Redacción. Científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han patentado un nuevo procedimiento para modificar la superficie de las aleaciones de titanio con aplicaciones biomédicas que reduce el riesgo de infección de las prótesis fabricadas con este metal.
El procedimiento, desarrollado en colaboración con el Instituto de Investigación Sanitaria Fundación Jiménez Díaz y el Hospital Universitario La Paz de Madrid, consiste en dotar al material de propiedades antibacterianas y sus creadores demuestran que, si las superficies de estas prótesis se modifican con flúor, se reduce hasta un 50 por ciento la adherencia de las bacterias ‘Staphylococcus aureus’ y ‘Staphylococcus epidermidis’, responsables de entre un 60 y un 80 por ciento las infecciones asociadas a biomateriales en cirugía ortopédica.
«Este hallazgo supone un gran avance, ya que aumenta las probabilidades de éxito de las prótesis implantadas al minimizar el riesgo de rechazo, mejora la calidad de vida del paciente y, por tanto, reduce el número de intervenciones al que tiene que sersometido», ha aseverado María Ángeles Arenas, investigadora del CSIC en el Centro Nacional de Investigaciones Metalúrgicas.
En la primera parte del trabajo, los investigadores llevaron a cabo el crecimiento y la optimización de las condiciones de generación del óxido para proporcionar las propiedades antibacterianas deseadas. Para ello, se controlaron la morfología y composición de las capas, fundamentalmente la concentración de flúor. Los ensayos se iniciaron con cepas clínicas de bacterias de colección (‘S. aureus’ y ‘S. epidermidis’) que procedían de prótesis infectadas que habían sido retiradas de pacientes.
Después se realizaron estudios similares con bacterias aisladas de cuadros clínicos de infección de prótesis osteoarticulares, con seis cepas de cada especie.
«Así, y mediante la modificación superficial de la aleación de titanio, se consigue atenuar el riesgo de infección bacteriana producida durante la intervención quirúrgica. Con ello se reduce sustancialmente el número de fallos sépticos, se mejora los resultados donde falla la profilaxis quirúrgica convencional, se evitan las complicaciones y se mejoran las posibilidades de mayor calidad de vida de los pacientes que reciben un implante», apunta la investigadora del CSIC.