Las últimas novedades sobre la Sábana Santa llegan a España en forma de exposiciones

El rostro que se ve en el negativo de la tela.
La exposición de esta asociación está recorriendo toda Andalucía. / Foto: www.mairenadelaljarafe.es
La exposición de esta asociación está recorriendo toda Andalucía. / Foto: www.mairenadelaljarafe.es

A.R.E. En la catedral de San Juan Bautista de Turín (Italia) se guarda uno de los objetos más enigmáticos de la historia de la humanidad: la llamada Síndone o Sábana Santa, una pieza de tela con la que podría haber sido envuelto el cuerpo de Jesús de Nazaret cuando fue enterrado. En el fino hilo que separa a veces la fe de la ciencia, esta pieza ha sido estudiada desde hace décadas suscitando montones de teorías encontradas.

En este sentido, en España conviven actualmente varias exposiciones sobre la Síndone que tratan de saciar la curiosidad de los ciudadanos y proporcionarles un mayor conocimiento de este trozo de lino. Una de ellas es la que ha organizado el Grupo de Estudio y Divulgación de la Síndone (GEDS), una asociación sin ánimo de lucro con sede en Mairena del Aljarafe (Sevilla), y que lleva por título ‘Sábana Santa de Turín: Misterio y Ciencia’.

Esta muestra ya ha pasado por Mairena del Aljarafe, Aguilar de la Frontera, Tomares, Baena, Jerez de la Frontera, Rociana y Gibraleón y pronto lo hará por Bollullos de la Mitación, Palomares, La Palma del Condado, Sevilla, Sanlúcar la Mayor, Puertollano, Ciudad Real y Pozoblanco. En ella se recoge la historia de la Síndone, con todas las vicisitudes que ha sufrido y las investigaciones científicas que a lo largo de los últimos años se han realizado, incluida la controvertida del Carbono 14.

En el original se ven las manchas de sangre y la quemadura que quedó tras haber sido rescatada de un incendio.
En el original se ven las manchas de sangre y la quemadura que quedó tras haber sido rescatada de un incendio.

Pero para hablar de la muestra es necesario hacerlo antes de aquello que la motiva. La Sábana Santa es una gran pieza de lino de 4’41 metros de largo y 1’13 de ancho, de tono amarillento, manchada de sangre y en la que el paso del tiempo ha ido dejando sus huellas (quemaduras, deterioro, etc.). Se piensa que fue con el objeto que se conserva en Turín con el que José de Arimatea, con ayuda de Nicodemo, tapó el cuerpo de Jesús de Nazaret tras morir en la cruz y antes de introducirlo en el sepulcro. Lo que pasó después con la Sábana es una larga historia que pasa por Edesa, Constantinopla, Lirey (Francia), Chambrey y Turín, lugar en el que permanece la Síndone y al que llegó en 1578.

Lo que hace especial a este simple objeto es que presenta la imagen del cuerpo de un varón ya cadáver, mostrando tanto su parte frontal como dorsal, al que le habían sido infringidas heridas que se corresponden con las de Jesús de Nazaret (golpeado, flagelado, coronado con espinas, crucificado y abierto el costado).

El rostro que se ve en el negativo de la tela.
El rostro que se ve en el negativo de la tela.

En 1898, el fotógrafo Secondo Pía hizo por primera una foto de la Sábana Santa y descubrió que el negativo dejaba ver la imagen de un hombre y, 80 años más tarde, un grupo de científicos llevó a cabo el Shroud of Turin Research Project, una completa investigación, con los medios y avances de los que se disponía en aquel momento, para estudiar a fondo la tela. No supieron descifrar qué ni cómo había formado aquella imagen en la Sábana, pero sí confirmaron que no era un lienzo pintado, no era una falsificación.

El problema vino cuando los resultados de la prueba del Carbono 14 dataron la Síndone entre los años 1260 y 1390, aunque luego se vio que los datos oficiales presentaban algunas anomalías y se apuntó a que la muestra analizada podría estar contaminada por bacterias. Otra teoría apunta a que parte de la Sábana pudo ser restaurada en la Edad Media, siendo los artesanos de aquella época capaces de introducir fibras nuevas entre las viejas sin que se notara.

Sea como fuere, lo cierto es que aún nadie ha sido capaz de explicar a ciencia cierta cómo se produjo esa imagen. Los positivos dejan ver perfectamente las manchas de sangre que se formaron por el contacto directo con el cuerpo ensangrentado, manchas que se tornan blancas en el negativo, donde se aprecia la figura del cuerpo.

El experto Julio Marvizón.
El experto Julio Marvizón.

El ingeniero industrial y periodista Julio Marvizón es uno de los españoles que más saben de la Síndone. Su interés nació a raíz de una emisión televisiva el 22 de noviembre de 1973 en la que se presentaba la Sábana Santa de Turín. Aquel documento audiovisual captó su atención y empezó a estudiar el objeto.

Marvizón, que es miembro de la GEDS y uno de los promotores de la exposición itinerante que organiza la entidad, considera que jamás se podrá probar que la Sábana Santa envolviera el cuerpo de Jesús pues, “aunque se obtuviese una cadena de ADN completa, ¿con quién la comparamos?”. En este sentido, afirma que lo único que apunta a que el rostro que se ve en el citado negativo pueda ser el de Nazaret es “sólo la coincidencia de la tortura que ha sufrido el hombre de la Sábana Santa con la de Jesús”.

En las conferencias que ofrece el experto por toda España, éste destaca que el cadáver que fue cubierto con la tela que nos ocupa tuvo un “entierro normal de la época, aunque se utilizó una tela regia, no la que se usaba para los entierros comunes, pues es la tela que usa el Sumo Sacerdote en la fiesta del Yom Kippur, una de las más importantes para los judíos”. Además, el hombre fue enterrado con la mano izquierda sobre la derecha, lo que significa que no era culpable de los hechos que se le imputaban y reclamaba justicia, misericordia.

Una de las numerosas réplicas que existen de la Síndone.
Una de las numerosas réplicas que existen de la Síndone.

También Marvizón ha afirmado en sus charlas que “en la Sábana Santa tenemos el certificado de defunción del hombre que está debajo”, pues se descubrieron unas letras en griego alrededor de la cara que los expertos han traducido como Jesús de Nazaret, quien murió ajusticiado, y una fecha. Ésta se referiría a cuándo debía ser devuelto el cadáver a la familia, ya que los condenados por la justicia debían de permanecer un año en el panteón del Sanedrín. Con los datos que se incluían en la mortaja se podían devolver a las familias los cuerpos correspondientes sin miedo a equívoco.

Asimismo, en cuanto a la datación de la Sábana Santa, en la última década se han realizado otros exámenes, siendo uno de ellos, el de pólenes, de lo más revelador, pues captó restos de plantas extintas hace 2.000 años, además de otros que permiten reconstruir los lugares por los que fue pasando la Síndone a lo largo del tiempo.

La cara que se aprecia en el positivo de la llamada Sábana Santa.
La cara que se aprecia en el positivo de la llamada Sábana Santa.

La exposición ‘Sábana Santa de Turín: Misterio y Ciencia’ está compuesta por paneles que explican los resultados de los estudios históricos y científicos que se han realizado hasta ahora. También se enriquece con un documento audiovisual, con algunas aportaciones artísticas del escultor Martín Lagares, con una réplica del tejido de la Síndone y con copias de los instrumentos de la Pasión como son la corona de espina, los clavos, el látigo, una lanza de aquella época, entre otros objetos (tres esculturas, monedas acuñadas por Pilatos, etc.).

Como curiosidad, cabe destacar que en España existe más de una veintena de copias pintadas de la Sábana Santa en lugares como Jerez de la Frontera o Badolatosa, una costumbre heredada de la Edad Media, cuando a las personas importantes que se acercaban a venerar la Síndone se les obsequiaba con una copia a menor tamaño, pintada (las hay hasta por Durero) como recuerdo.

En cualquier caso, si quieren profundizar en este misterio de la historia, en la que para los creyentes, como afirma Julio Marvizón, es “el acta de la Resurrección” de Jesús, pueden hacerlo visitando la muestra itinerante ‘Sábana Santa de Turín: Misterio y Ciencia’.

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