25 abril 2024

España Buenas Noticias

Periódico digital de buenas noticias

Compártelo en las redes
Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter

peliculas 2016Carlos Fernández / @karlos686. “Esta es mi opinión hoy y en este momento de mi vida”. Un año más he podido disfrutar de un gran año de cine (así como de muchas películas en festivales que no he incluido en este top al no haberse estrenado oficialmente en España) en el que he incluido el último trabajo de Tarantino (Los odiosos ocho) como la mejor película del año. Esto, por supuesto, es puramente subjetivo.

Los tops del año son divertidos de hacer y de leer y, además, ayudan a descubrir grandes películas por lo que, si no sabéis a qué pelis estrenadas en 2016 debéis acudir, os dejo con las que, para mí, son las diez mejores películas del año:

Escena de la película 'Mustang'.
Escena de la película ‘Mustang’.

10. MUSTANG (DENIZ GAMCE ERGUVEN)
No es solo una película de temática feminista, es un retrato de como en muchos sitios, en la actualidad, las cosas son tan nefastas como eran lo antes… Provocando rabia, indignación y, sobre todo, admiración por sus cinco protagonistas (cinco hermanas “a lo Sofia Coppola”), Mustang es un cruel reflejo de una realidad dolorosa que no debe nunca ser silenciada. Un desgarrador cuento de hadas lleno de agallas donde muchos habrían visto debilidad. Una gran señal de que el mundo está cambiando a mejor. La aplaudida ópera prima de Deniz Gamze Ergüven aborda la historia de cinco niñas turcas que deben abandonar sus estudios y prepararse para ser desposadas. La película funciona como un retrato vivo de unas jóvenes pertenecientes a una generación que no se dejará dominar por los hombres ni por su visión corrupta y pervertida del cuerpo femenino.

9. HIGH RISE (BEN WHEATLEY)
Basada en la novela del distópico J.G.Ballard, High rise es un claustrofóbica historia protagonizada por el doctor Robert Laing, un joven medico que llega a vivir en un rascacielos donde se concentra, en cada una de sus plantas, una sociedad ideal y utópica que esconde estamentos, vicio y mucha mala leche (eso, y gimnasios, supermercados, piscina…) La denuncia al capitalismo no podía estar mejor servida: Una deliciosa locura repleta de corrupción, intensidad, vicio, lucha de clases, psicopatías disfrazadas de lujo y buenos modales. Una de esas pelis que hipnotizan desde el minuto uno.

8. EL CUENTO DE LA PRINCESA KAGUYA (ISAO TAKAHATA)
Un precioso y bellísimo cuento sobre lo espiritual y lo terrenal. Un milagro de la animación, firmada por la gran Gibli, que crea una película con animación tradicional, sobre una princesa nacida de un trozo de bambú. La princesa crece y pasa por todo el amor y dolor de la experiencia humana y ,todo ello, reflejado en unos emocionantes y preciosos 137 minutos que se pasan sin mirar el reloj ni una vez.

7. LA BRUJA (ROBERT EGGERS)
El terror independiente lleva años haciendo la las suyas (Déjame entrar, It follows, Babadook…) y La bruja no es para menos. Alejada de ese terror convencional de sustos estridentes e historias relamidas para ese público poco exigente, La bruja representa un brutal ejercicio de terror psicológico, puesta en escena, atmósfera e imaginación. La maldad sobrenatural que se alza del ser humano, confundida con la pretenciosa superioridad de unos anticuados amish del siglo XVII, toma forma de cabrío negro, de cuervo y de conejo para acechar, con sus símbolos, a una familia atormentada por el castigo que Dios les infringe al quitarles al menor de la familia sin saber el motivo. La bruja es un triunfo de lo fascinante y lo hipnótico, también de lo no humano…

6. ELLE (PAUL VERHOEVEN)
Una película que lleva años siendo castigada sin rodarse debido a la amoralidad de su guión y de su personaje principal. Elle no es para todo el mundo: empieza con una violación y, tras la misma, la víctima se da un baño con burbujas y charla con su hijo como si no hubiera pasado nada. Un personaje que representa la necesidad de control de «la mujer» occidental, como concepto social apropiado por decisiones masculinas en medio del desplome de los libros y el auge del videojuego (empresa que ella dirige) donde las perversiones más sadomasoquistas cobran vida en un burbujeante guión lleno de intriga y misterio.

'Kubo y las dos cuerdas magicas'.
‘Kubo y las dos cuerdas magicas’.

5. KUBO Y LAS DOS CUERDAS MÁGICAS (TRAVIS KNIGHT)
Kubo es una película que tardó tres años en rodarse debido a la complicada técnica de stopmotion a la que se dedica la maravillosa productora Laika (que firmó Los mundos de Coraline) pero eso es solo una labor técnica (espectacular en cada segundo); Kubo es mucho más. Una historia sobre el amor, la aceptación del pasado, de la muerte, de la belleza, del terror…visto desde los ojos de un niño tuerto que no comprende la magia que hay en el mundo más allá de las complicadas y agitadas aguas del dolor humano. Su acercamiento a la cultura japonesa dota a la película de una elegante estética que funde espiritualidad con dudas, una pareja tan maravillosa como humana.

4. CAROL (TODD HAYNES)
Las historias de amor, las de verdad, llevan tiempo sin salir en los cines. Todo son relamidas historias que no saben componer, ni parecen esforzarse por ello, lo que es el amor entre dos seres humanos. Esta película es lo mejor que ha dirigido Todd Haynes (Lejos del cielo) y no es decir poco. La sensibilidad que desprende, el tacto que se siente, el aroma que llega a las butacas… no solo te traslada a los años cincuenta a través de su preciosa fotografía o dirección artística, también te traslada a la pasión desenfrenada del amor imposible. Una película tan bien echa y tan bien rodada, tan magnética, que parece que si cambiarás un solo fotograma de sitio se rompería como una muñeca de porcelana. Una película perfecta. Carol es un portento del cine melodramático, romántico y bello en general.

3. THE ARRIVAL (DENIS VILLENEUVE)
Los misterios del tiempo y la comunicación. Enlazados a la perfección a través de un montaje simétrico que funciona a modo de palíndromo. The arrival es la última obra maestra del director de Prisioneros, Enemy o Incendies. Un regreso a esa sci-fi filosófica acompañada de una nube de misterio que envuelve lo que, en principio, cualquiera esperaría como cualquier otra película sin que esta, por supuesto, llegue a serlo. No debe verse sabiendo nada de su argumento, eso sí. Solo debe verse estando abierto a sentir y dejarse llevar por su compleja historia racional y su sencillez emocional.

Escena de 'The neon demon'.
Escena de ‘The neon demon’.

2. THE NEON DEMON (NICOLAS WINDING REFN)
Uno de los mayores caprichos del año para mí: The neon demon. Una película tan vanidosa como poderosa, magnética, simbólica, inspiradora e imperfecta. Sí, imperfecta. Es esa clase de películas que deslumbran con su pretenciosa imperfección y que, además, logran generar un lenguaje barroco basado en el preciosismo y perfeccionismo de cada uno de los planos. Una oscura reflexión sobre el mundo de la moda salpicada de sangre, sexo y vanidosos egos que gobiernan a sus protagonistas como si fueran vampiros de la belleza. Un leve recuerdo al mejor Dario Argento en alguno de sus planos. Y por supuesto, dos horas que miro y escucho con más fascinación que interés, lo que, por supuesto, es algo súper positivo.

Escena de 'Los odiosos ocho'.
Escena de ‘Los odiosos ocho’.

1. LOS ODIOSOS OCHO (QUENTIN TARANTINO)
La dramaturgia posmoderna que logra Quentin Tarantino resulta, cada vez, más espectacular. Tarantino no es un director que nos engañe, sus continuos referentes cinematográficos están más que presentes, él no los esconde. Él crea historias a partir de otras historias siguiendo un rizoma posestructuralista en el que todo lo que sale de su cabeza se retroalimenta de sí mismo a la vez que “bebe” de otros muchos sitios. En este caso, el cine de Sergio Leone combinado con El asesinato del Orient Express o, en general, cualquier obra de Agata Christie. Tarantino crea una obra de teatro, al ritmo de una omnipresente banda sonora de Ennio Morricone, que gira alrededor de ocho desgraciados que, tras la guerra de secesión, se encierran en una cabaña y entran en guerra a través del famoso “Nadie es quien dice ser”. Sus nada excesivas tres horas (los que la llaman “larga” es por no poder sentarse a disfrutar del manjar que tienen delante en una época en que se pide todo masticado y al grano en un mar de telefonía móvil) hacen de esta épica película una sádica diversión sobre la venganza y el futuro estadounidense en base a una crítica simplona pero muy acertada. El poder de su composición, su imágenes en 70 mm y sus deliciosos actores empapados en sangre hacen de esta, para mí, la mejor película del 2016. Eso, y que te lo pasas de muerte viéndola.

Compártelo en las redes
Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter