Ana Amador. Captar la atención del público y lograr trasmitir un mensaje universal combinando elementos de la vida cotidiana no es sencillo. Sin embargo, Michel Bouvet (Túnez 1955) tiene la capacidad de conseguir que lo más complicado parezca fácil y a la vez jugar con el espectador hasta cautivarlo.
Aunque se diplomó en 1978 en la Escuela Nacional de Bellas Artes de París como pintor, el artista francés prefirió dedicarse al diseño de carteles y grafismo en el ámbito cultural e institucional, un arte por el que ha destacado desde que era muy joven.
Entre sus trabajos más importantes cabría resaltar el logotipo en 10 idiomas de ‘El Día de la Música’, la campaña para el ‘Bicentenario de la Revolución Francesa’ en 1989 o la señalización del Museo de Artes y Oficios de París.
Paralelamente, Bouvet enseña a jóvenes promesas en la Escuela Superior de los Artes Gráficas Penninghen de París. También es comisario de destacadas exposiciones y miembro de la Alianza Gráfica Internacional (AGI) desde 1997.
Por sus diseños ha recibido premios en la mayoría de las bienales internaciones de carteles, como el Jan Lenica de la Bienal Internacional del Afiche en Varsovia (Polonia). Asimismo, en 1987 y 1992 fue galardonado con el Gran Premio del Cartel que le otorgó la Biblioteca Nacional de Francia.
Recientemente, su muestra itinerante ‘Affichiste’ se expone en el Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla (CICUS), lo que ha brindado la oportunidad de poder conversar con este gran artista.
– Sr. Bouvet, ¿qué le motivó a decirse al diseño de carteles?
– Yo entré en la Escuela de Bellas Artes de París como pintor, pero cuando tenía 20 años hice un viaje a Praga (República Checa) donde descubrí los carteles. Al regresar a París pensé que podría ser muy interesante poder comunicar mis ideas a la gente en las calles y no centrarme solo en hacer pinturas para galerías o clientes ricos. Así que el cartel se convirtió en un sistema visual y en una concepción de la vida.
– ¿Quién le brindó la oportunidad de demostrar su talento?
– Cuando finalicé mis estudios obtuve mi primer trabajo como ilustrador y diseñador gráfico en la prensa, pero fue una incursión muy breve. Entonces un amigo me propuso que me presentara como candidato para trabajar como diseñador gráfico en la Casa de la Cultura de Créteil y fui seleccionado entre 15 personas. Esto supuso una oportunidad increíble, aunque también fue una época muy dura ya que trabajaba todas las noches para acabar mis proyectos. Llegué a realizar 3 ó 4 carteles por semana, una auténtica locura.
– ¿Cuál es su gran pasión: la pintura, la fotografía o el cartelismo?
– Para mí no hay distinción entre bellas artes y artes decorativas. Considero que el cartel, además de un mensaje para mucha gente, es una combinación de pintura, fotografía y tipografía. Ser cartelista me permite poder mezclar mis pinturas y las fotografías que tomo durante mis viajes.
– ¿Qué viaje le ha resultado más fascinante?
– Hay muchos lugares del mundo que son increíbles por sus paisajes, pero especialmente me fascina la cultura indígena de América Latina. Recuerdo, por ejemplo, un viaje que realicé a la selva en Chiapas (México) durante el conflicto entre el subcomandante Marcos y los militares.
– ¿Qué países aún no ha visitado?
– No conozco el centro de África, como Senegal, Nigeria o Kenia, y tampoco he estado Indonesia o India. Aún me quedan muchos sitios por descubrir, pero me resulta muy complicado poder compaginar mi pasión por viajar con el trabajo como cartelista y profesor.
– Después de tantos años en su profesión, ¿aprende usted también de sus alumnos?
– Aprendo mucho de ellos, especialmente ahora que estamos experimentando un gran cambio tecnológico y de mentalidad. Además, es muy interesante y útil buscar qué es original en una nueva generación e intercambiar experiencias.
– ¿Actualmente hay buena cantera de cartelistas?
– Algunos países poseen una gran reputación, historia y tradición como cartelistas, por ejemplo Polonia, Suiza y Holanda. Pero también ha surgido una gran generación en Cuba y sus cartelistas son realmente buenos, porque existe una mezcla muy fuerte de cultura, arte e inspiración de otros países. Es curioso que el cartel, que podemos considerarlo una manera antigua de exprimir un mensaje en un mundo digital, es también una síntesis de diferentes artes y mensajes.
– ¿Podría anticiparme algún nombre que sonará con fuerza?
– Giselle Monzón y Idania del Río son dos cartelistas cubanas realmente buenas. Además es muy curioso que realicen trabajos de un gran nivel en un país en el que resulta realmente complicado conseguir papel o tinta para imprimir. Sin embargo, considero que cuando las situaciones para poder crear no son fáciles surge al mismo tiempo otra fuerza.
– ¿Cuáles son sus fuentes de inspiración para diseñar un cartel?
– Lo importante es comprender y entender el tema para poder transmitir un mensaje universal. Sobre todo, hay que tener mucho respeto por la obra, el realizador o los intérpretes. En mis carteles uso muchos elementos de la vida cotidiana, que son muy simples de comprender. Un buen cartel necesita una lectura muy clara, fácil y rápida, eso es muy complicado de conseguir.
– ¿En qué momento sabe que ha logrado el propósito que perseguía con un cartel?
– No puedo saber cuál será la reacción del público ante mi trabajo, solamente puedo esperar. Cuando hay un cartel mío en las calles o el Metro de París hay millones de personas que lo ven, ellos no conocen mi nombre pero ese cartel tiene una vida muy importante y en algunas ocasiones el mensaje es muy fuerte.
– ¿Qué significa ser espectador de un cartel?
– La actitud de la gente es diferente si ven un cartel en la calle o en una exposición. Si lo observas en un museo o un centro cultural es una obra de arte pero en la calle es una publicidad. Mi trabajo consiste en comunicar las propuestas de mis clientes y cuando el espectador piensa que el cartel es bueno sus expectativas se trasladan también a la obra que van a disfrutar.
– ¿Cual será su próximo proyecto?
– Próximamente realizaré una exposición en Tokio y diseñaré un cartel para ese evento. Me gusta mucho trabajar en otros países, porque me permite tener la posibilidad de comunicar a personas de otro lugar acerca de mi país y cultura, eso es algo muy interesante.
Muchas gracias, ha sido un honor poder entrevistarle.