El tesoro del Odyssey se exhibe en una muestra conjunta en los Museos Arqueológicos Nacional y Naval

La exposición puede admirarse en el Museo Arqueológico.
La exposición puede admirarse en el Museo Arqueológico.
La exposición puede admirarse en el Museo Arqueológico Nacional y en el Naval.

Redacción. El Museo Arqueológico Nacional y el Museo Naval acogen la exposición conjunta ‘El último viaje de la fragata Mercedes’, en la que se muestra el patrimonio recuperado de la fragata tras el litigio con la empresa Odyssey, que anunció en 2007 el hallazgo de un lote de más de 500.000 monedas en el lugar en el que se había hundido el navío, así como otros objetos.

Tras un largo litigio entre la empresa estadounidense y el Gobierno español, los tribunales norteamericanos dieron la razón a España y se ordenó la inmediata devolución de estas piezas al país de origen, donde por fin se dan a conocer al público en una gran muestra en la que además se ofrece un marco histórico para situar al visitante en aquel suceso, ocurrido el 5 de octubre de 1804.

Alrededor de 30.000 monedas, así como balas de munición, eslabones, piezas del buque, polea de la soga del barco, fragmentos de recipientes de cerámicas, resto de una cuchara y un tenedor, gemelos, lentes de instrumental de navegación, una tabaquera o una hebilla de zapato son algunos de los elementos que se encontraron en la fragata de las Mercedes y que ahora se exponen en esta muestra, que podrá visitarse desde este jueves 12 de junio hasta el 30 de noviembre.

Lejos de lo que se argumentó en su momento, cuando el tesoro fue hallado por Odyssey, tanto la fragata Mercedes como las otras tres que acompañaban (Medea, Fama y Clara), forman parte de un suceso importante para la historia de España, según ha indicado el coordinador de la exposición, Carlos León, durante su presentación ante los medios de comunicación.

A las 8.00 horas de la mañana de aquel 5 de octubre de 1804, cuatro fragatas británicas interceptaron las naves españolas, que viajaban de América a España, tal y como se relata en los documentos de los cronistas de la época y consultados por las comisarias de la muestra en las sedes del Museo Naval y Museo Arqueológico Nacional, Susana García y Carmen Marcos, respectivamente.

Las cuatro fragatas españolas estaban cargadas con caudales para la Corona española, motivo por el que Inglaterra, convencida de que aquella riqueza iba destinada a Napoleón -con quien los ingleses estaban en guerra-, decidió detenerlas para obtener todas las monedas. Sin embargo, ante la negativa y la sorpresa, las fuerzas británicas iniciaron un ataque que, sin pretenderlo, alcanzó la pólvora de la fragata Mercedes y provocó su explosión.

«Los ingleses sabía perfectamente que las fragatas españolas traían dinero, les preguntaron antes de atacar de dónde venían y hacia dónde iban para saber que eran ellos», ha indicado Susana García, quien añade que aquel era un momento «muy delicado» en la historia. De hecho, solo dos meses después, España, hasta entonces en paz con los ingleses, declaró la guerra al país insular.

Cartas y documentos. Organizada por el Ministerio de Defensa, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y Acción Cultural Española (AC/E), esta exposición acoge no solo objetos encontrados en la fragata, sino también un buen número de documentos y cartas con las que se reproduce aquel momento.

En la muestra hay dos nombres esenciales. Por un lado, José de Bustamante, al mando de las cuatro fragatas y quien también había participado en la expedición Malaspina, de quien se conserva un informe con el que se pudo reconstruir este suceso; así como Diego de Alvear, también al mando, quien sufrió una pérdida personal: su mujer y siete de sus hijos murieron.

En total, en aquellas fragatas viajaban al menos 300 personas, según indica García, un número inexacto porque no se contabilizaron a todas las personas. Entre ellas, viajaban soldados, pero también familias con sus bienes, que aprovecharon este viaje, tras un bloqueo de más de cinco años al que se tuvo que enfrentar el país.

Alrededor de un centenar de personas fallecieron en aquel ataque, de los que una veintena eran civiles, y 48 se salvaron. Fueron llevados detenidos a Reino Unido, donde, según recuerda en su informe Bustamante, fueron tratados «muy bien» durante el trayecto y de hecho les curaron las heridas y fueron liberados e indemnizados tiempo después con la condición de que nunca más lucharan contra Inglaterra.

Según indica Carmen Marcos, su intención nunca fue derrotar a la fragata porque de esa forma perdían tanto el barco como los caudales.  Aunque nunca los británicos nunca reconocieron este atentado, de alguna forma esa indemnización fue una manera de hacerlo, según añade Carlos León.

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