Andrés Espuelas. Ni revoluciones industriales, ni cambios sociológicos, ni una Guerra Civil, ni las transformaciones tecnológicas, ni incluso los execrables deshaucios han podido tirar a abajo hogares con mucha historia. Y no lo decimos porque en ellos haya sucedido algo especial sino porque guardan la tradición en el diseño de varias generaciones andaluzas, gallegas, catalanas, asturianas y valencianas, sobre todo.
España Buenas Noticias se ha querido introducir en algo típico de nuestra sociedad y nuestros pueblos y recordar que hace un tiempo los rascacielos y las casas cuadradas con cristaleras no existían. Esta es la recopilación de los hogares más típicos de España. Unas casas que tienen mucho que contar.
1. Cortijos. Andalucía, sobre todo, Extremadura y Castilla La Mancha, en menor medida, pueden presumir de unas viviendas que ya Fernando III en 1241 habló de ellas. Su boom se dio, sin embargo, más tarde, sobre el siglo XVIII coincidiendo con el señoritismo y el cuidado de sus tierras para cultivo.
Aunque hoy veamos en este tipo de casas piscinas, spas e incluso hoteles, cuando se comenzaron a fabricar eran poco sólidas ya que se construían con troncos y pajas. El cortijo incluía, y sigue incluyéndolo, la vivienda del casero, el arado y las cuadras de los animales, las cuales eran cuidadas por los jornaleros. A lo largo del tiempo, sin embargo, han evolucionado dándose varios tipos dentro de estos cortijos. Por ejemplo, la Hacienda, que incorporaban grandes monumentos; la Casería de Cereal; de Viñedo; de Huerta o la Casa Aislada, para uso únicamente de residencia.
2. Masías. Los siglos XI y XII fueron protagonistas, aparte de las cruzadas, del nacimiento de este tipo de hogares representativos de Cataluña. También con origen agrícola, al igual que los cortijos, tuvieron un antes y un después tras la Peste Negra que asoló la región catalana a mediados
del siglo XIV. Construidas por piedras y unidas mediante el barro o cemento, su aspecto de cara al exterior nos recuerdan actualmente a la época a la que pertenecieron, la Edad Media.
Las reformas llevadas al cabo de los años han dado que hoy podamos disfrutar de las masías fortificadas, características del siglo XVII, de las de galerías y lumbreras, del XIX, o de las modernistas, de la actualidad. La más famosa de todas la encontramos en Barcelona, justo al lado del Camp Nou y se le conoce como Can Planas. En sus instalaciones se han formado las mejores estrellas del F.C. Barcelona.
3. Caseríos. En medio de la campiña vasca y navarra, rodeados de un césped que relaja nada más verlo y de vacas pastando, se encuentran estas casas típicas españolas. Hoy en día se mantienen en pie muchos de los caseríos del siglo XVI, algo que dice mucho de la calidad de su construcción. En un principio dentro de éstos convivían tres generaciones que eran autosuficientes con los cultivos y los trabajos que en ellos se daban. Por ejemplo, con las máquinas gigantescas de elaboración de sidra o también llamado ‘lagar’.
Una de las características más importantes del caserío y que dice mucho de la tradición vasca y navarra es la posesión de éste. Eran heredados por un sólo individuo que solía ser descendiente de los anteriores dueños. Además, apellidos vascos típicos como Garaikoetxea («Casa del alto»), Etxebarria («Casa nueva») o Ibarrola («Ferrería de la ribera») son familias que descienden de caseríos de este tipo.
4. Hórreos. Acompañando a los caseríos en muchas ocasiones se encuentra esta edificación, que no vivienda, que servía de despensa de productos agrícolas. El mijo, un tipo de cultivo de cereal, fue la primera elaboración que se guardaba allá en el siglo XIII en Galicia, de donde son típicos. De estos cabazos, también como se le denominan, quedan menos de 30.000 en la actualidad y en ellos se puede apreciar su diseño primitivo.
Cuatro soportes lo elevan del suelo para una mejor la ventilación de los productos que dentro conservaba. Al final de éstos se introduce lo que se llama un ‘tornarrato’ o piedra ovalada en forma de moneda que impide el acceso de los roedores al interior. Cuadrados, rectangulares, en forma de ‘L’… cualquier opción es posible para este almacenaje al que se accedía por unas escaleras en el lateral.
5. Barracas. No podíamos terminar este repaso a las viviendas más típicas de la península ibérica sin mencionar a la barraca valenciana. Usado por labradores y pescadores como vivienda y lugar de almacenaje desde el siglo XVI, su diseño es muy característico. La fachada, con forma de triángulo muy resaltado, está fabricada con adobe y el tejado, de madera. Un pasillo que unía la entrada con la parte trasera de la vivienda conectaba todas las zonas de la barraca. Actualmente, muchas de las que se conservan en buen estado sirven de museos turísticos.