Ana Amador. Famosas películas como ‘Al Rojo Vivo’ o la oscarizada ‘Rain Man’, en la que un brillante Dustin Hoffman interpretaba a un autista superdotado, han contribuído a mitificar las talentosas características del autismo. Sin embargo, este trastorno de la personalidad difiere notablemente de los falsos preceptos que durante años ha creado el séptimo arte.
Recientemente se ha celebrado en Burgos un Congreso Internacional sobre el Autismo en el que han participado más de 300 especialistas. Según los datos expuestos en este simposio, en España existen 800.000 casos, concretamente, uno de cada 150 niños ha sido diagnosticado de autismo.
“El Trastorno de Espectro Autista se localiza en la personalidad y afecta a la capacidad de comunicación de los niños que lo padecen”, matiza Laura Hijosa, psicóloga y coordinadora del Servicio de Información y Asesoramiento de la Federación de Autismo de Madrid.
Este problema puede tener diferentes variables. En muchos ocasiones conlleva otras discapacidades, como un retraso madurativo a causa de la ausencia del lenguaje, y en otros casos muy exclusivos genera un aumento de otras capacidades intelectuales como la memoria. “Al igual que una persona ciega agudiza el resto de sus sentidos, el autista puede aumentar otras capacidades intelectuales”, argumenta Hijosa.
A pesar de las limitaciones del Plan Universitario de Bolonia, que ha marginado considerablemente la pedagogía terapéutica, la Educación Especial ha desarrollado nuevas técnicas de rehabilitación para tratar a alumnos con necesidades diferentes.
Entre estos avances destaca la delfinoterapia, un tratamiento gracias al cual el Delfín, el más inteligente de los mamíferos marinos, ha sido capaz de establecer vínculos con el autista, algo muy difícil de conseguir realizar con otro humano. Por ese motivo, muchas asociaciones apoyan estos programas de zooterapias y los defienden como métodos de aprendizaje fuera de la rutina del aula.
Carlos de las Parras, encargado del mantenimiento de los cetáceos del Zoo Aquarium de Madrid, afirma que el delfín es un animal que “interacciona con las personas y emite ondas ultrasónicas de diferentes tipos que permiten su circulación por el cuerpo del afectado, operando de forma positiva ante el sistema nervioso”.
Asimismo, muchas asociaciones de Andalucía relacionadas con esta necesidad de apoyo educativo, como ANSARES o Aire Libre, recomiendan esta actividad para la mejora del alumno, no sólo en casos de Autismo sino también para otros trastornos como la hiperactividad.
Esta técnica consigue que el animal y el niño establezcan un vínculo, que se manifiesta a través de todas las actividades que llevan a cabo: entrenamiento físico, juegos, cuidado mantenimiento del animal y su alimentación.
Por otro lado, mientras el delfín se deja tocar contacta con diferentes zonas del cuerpo del niño como la columna, los pies y las manos, así se transmiten ondas ultrasónicas de carácter alfa, beta y thea. Según el experto en delfinoterapia Juán José Sánchez Ortiz afirma que «se generan endorfinas, responsables de mejorar las conexiones neuronales” y de activar el funcionamiento de ambos hemisferios cerebrales.