Francisco Roca Rodríguez. “Tenemos ante nosotros un gran desafío de impulsar las nuevas tecnologías, la ciencia y la investigación, que son hoy las verdaderas energías creadoras de riqueza”. En un discurso de proclamación de un Rey cada palabra está milimétricamente estudiada y pensada, y cuando Felipe VI pronunció la frase anterior no lo hizo por casualidad. ¿Estamos ante Felipe 6.0?
Como matemático me gusta dar datos y no entrar en valoraciones subjetivas, así que les dejo ciertos detalles y valoren, queridos lectores. El miércoles, 21 de mayo, a menos de un mes de su proclamación como nuevo Rey, se inicia la cuenta oficial de Twitter @CasaReal, y de hecho entra en funcionamiento de manera real (en el doble sentido de la palabra): utiliza hashtag (#FelipeIV), publica fotos no accesibles al resto de informadores, facilita los documentos (como el de abdicación de Juan Carlos I), e incluso manda ánimo a la Selección en su debut mundialista (que a la larga hemos visto que eran ánimos tan necesarios como insuficientes).
Pero no sólo hemos de decir que la Casa Real está en lo virtual (curioso juego de palabras) por el Twitter, a esto hemos de añadirle además su renovada página web. Un vistazo rápido deja ver en la parte principal un botón de acceso a un formulario para “hacer llegar sus saludos” al Rey (aunque ya advierte que por el volumen no hay respuestas personalizadas). Un acercamiento más profesional muestra incluso que la parte de idiomas y lenguas cooficiales no llevan a páginas adaptadas, sino a un desarrollo de la web completo en cada uno de ellos (los que hemos trabajado en el tema conocemos la diferencia abismal para el usuario y para el que lo gestiona).
Y completamos estos cambios con un canal en YouTube desde el que incluso hay emisiones en directo, como el acto de jura y proclamación del Rey.
Es obvio que la gestión de los mismos no está realizada por el soberano, y lo es tan cierto como que si él no lo quisiera personalmente tampoco habría introducido esta nueva forma de hacer las cosas en la Casa Real.
Pero los datos que más pueden ayudarles a decantarse, estimados lectores, están en las fotos de su primer despacho (no en el sentido físico de la palabra despacho, pues de príncipe ya tuvo despacho). Se puede apreciar como hay un smartphone a su derecha, un portátil detrás, una “sounddock” a su izquierda y, lo más llamativo, una regleta de las de botoncito rojo bajo la mesa para enchufar los dispositivos electrónicos. Eso demuestra que en su traslado ha sido imperiosa la necesidad de conectar tecnología, y no han tenido ni tiempo de instalar un sistema de enchufes compacto (como los de suelo técnico).
Que cada uno saque sus conclusiones, pero como dice en el mismo discurso con el que comencé este artículo, esto da la impresión de ser “una Monarquía renovada para un tiempo nuevo”.