Daniel Guzmán: «Todo viene de nuestras experiencias y, si les damos forma, podemos obtener algo bueno que ofrecer a los demás»

El actor Daniel Guzmán.
El actor Daniel Guzmán.

Carlos Fernández / @karlos686. Tras presentar su primera cinta en la 18º edición del Festival de Cine Español de Málaga y hacerse con  la Biznaga de Oro a la mejor película y la mejor dirección, el consagrado actor Daniel Guzmán habla para España Buenas Noticias de A cambio de nada.

La película cuenta, con tintes autobiográficos de Guzmán, la historia de un adolescente que busca su lugar en el mundo en una historia donde se cruza la emoción, el drama y mucha comedia. A cambio de nada fue la película más aplaudida en el pase de prensa del Festival y ha obtenido los frutos que se esperaba en el certamen (a las dos biznagas citadas hay que añadir una tercera, la de Antonio Bachiller como mejor actor secundario). Antes de abandonar la capital malagueña, Daniel Guzmán responde a nuestras preguntas.

– ¿Qué supone contar esta historia, que además es tu primera película, al ser autobiográfica?
– Yo he empezado contando historias como actor, en lo que llevo 20 años ya, compartiéndolas a través de los personajes que interpreto, pero a veces, como es mi caso, acabas prolongando esa forma de contar historias como director, donde puedo ofrecer mi punto de vista con historias que creo que pueden divertir, emocionar, entretener…Mi primer cortometraje (Sueños) lo dirigí allá por el 2003 y fue bien acogido y me gusto mucho esa sensación de contar esa historia que ahora también está presente, en cierto modo, en A cambio de nada.

– ¿Por qué contar una historia tan personal, con tintes autobiográficos, en tu primera película como lo es la supervivencia de un adolescente que busca su lugar en el mundo?
– Uno habla de lo que sabe y conoce para poder conectar mejor con la historia que cuenta y las primeras películas suelen ser muy personales. Es tu identidad lo que se refleja en tu primera película. Creo que mis experiencias vividas en mi adolescencia, si les das forma, pueden ser entregadas al público y bueno, pienso que todo viene de nuestras experiencias y si les damos forma podemos obtener algo bueno que ofrecer a los demás. Es lo que he intentado en esta película.

Guzmán en el Festival de cine malagueño. / Foto: Ana Belén Fernández.
Guzmán en el Festival de cine malagueño. / Foto: Ana Belén Fernández.

– ¿Qué supone haber estado casi 10 años preparando la película y haber estado en Málaga presentándola?
– Ha sido una sensación muy emocionante y especial. Ha sido uno de los días más importantes de mi vida. Estar diez años, día tras día, luchando para poder contar esta historia que, además trata de mis amigos, de mi familia, de mi abuela, que es actriz en la película (Antonia Guzmán), y de muchos momentos vividos. Es un regalo poder regalar tus experiencias al público, además de poder soltar lastre, que es importante siempre. Compartir con mi abuela el día de la presentación con la prensa y el público fue quizá algo de lo que más orgulloso me siento. Cuando la presenté por fin sentí que podía respirar. Ahora estoy empezando a ser consciente de que la película está terminada. Han sido 10 años de mi vida, uno para el montaje, y yo siento ahora que, personal y profesionalmente, debo despedirme de la película y dársela al público. Que la película camine por sí sola y encuentre su sitio.

– ¿Sigues sintiendo, después de Sueños y A cambio de nada, la necesidad de seguir contando experiencias de tu adolescencia o propias de tu vida o quieres tomar otro rumbo?
– Mi próxima película trata sobre la vida de otra persona. Es una vida que conozco y que he seguido pero no es mía. Mi próxima película, de hecho, se ha originado a través de una imagen que me resultó muy impactante y a raíz de ahí decidí qué quería contar. Nunca se sabe de dónde vendrán las próximas historias y eso es una de las cosas que hace este trabajo especial.

– ¿Por qué actores noveles en tu primera película como director?
– Mi abuela estaba clarísima desde el principio (ríe). Tiene 92 años pero yo he sido siempre consciente de la magia que tiene mi abuela y para mí era muy importante, personalmente también, que ella estuviera. Luego, la elección de los niños, Antonio Bachiller y Miguel Herrán, fue buscada en institutos, en la calle… absolutamente de la nada. Su falta de profesionalidad ayudó bastante a contar la historia, y gracias a los ensayos diarios que, al ser yo también actor, sé lo necesarios que son, conseguimos un trabajo del que me siento orgulloso.

– ¿Qué dirías que es lo más divertido del proceso de dirigir?
– Diría que la escritura del guión. Es la fase más dura pero la más gratificante, cuando ves que las palabras se alimentan es algo muy especial. El ensayo y el casting con actores también es una parte importantísima para mí. El montaje, que ha llevado tanto tiempo y en el que vas logrando ese tempo y ritmo que quieres para la película y que sirve para moldear todos los ingredientes que ya están rodados también es muy importante, y divertido, claro. Este oficio es uno muy artesanal que da lugar a crear, desarrollar… Es un trabajo en constante cambio y donde la creatividad está presente por todas partes.

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