles, y eso es una maravilla de los andaluces, el hacer de la tragedia un momento divertido.
– Los hacéis un poco más felices…
– No sé si logramos la felicidad, pero perseguimos que tengan un nivel de bienestar razonable y paliar su soledad si ésta les perjudica. Colaboramos como podemos para que se sientan acompañados, reconocidos y que un medio transmita sus inquietudes.
– Actualmente lleva a cabo dos programas con colectivos muy diferentes, uno con niños y el otro con personas mayores. ¿Cuál es más difícil de llevar?
– No los veo complejos, lo único que hago es hablar con personas, unas tienen más edad y otras menos. No hay un guión, me limito a hablar con ellos, me intereso por sus cosas, les pregunto… Los mayores son cariñosos, muy proactivos y cuando les haces caso, se vuelcan.
– ¿A cuántas personas habéis ayudado en estos años a acabar con su soledad?
– A centenares de personas, a decenas de miles. Hablamos con sus familias, con sus amigos, gente de muchos pueblos. Cuando se hace una pareja en un pueblo de 1.800 habitantes, eso tiene una repercusión extraordinaria. Si cada persona que viene al programa conoce a otras 100 personas y ésas a otras tantas, al final son miles de personas las afectadas porque alguien haya encontrado compañía.
– Hacéis una gran labor social…
– La gente llama y es maravilloso. Los terapeutas y los directores espirituales recomiendan el programa como el inicio de un camino, como una forma de volver a empezar, a ilusionarse.
– ¿Y son las mujeres más lanzadas que los hombres?
– No sé si más lanzadas, pero sí más valientes porque se las critica más que a los hombres y tradicionalmente las mujeres esperan a que alguien se les acerque, esperan a ver cómo se lo toman sus hijos… entonces lo de ellas tiene más mérito porque es más difícil. Los hombres en cambio tienen más miedo al fracaso, al rechazo.
– Este programa le ha valido varios premios. ¿Cómo se siente cada vez que recoge uno?
– Me siento halagado, honrado de que se acuerden de uno, pero sobre todo porque estos premios sirven para que los mayores sean un poquito más visibles, a que valoren su trabajo, su cariño, su esfuerzo… Podría aguantar vivir sin premios, pero no sin audiencia. El verdadero premio es cada tarde que somos líderes.
– Muchas gracias Juan.
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