Carolina Marín alcanza los cuartos de final del Mundial de bádminton tras avasallar a la número 3 del mundo

La jugadora Carolina Marín.
La jugadora Carolina Marín.
La jugadora Carolina Marín.

Redacción. “Puedo porque pienso que puedo”. Frase que se marcó Carolina Marín en su cuenta de twiter. Podía ser una premonición. Fue una premonición. Carolina Marín al menos igualó su mejor actuación en el Mundial de bádminton, y amarró su acceso a los cuartos de final de este evento, que se celebra en Copenhague (Dinamarca), tras pasar por encima de la china Yihan Wang, número 3 del mundo, en un partido en el que la asiática estuvo mermada con un vendaje en la pierna, y la onubense aún tenía secuelas del esguince de tobillo que se produjo en el partido del día anterior. Su triunfo, de todos modos, inapelable: 21-9 y 21-12.

Lesión o no por medio, espectacular fue el primer set. Carolina Marín salió a por todas desde el inicio, nada cohibida ante el poderío de la china, número 3 del mundo, que además le había ganado los dos partidos que habían disputado hasta la fecha. La campeona de Europa demostró su valía ante tan cualificada rival, y desde el fondo, en la red, con volantes altos y bajos, dominó el escenario con enorme solvencia.

Porque desde el empate a uno inicial, el torbellino onubense rompió en mil pedazos la resistencia, poca en ese momento, de una jugadora china, incapaz de sobreponerse ante un vendaval de juego. El 4-1 y el posterior 10-4 marcaron la pauta, el camino que tenía que recorrer la campeona de Europa, en plan campeonísima, que no dio tregua a esta Yihan Wang que no sabía cómo salir del avispero.

Tras un contundente 16-7, el set tenía dueña, era de Huelva. Carolina mantuvo el tipo, el juego agresivo y se apuntó la manga por 21-9.

Quedaba un mundo por delante. Pero Carolina Marín tenía marcado a fuego que este era el día. Y no cejó -“… puedo porque pienso que puedo”… diría- y la onubense se fue a por más. Lo cierto es que la segunda manga comenzó igual que la primera, es decir con el equilibrio inocuo del 1-1, y arreón de Carolina, primero para colocar el 7-1 y luego el 11-3, al intervalo. Estaba ahí.

Y no perdió el sitio, ni la concentración. Puede que ni siquiera necesitara esa paciencia que se había reclamado para sí misma en los prolegómenos. Había visto la sangre -metafóricamente hablando- y se tiró a la yugular. Vendaval de juego, por tierra, mar y aire, hasta el 18-5. Ahí hubo un parón.

La onubense, con el partido en la mano, puede que bajara el pistón, o que la china sacara a relucir lo mucho que lleva dentro, de ahí que lograra un parcial de 0-5 que aunque no hizo temer por el desenlace, al menos despertó a la de Huelva. Tuvo que remar un poco más, acabar la faena, y lo hizo, dándole la forma final al set y al partido con un claro también 21-12. Los cuartos de final eran ya una realidad.

Y en los cuartos de final, en la antesala de la pelea por las medallas, estará ante Carolina Marín la jugadora de China Teipei Tzu Ying Tai, número 8 del torneo, con la que no se ha enfrentado nunca la onubense. El duelo está servido, y Carolina quiere seguir haciendo historia. “Puedo porque pienso que puedo”…

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