José Romero Fernández de Landa, el primer ingeniero naval de la Armada

José Joaquín Romero y Fernández de Landa
Pintura anónima de José Joaquín Romero y Fernández de Landa con el uniforme grande de jefe de escuadra de la Real Armada y venera de Santiago. /Fuente: www.institutocervantes.es (Museo Naval de Madrid)

Paula Crespo. Echando la vista atrás y repasando la historia de España, encontramos personajes ilustres nacidos en siglos pasados que han resultado de especial relevancia para el desarrollo de la historia de nuestro país y, a la postre, de sus municipios de procedencia.

Hoy nos remontamos al siglo XVIII y viajamos a la localidad serrana de Galaroza, en la provincia andaluza de Huelva, donde nació el primer ingeniero naval de la Real Armada Española, José Joaquín Romero y Fernández de Landa, en una época en la que, según plantea José María de Juan-García Aguado, en el número 51 de la Revista de Historia Naval, la política exterior española se alineó más con Francia y «se desplazó hacia el eje Atlántico y la Marina adquirió un protagonismo de primer orden», como medio de control de las colonias americanas.

En este contexto, «la construcción naval inicia un proceso renovador de gran dinamismo», que culmina con «la creación de un cuerpo facultativo dedicado expresamente a la tarea constructiva, el Cuerpo de Ingenieros de la Marina» en 1770.

Navío Santa Ana de 112 cañones, diseñado por el onubense José Joaquín Romero y Fernández y botado en 1784.
Navío Santa Ana de 112 cañones, diseñado por el onubense José Joaquín Romero y Fernández y botado en 1784.

El ilustre onubense José Joaquín Romero y Fernández de Landa diseñó un total de 25 embarcaciones entre fragatas y buques de guerra de 112, 74 y 64 cañones, algunos de los cuales tomaron parte en grandes batallas navales de finales del siglo XVIII y principios del XIX como la del Cabo de San Vicente y en la de Trafalgar.

Además fue autor del conocido Reglamento de maderas necesarias para la fábrica de los baxeles del Rey y caballero profeso de la Real Orden de Santiago.

Biografía. José Joaquín Romero y Fernández de Landa nació el 27 de mayo de 1735 del matrimonio formado por Gaspar Romero, capitán de caballos y comisario de guerra, y Mayor de Landa y Muñoz. Ambos progenitores pertenecieron a familias hidalgas, lo que facilitó el ingreso de Romero y Fernández de Landa en la Academia de Guardias Marinas en 1754, en la Compañía del Departamento de Cádiz, cuando tenía 19 años de edad.

reglamento-de-maderas-necesarias-para-la-fabrica-d-9788497614504 (1)
Portada del Reglamento firmado por Joseph Romero Fernández de Landa.

Dos años antes lo hizo en regimiento de Dragones de Edimburgo, un cuerpo militar de soldados que combatieron como caballería e infantería entre los siglos XVII y XIX. Allí realizó sus primeros estudios en el cuartel de la población de Arcos.

La prueba de que fue un buen estudiante se encuentra en que en su segundo año en la Academia ganó tres certámenes públicossobre Análisis, Calculo diferencial y Geometría sublime, el primero; Mecánica, el segundo y Navegación teórica y práctica, el último de ellos.

Su primera campaña de mar comienza en 1756 en el navío de 64 cañones ‘Fernando’, donde ascendió a alférez (1757). Después siguió navegando por el Atlántico y el Mediterráneo como oficial del Cuerpo de Guerra de la Armada en diversos navíos y fragatas, hasta que en 1765 pasó a los astilleros de Guarnizo (Santander), donde trabajó durante tres años a las órdenes del ingeniero de la Marina francesa Francisco Gautier.

El astillero de ferrol era la principal fuente de ingresos de la comarca.
El astillero de ferrol es la principal fuente de ingresos de la comarca desde el siglo XVIII.

En 1768 fue destinado a Ferrol, donde se dedicó a la construcción naval siguiendo la escuela inglesa, a las órdenes de Pedro González de Castejón, inspector general de Arsenales, al que acompañó para poner en vigor la nueva ordenanza de arsenales (1773-1774) en los departamentos de Cartagena y Cádiz. A la conclusión de este encargo fue nombrado comandante de ingenieros interino en el Departamento de Cartagena (1774).

El 2 de febrero de 1775 se casó en Villalba del Alcor -donde vivió cerca de tres años mientras ejercía como ingeniero- , hoy de la provincia y diócesis de Huelva, con su prima Ana Fernández de Landa y Pérez Rañón. Un año más tarde ascendió a capitán de navío e ingeniero en jefe.

En 1777 fue destinado de nuevo a Ferrol, donde había escasez de ingenieros. En 1781 fue nombrado brigadier y en 1782 empezó a ejercer de ingeniero general interino, ocupando el lugar que había dejado Gautier.

Plano de navío de 74 cañones como el San Ildefonso.
Plano de navío de 74 cañones como el ‘San Ildefonso’.

Fue en esta época cuando redactó el Reglamento de maderas necesarias para la fábrica de los baxeles del Rey, impreso en 1784 y puesto en vigor en la Armada, cuyo objetivo, según apunta José María de Juan-García Aguado, era «resolver el problema del control dimensional de los suministros de madera para la construcción de buques, mediante la definición sistemática de las piezas más importantes de la estructura de los mismos».

El mismo año recibió el encargo de construir un navío de 74 cañones que fuese muy manejable y muy velero. Romero y Fernández de Landa proyectó entonces el ‘San Ildefonso’ (1785), que se construyó en Cartagena y resultó ser de tales cualidades que se convirtió en prototipo para la construcción de las fragatas de 34 cañones, tipo ‘Soledad’; los navíos de 112 cañones, tipo ‘Santa Ana’ (que participó en la Batalla de Trafalgar), y de los 64 cañones, tipo ‘San Fulgencio’. Todos ellos diseñados por este ilustre ingeniero onubense.

Plano de navío de 112 cañones como el 'Santa Ana'.
Plano de navío de 112 cañones como el ‘Santa Ana’.

La calidad de sus construcciones, cuyos diseños fijaron las características de las últimas series de navíos del siglo XVIII, le llevó a ser ascendido a ingeniero general de la Armada en 1786 y jefe de escuadra en 1789, antes de ser promovido a teniente general en 1795.

Ya al final de su carrera y con un más que delicado estado de salud, en marzo de 1807 fue cesado de su cargo de ingeniero general, aunque mantuvo el sueldo de teniente general. Le sucedió en el cargo el teniente general de la Armada Tomás Muñoz.

Meses más tarde, en agosto de ese mismo año falleció en Madrid a los 70 años de edad y después de 55 años de servicio, el que fue «el primer, en su doble vertiente de marino y español, ingeniero general del Cuerpo de Ingenieros de Marina».

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *