Redacción. Rafael Álvarez ‘El Brujo’ llevará su magia al Teatro Cofidis de Madrid del 14 de agosto al 7 de septiembre con un ciclo de cuatro espectáculos en el que el cómico repasa algunos de sus éxitos y presenta su nuevo trabajo ‘La luz oscura de la fé’ sobre San Juan de la Cruz, solo dado a conocer en Almagro (Ciudad Real) y el Festival de Cáceres.
Además de la citada obra (que estará en cartel del 9 al 21 de septiembre), ‘El Brujo interpretará ‘Mujeres de Shakespeare’ (del 14 al 24 de agosto); ‘Francisco Juglar de Dios’ de Darío Fo (del 26 al 31 de agosto) y ‘El evangelio de San Juan’ (del 2 al 7 de septiembre).
A pesar del carácter religioso de algunas de las obras del ciclo, el actor cordobés ha resaltado que se basan en textos que «se asocian a la Iglesia, pero pertenecen a la humanidad». «Este país todavía está muy condicionado por prejuicios populares, ya que, por ejemplo, los de los místicos son grandísimos textos de sabiduría que trascienden la moral», ha explicado.
En este sentido, ha apuntado que su objetivo en este ciclo será el de llevar a escena «la belleza de los grandes genios», ya que entiende que la sociedad «está invadida por la fealdad». «Estamos constantemente bombardeados por la fealdad, solo hay que ver la televisión, y hay que tener cuidado porque lo feo deprime», ha señalado. Por ello, volverá a obras que ya ha interpretado antes, intercalando algunas de sus reflexiones e improvisaciones, porque «si después de cuarenta años no se pueden decir disparates sería una carrera frustrada». En cualquier caso, «sin ánimo de molestar», porque le deja «mal cuerpo».
Álvarez ha reflexionado también sobre la actual comedia teatral y, en concreto, sobre el género del monólogo, algo que a él le toca de cerca: «mis obras son todas monólogos y no lo son». ‘El Brujo’ ha querido «marcar las distancias» con los actuales monologuistas de televisión, a los que considera herederos de un humor impuesto por ‘El Gran Wyoming’. «Como el Wyoming solo hay uno, es un genio, y él inauguró el estilo ‘yo soy más listo que nadie’. El problema es que la actual generación ha heredado esto y apuesta porque ‘el tonto es otro’ y que hay que meterle el dedo en el ojo, cuando esto es una vulgaridad», ha afirmado.
Así, defiende al cómico como «producto de una vida entera que no es el chiste en sí, si no lo que irradia». Y para ejemplificar este concepto de humorista, ‘El Brujo’ ha utilizado dos ejemplos muy diversos: Chiquito de la Calzada y el actor recientemente fallecido Robin Williams. «Chiquito me transmite una enorme ternura porque para que llegue a decir ‘¿te das cuen?’ ves que detrás hay vida y una trayectoria. Es la poesía del pueblo. Con Robin Williams pasaba lo mismo, tenía algo en la cara que decía que era un niño grande perdido en el mundo, que le fue bien pero en el fondo estaba muy perdido», ha destacado.