Andrés Espuelas. En la desembocadura del río Bidasoa, en la frontera de Irún con Hendaya (Francia), se encuentra un islote de 2034 m² que, a simple vista, sólo llama la atención por su belleza. Sin embargo, supone un ejemplo de cooperación y de relaciones entre países que podría salir perfectamente en los libros de texto. La Isla de los Faisanes es el condominio – en términos jurídicos, «lugar compartido por dos o más instituciones» – más pequeño del mundo. Francia y España, seis meses cada una, se reparten la soberanía de una isla que tiene una enorme historia detrás.
Francia y España, España y Francia, en las manos de Luis XIV y Felipe IV, rey galo y español, respectivamente, firmaron la Paz de los Pirineos en 1659. Este tratado ponía fin a más de 25 años de conflictos armados entre ambos imperios. Pero para rubricarlo era necesario un lugar neutral donde sentarse a hablar. La Isla de las Conferencias, término inicial de la isleta en cuestión, y lugar intermedio entre ambos países fue el punto elegido.
Ambas naciones necesitaban la paz y las facilidades para refrendarla se hicieron notablemente visibles. Se construyeron puentes y se levantó una sala de conferencias divida en dos zonas, una para cada imperio. 25 sesiones fueron necesarias para que el día 7 de noviembre de 1659 se pusiera punto y final a la guerra. El acuerdo, además, incluía la unión en matrimonio de la hija de Felipe IV, María Teresa de Habsburgo, con Luis XIV, el «Rey Sol». Todo ello fue organizado, por parte española, por Diego de Velázquez, encargado de la logísitica de la Corona española – función más desconocida del pintor de ‘Las Meninas’ -, y, por parte francesa, por el militar D’Artagnan quien Alexandre Dumas convirtió más tarde en un éxito literario.
De todas las infraestructuras creadas, la isla no puede disfrutar actualmente, por desgracia, de ninguna. Tan sólo logramos encontrar en ella cuatro monolitos. Dos de ellos, los más antiguos, rezan lo siguiente: «En memoria de las conferencias de MDCLIX por las cuales Felipe IV y Luis XIV, con una feliz alianza pusieron término a una empeñada guerra entre estas dos naciones. Restauraron esta isla Isabel II de España y Napoleón III Emperador de los Franceses en el año MDCCCLXI». Como lugar neutral cada uno lo hace mirando al país y con el idioma respectivo.
Lo máximo que se puede acercarse a esta histórica isla tiene que ser con una piragua, disfrutando al unísono de un paseo por el Bidasoa. Otra opción es con el Festival de Folklore de la Isla de los Faisanes que se celebra, precisamente, el próximo día 30 de julio, coincidiendo con las Fiestas de San Ignacio. Fuegos artificiales se unen con grupos de distintos países en un acto al que los asistentes disfrutan desde la carretera colindante con la isla.
El fin del Festival también será el de la conclusión de la jurisdicción de la Comandancia Naval de San Sebastián sobre la ínsula. De esta forma, Hendaya se hará cargo de ella hasta el 1 de febrero de 2015. Uno de los objetivos es mantener los proyectos que se llevan haciendo desde principios del siglo XX. Lo más importante es evitar la erosión de la isla por parte del río para que franceses y españoles podamos disfrutar del recuerdo de tanta historia.