
Ana Rodríguez. José María Maldonado es, sin lugar a dudas, el cantautor oficial del Camino de Santiago. Este sevillano ha encontrado en las sendas que llevan a este lugar de obligado peregrinaje para la cristiandad una fuente inagotable de inspiración para componer y transmitir la transformación interna que experimentan quienes se echan al camino.
En realidad, Maldonado ha estado vinculado toda su vida al mundo de la música. Ya de joven, en los años 70, grabó dos discos con el grupo del que formaba parte por aquel entonces, ‘Crónica’. En 1975 comenzó su carrera en solitario aunque, como él mismo reconoce, “he hecho muchos dúos”, teniendo cuatro LPs grabados en distintas compañías.


Sobre su estilo, el artista reconoce que va desde la balada al rock, habiéndose atrevido incluso con las sevillanas, trabajo que le valió un Premio de la Sociedad de Autores.
Sin embargo, desde que en 2002 conoció el Camino de Santiago, éste ha sido su musa, su gran inspiración. Llegó a él en un momento en el que las discográficas se precipitaban hacia el abismo de la crisis y la piratería y, sin darse cuenta, comenzó a componer temas que gustaron mucho.


El hecho de hacer este primer recorrido fue “una especie de milagro”, según confiesa el cantautor. Al parecer, un señor escuchó en un bar de Sevilla una canción que Maldonado había compuesto y que cantaba el ex componente del grupo Jarcha, Ángel Corpa. Le gustó tanto el tema que consiguió localizar al autor y le invitó a pasar unos días en Galicia. “Mientras íbamos para allá me topé con el Camino de Santiago. No sabía ni que existía. La gente pasaba con cara de felicidad y luego, en Santiago, los vi llegar y cómo se abrazaban los peregrinos… eran escenas maravillosas”, recuerda.


Desde entonces, el gusanillo se le metió en el cuerpo a José María Maldonado y, poco después, puso dirección a los Pirineos para recorrer el conocido como Camino Francés. Con los pensamientos, poemas e impresiones que le causó el trayecto rellenó tres libretas, escritos que anotaba mientras paraba para descansar a la sombra de un árbol o en la ribera de algún riachuelo.
Fruto de su pasión han visto ya la luz ocho discos –pronto lo hará un noveno- bajo los títulos ‘Flechas amarillas’, ‘Gozos peregrinos’, ‘Hitos del camino’, ‘Interludio jacobeo’, ‘Leyendas y fantasías del Camino’, ‘Jacobeina’, ‘Máximo y Maldonado en el camino’ y ‘Nueva ofrenda al Camino’ que vende en tiendas de Santiago y otras distribuidas a lo largo del Camino, además de bajo petición expresa vía Internet.


Maldonado trata de reflejar en sus composiciones una experiencia muy intensa, sentimientos que surgen en millones de personas procedentes de todo el mundo cuando recorren los senderos que llevan a Santiago de Compostela: “personas que vienen aquí a reflexionar, a buscar en sí mismos, individuos que vienen solos y que te los encuentras y hablan contigo como si te conocieran de toda la vida. El Camino es como una escuela de transformación personal, además de unas vacaciones baratas”, bromea el cantautor.
En este sentido, el sevillano comenta que hay dos tipos de personas, las que emplean el Camino para buscar en su interior, como si albergaran un tesoro escondido que quisieran sacar a la luz, es decir, las que desean evolucionar mentalmente con la experiencia, y las que ni siquiera se lo plantean.


Todos estos momentos mágicos son los que Maldonado trata de plasmar en las letras de sus canciones y de transmitir en sus recitales, los cuales ofrece, como no, en hermosos enclaves del recorrido. “Con el Camino de Santiago no pasa, por ejemplo, como con la romería del Rocío, en la que los rocieros, mientras van por las arenas, cantan canciones típicas a la Virgen. Desde el siglo XIII no se entonaban temas musicales en el Camino, y los que se interpretaban antes estaban en gallego antiguo o en latín”, explica el artista, que ha compuesto multitud de canciones que bien podrían convertirse en los nuevos sones de la peregrinación jacobea.
Asimismo, Maldonado, que desde hace más de una década realiza todos los años el Camino de Santiago al menos una vez, destaca el auge que ha tomado el recorrido, encontrándose en él peregrinos en cualquier época del año. Sin ir más lejos, este 2014 “me fui a un albergue de Roncesvalles con 185 camas y todas estaban cogidas. Tuvieron que abrir una nave del siglo XV llena de literas para acoger a la gente”, pone de relieve el cantautor.


Y es que, si bien el Camino de Santiago había desaparecido en los dos últimos siglos, fue un párroco de O Cebreiro, una remota aldea en la montaña de Os Ancares de Lugo, Elías Valiña Sampedro, a quien le debemos esta recuperación y nuevo impulso de las peregrinaciones jacobeas, pues fue él quien limpió y delimitó los caminos actuales, además de ser el autor de las famosas flechas amarillas que a día de hoy siguen indicando la dirección correcta a Santiago en cruces de caminos y en puntos conflictivos.
Tras el éxito obtenido en los últimos años, no cabe duda de que las composiciones de Maldonado, más que esperadas, eran necesarias para dar aún más color a la sendas a Galicia, pues qué mejor manera de manifestar la alegría y de rezar al Santo que entonando una canción inspirada por las vivencias del Camino.