Estudios recientes sugieren que las personas inteligentes viven más, según el psicólogo Helio Carpintero

Helio Carpintero.
Helio Carpintero.

Redacción. Los test de inteligencia y las nuevas medidas que están utilizando los psicólogos en la actualidad han encontrando indicios de que las personas más inteligentes pueden tener una mayor esperanza de vida que las que tienen menos inteligencia, según ha explicado el catedrático de psicología de la Real Academia de las Ciencias Morales y Políticas, Helio Carpintero.

Así, ha comentado que hay grupos de científicos «preocupados» por los aspectos epidemiológicos de la inteligencia que «se dan cuenta de que las medidas también tienen un componente que hace referencia a dimensiones de salud y longevidad«. Otra cosa es, según detalla Carpintero, pensar por qué la inteligencia tiene esas condiciones y «discutir si el hombre muy inteligente ajusta muy bien su vida, si toma buenos alimentos o si hace una vida muy sana», factores que contribuyen a tener una mayor calidad de vida y más longevidad.

Además, ha apuntado que algunos grupos de psicólogos se están centrando en realizar test «cada vez más ajustados al individuo» porque «se han dado cuenta de que podemos empezar a pasar a una persona un determinado test, y cuando va teniendo ciertos tipos de fallos, podemos reajustar los ítems que le vamos pasando para ir perfeccionando y determinando mejor cómo funciona esa persona».

Carpintero ha dirigido esta semana en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander la XIII Escuela de psicología ‘José Germain’. La inteligencia: perspectivas actuales’, ha afirmado que el hombre inteligente es un hombre que, «en una forma en cierto sentido original y personal, plantea un problema y le encuentra una solución». «Normalmente el hombre inteligente tiene una personalidad que le diferencia de los demás», ha apuntado.

En relación con la resolución de problemas, reconoce los beneficios de los videojuegos, pero reivindica la necesidad de fomentar la lectura entre la juventud «porque los jóvenes están teniendo, con mucha frecuencia, un lenguaje enormemente empobrecido».

Eso sí, a pesar de que afirma que la lectura favorece el pensamiento, la imaginación y el desarrollo de conceptos abstractos, recomienda que sea «compatible» con el ordenador.

«Un gobierno no puede dar la espalda a la mejora de la inteligencia».  Según Carpintero, en la actualidad también se sabe que las mediciones de inteligencia «tienen mucho que ver con la estructura biológica del individuo» porque se ha demostrado que «los genes se van desarrollando y actualizando, y en algunos otros casos no, en función de cuál es el entorno del que disponemos para que la persona ponga en juego» sus capacidades.

Por este motivo, reivindica que «un gobierno con responsabilidades no puede dar la espalda a lo que hoy vamos sabiendo de los procesos y técnicas que mejoran y entrenan la inteligencia». Con todo esto, defiende que «no tiene sentido» que la mejora y el entrenamiento de la inteligencia «quede reducida a las páginas finales de las revistas de moda o del corazón -prensa rosa-, donde hay pequeños ejercicios para desarrollar la inteligencia», como sopas de letras o sudokus.

«Esa es una cuestión de la máxima importancia social porque hace referencia a una dimensión central de la inteligencia, que es ser una potencialidad humana y, por tanto, es capital humano para poder desarrollar una sociedad», ha manifestado Carpintero, que tiene claro que «estamos obligados a ir teniendo en cuenta aspectos básicos de la inteligencia» y que «de ninguna manera podemos pensar que la inteligencia está limitada o empobrecida» a día de hoy.

Este experto en psicología también ha destacado que «ciertos gobiernos y personas con responsabilidad social tienen claro que hay un factor importante en la inteligencia, no simplemente a nivel individual, sino también a nivel colectivo -como en proyectos de la NASA como ‘Mars 500–, y ese es un elemento que hay que promover».

La inteligencia, un «elemento verdaderamente valioso». En este contexto actual de desarrollo tecnológico del mundo globalizado, Carpintero no comparte el dicho «la felicidad está en la ignorancia» a pesar de que se piensa que «el hombre que tiene más cultura, tiene más sensibilidad y está abierto determinados tipos de estímulos, es más fácil que se sienta frustrado, insatisfecho y, en cierto sentido, desequilibrado».

Por eso, critica que «a algunos les ha podido parecer preferible, en una sociedad patriarcal y agrícola, decir ‘No quiero que me saquen de mi dulce campo y de mi cómodo vivir para meterme en cosas nuevas que a mí no me interesan'».

Frente a este pensamiento, responde que «la Humanidad avanza históricamente, y cuando avanza usted no puede aspirar a hallarse en un campo feliz como si fuera Horacio o Virgilio, no puede aspirar simplemente a meterse en una cueva y a hacer de eremita».

«Usted está en una sociedad del conocimiento donde todo está cada vez más afectado por la computación, el manejo y el uso de las técnicas de comunicación e información, que hacen que vivamos completamente dependientes de una sociedad globalizada», ha argumentado.

Todo ello porque, en su opinión, «la inteligencia, sin duda alguna, es uno de los valores que sigue teniendo en nuestra sociedad el aprecio y el apoyo de la masa de nuestros conciudadanos». A este respecto, según Carpintero, los psicólogos y los científicos están «completamente convencidos de la inteligencia es uno de los grandes atributos, uno de los elementos verdaderamente valiosos de la persona».

Tras este repaso por la visión actual de la inteligencia y las nuevas líneas de investigación de los psicólogos, Carpintero concluye recordando que «le debemos muchísimo a un grupo pequeño de grandes genios», desde Aristóteles a Alan Turing, pasando por Miguel Ángel, Cervantes o Shakespeare.

«Estamos en la situación de darnos cuenta de que como la Humanidad está creciendo hacia los seis mil millones de personas, toca que haya una proporción mayor de personas geniales y de personas muy inteligentes simplemente por criterios estadísticos», ha apostillado.

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