Alejandro Díaz. El viajero que busque un lugar donde la mano del hombre no ha acondicionado el espacio para el turismo y que mantenga la autenticidad del entorno que le rodea, debería saber que España brinda la posibilidad de poder realizar escapadas sin tener que desembolsar grandes sumas de dinero y haciéndole ahorrar muchos miles de kilómetros. Vivir la experiencia de lo salvaje, interactuar con la naturaleza y además disfrutar de un buen baño haciendo pertenecer a la biodiversidad, es posible dentro de la península.
Maravillosas piscinas naturales libres de productos químicos se encuentran en toda la geografía española. Su entrada es gratuita y se sitúan en lugares donde el ecosistema nos regala auténticos momentos de relajación y placer. La tendencia a aprovechar los espacios naturales para darse un «chapuzón», disfrutando del agua que proviene del mar, un manantial o un río, ha aumentado a lo largo de los años. Por ello, repasamos las piscinas naturales más bonitas de España.
El Charco Azul de La Palma de Gran Canaria ubicado al noreste de la isla, entre San Andrés y Puerto Espíndola, es para quien ha vivido la experiencia, un paraíso que agrada los cinco sentidos. Son una serie de piscinas de agua salada que se renuevan de forma natural y que hacen del baño momentos muy agradables. Se le llama el Charco Azul por su forma y color que adquiere, que mayoritariamente es azul, pero suele variar dependiendo de la piscina. El paraje permite darse un chapuzón en sus aguas prácticamente durante todo el año, aunque hay que recordar que La Palma está en el océano Atlántico y el agua suele ser más bien fría, incluso en verano.
Las Chorreras es una de las pozas más populares de Gredos. Suele ser el final perfecto para una ruta de senderismo por la sierra norte de Navarredonda de Gredos. Las cascadas que se aprecian en la zona son debido al río Tormes, que brinca entre los grandes bloques de granito. El río se precipita con fuerza sobre una poza de unos 20 metros de ancho que forman una piscina natural de aguas cristalinas que invita a adentrarse en ella. Un lugar que conforma el marco perfecto para disfrutar de la serenidad que se vive en el ambiente.
En Madrid encontramos Las presillas, una zona de baño dividida en tres piscinas naturales en el Valle del Paular, más concretamente en el cauce del río Lozoya. El entorno está decorado por amplias praderas verdes donde lo visitantes convierten el picnic en una opción habitual durante los meses de verano.
En la Comunidad Autónoma de Cataluña, más concretamente en La Garrotxa (Girona) se encuentra la poza del Gorg blau de Sant Aniol, un incitador espacio para disfrutar del senderismo en la comarca. Su mirada quedará congelada en la cristalina cascada que case sobre sus aguas, embellecida esta por la frondosidad que acompaña. La ruta además, esta llena de leyendas y mitologías del lugar haciéndola aún más atractiva.
En la falda oeste de Sierra da Groba (Pontevedra), se encuentra las pozas de Mougás y de Pías. El entorno está compuesto por una serie de valles y cuencas fluviales formados por pequeños ríos que descienden de manera vertiginosa hacia el mar. En verano se convierte en un auténtico espacio de disfrute para los bañistas, aunque los lugareños aseguran que es en invierno cuando más se valora estos parajes. El origen de estas formaciones naturales viene dada por la rocosidad que caracteriza el subsuelo, haciendo que el río tenga que rebasar importantes obstáculos en forma de cascadas y pozas.
Muy cerca del pueblo de Rupit, en Santa María de Corcó (Barcelona) se encuentra la piscina natural de Cantonigrós (Barcelona). Para llegar a ella habrá que hacer una ruta de unos 20 minutos andando desde el pueblo de Cantonigrós, que al finalizar, la naturaleza nos deleitará una cascada de 15 metros que cae entre unas altas paredes que rodean el paraje. Además de poder darse un baño y relajarse en el juego de luces que provoca la poca entrada de luz, los más atrevidos podrán practicar Rápel.
La piscina natural de la Garganta de los Infiernos (Cáceres) está comprendida entre la vertiente noroeste de la Sierra de Tormantos, la vertiente suroeste de la Sierra de Gredos y el río Jerte. Cuenta con piscinas naturales y grandes pozas excavadas por la erosión circular del agua de los ríos. Los elevados índices de humedad contribuyen a su vez a potenciar una vegetación de gran valor ecológico con ecosistemas de bosque caducifolio, bosque de ribera, piornales serranos y pastizales alpinos. Es una reserva natural protegida declarada en 1994 con más de 74.000 ha. de superficie.
Nuevamente la geografía española sorprende con sus ocultos rincones de una belleza tan espectacular como desconocida y que demuestran que no hace falta salir del país para ver lugares increíbles. Opción saludable que nos invita a desconectar de la rutina y disfrutar de la naturaleza.