Ana Rodríguez. Pedro García Hierro nació en Madrid, aunque lleva afincado en América Latina desde 1971, concretamente en Perú. Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de la capital española y la Pontificia Universidad Católica del Perú, lleva casi toda su vida trabajando con diversas organizaciones indígenas internacionales en la defensa de los derechos colectivos de estos pueblos -la mayoría de los cuales se sitúan en la zona del Amazonas y el río Marañón- así como en la necesidad de impulsar reformas democráticas interculturales.
Su inconmensurable labor durante este tiempo le han proporcionado gran prestigio internacional, ocupando actualmente el cargo de director del Programa Indígena del Centro de Políticas Públicas y Derechos Humanos, Perú Equidad y siendo colaborador habitual de la Organización para las Naciones Unidas (ONU). De hecho, hace poco García visitó España para pasar unos días de vacaciones tras intervenir en Nueva York en una sesión del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de la ONU en representación del Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (IWGIA) y la Asociación Perú Equidad.
En España Buenas Noticias hemos aprovechado su presencia en nuestro país para hablar sobre su trayectoria y sobre los logros que se han alcanzado en su campo de actuación en las últimas décadas.
– Pedro, ¿cómo un abogado madrileño acabó defendiendo los derechos de las comunidades indígenas del Amazonas? ¿Qué le movió a ello?
– Esa pregunta presupone que uno tiene siempre un absoluto control sobre su destino. Habitualmente hay un cúmulo de circunstancias que le van llevando a uno de un lado para otro. La España de la que me fui no estaba siéndome cómoda, ni para mí segura, y aunque había vislumbrado un buen objetivo de trabajo con la Cooperativa Coopozo, en Entrevías -una de esas joyas poco conocidas de la historia empresarial utópica española-, no veía muchas posibilidades de cambio en aquellas circunstancias.
Franco y su pavorosa corte eran demasiado enemigo para alguien con poca madera de mártir. La casualidad hizo que me propusieran la idea de trabajar con unas comunidades indígenas de la Amazonía peruana. Hoy podría dar miles de razones que explicarían mi cercanía ideológica y afectiva con ese tipo de vida que, de conocerla, me hubieran movido a esa opción con toda la fuerza del mundo. Pero en aquel momento lo ignoraba todo, así que posiblemente me animaron las palabras: Amazonía, comunidad, indígenas, lejos… No tengo la menor idea.
Pero como su pregunta tiene dos puntas, por qué me fui y cómo es que acabo, es la segunda la más interesante, ya que no me veo yo haciendo otra cosa que tratar de demostrar al mundo que estos millones de personas a las que hace cinco siglos pillamos de improviso para destruirles y expoliarles (en África, en los mares del sur, en América…), aún pueden mostrarnos aquellos caminos que estaban ahí, incluso en nuestras áreas rurales, antes de que nos volviéramos locos.
Caminos para una vida decente y humana, solidaria y amable, austera y gozosa, duradera y creativa. Es cierto que con el pasar del tiempo entiendo que la lucha es desproporcionada, y no soy tan imbécil como para no darme cuenta de que si un pequeño grupo de personas a las que nadie conoce ha logrado hacer de todo el resto de los humanos una especie de caricatura lamentable de lo que debiéramos ser como personas, las evidencias que puedan aportar aquellos que fueron nuestras víctimas para ayudarnos a reflexionar sobre nuestro futuro, no tienen muchas posibilidades de hacer fortuna. Pero al menos, y con lo que he aprendido de unos y de otros, trato de hacerles justicia y sacarlos de los líos en que se meten por salvaguardar su racionalidad existencial. Y eso, saber que de alguna manera estoy apoyando a que gente como Kinin o como mi suegra Untuch Victoria, y tantos otros amigos entrañables, puedan seguir manejando su vida por un tiempo más, aún temiendo que sus nietos posiblemente ya no puedan hacerlo, me compensa y me motiva a seguir haciendo lo que hago. Es esa exhibición de verdadera humanidad la que me fascina en su apabullante naturalidad.
– Lleva 40 años trabajando en Iberoamérica. ¿Podría compararme a grosso modo la situación que encontró al llegar con la actual?
– Algunos años más. Yo llegué al Perú en 1971, a comienzos. Había una revolución, militar pero revolución al fin y al cabo, y por cierto muy interesante a pesar de un fuerte empeño por destacar sus fracasos y no sus inusitadas propuestas; nunca en el Perú en el que yo he vivido se volvió a gobernar pensando en el largo plazo y en la idea de algo parecido a una patria y no de colonia o de negociado ultramarino.
Comparar situaciones puntuales ubicadas al comienzo y al final de casi medio siglo resulta complicado. Por lo que hace al movimiento indígena, era un momento donde las reformas agrarias habían proliferado en varios países y las poblaciones rurales se habían consolidado alrededor de movimientos clasistas, en tanto que campesinos o sindicalistas. La cuestión indígena no estaba en el ambiente, de tal manera que muchos amigos metidos en lo social consideraban que dedicar el tiempo a las comunidades indígenas era una especie de retorno al anarquismo utópico. Se trataba de vincular casi todas las reivindicaciones rurales al tema de la tierra como un factor de producción y de ahí que la idea expansiva de la territorialidad de los pueblos indígenas amazónicos resultaba casi insultante; se planteaba como una pretensión de corte prácticamente terrateniente y hasta el mismo vocablo “indígena” se había desprestigiado mucho. Para los indígenas, y mucho menos para los amazónicos, no se habían definido otros derechos que los derivados de una concepción tutelar del Estado.
– ¿Y en la actualidad qué podemos encontrarnos?
– En el momento actual la dinámica de los movimientos sociales americanos con reivindicaciones netamente indígenas ha adquirido protagonismo y en varios países son ellos los que están a la vanguardia de lo social. Al parecer, bajo esta perspectiva los movimientos sociales resultan más molestos para el aparato que con las reivindicaciones de corte salarial y gremial. Por lo que hace a la Amazonía, los indígenas se han convertido en un verdadero dolor de cabeza para un capitalismo agresivo, depredador y poco ético que, paradójicamente, se afirma sobre un proletariado migrante y una población campesina desplazada que necesitan de tierras y puestos de trabajo para subsistir, lo que complica mucho la situación y la posibilidad de las alianzas.
Ayer como hoy, las tierras y territorios indígenas son objeto de la codicia del capitalismo, pero hoy la agresividad es mayor por haber adquirido mucho mayor valor económico los recursos de estos territorios, por el hecho de haber llegado a ser sus estrategias más efectivas por más experimentadas, por contar con complicidades políticas mucho más firmes y más poderosas y porque el posicionamiento del Estado, al menos en el caso peruano, es mucho más sumiso y corrupto.
– ¿Cuáles han sido los principales avances experimentados en los últimos años en cuanto a derechos humanos en estas zonas?
– Cuando dice estas zonas está hablando de algo muy grande y muy diverso. Yo he tenido la oportunidad de trabajar con mayor o menor dedicación en Perú, Nicaragua, Bolivia, Ecuador, Guatemala y Colombia. Y en cada uno de esos países han ocurrido procesos distintos. Por lo general, los pueblos indígenas no contaban con derechos reconocidos en las Constituciones nacionales o, cuando se hacía alguna mención, era de corte anacrónico, si no racista. Las luchas indígenas en todo el mundo han impulsado cambios revolucionarios en el derecho internacional que poco a poco se han ido reflejando en las Constituciones y leyes nacionales. Es una historia que ha ido buscando la recuperación de cada derecho conculcado por la Colonia: el derecho a contar con un propio idioma, una propia religión, una propia educación, un propio sistema de salud, un territorio propio, una autonomía de gobierno. Por último, con la reciente Declaración de Naciones Unidas de 2007, los pueblos indígenas han recuperado el derecho fundamental a determinarse libremente y en igualdad con los demás pueblos y naciones del mundo. Los Tribunales Constitucionales y el Sistema Interamericano de Derechos humanos así como los diversos órganos de control de las Naciones Unidas amplían permanentemente con su jurisprudencia la cobertura de estos derechos finalmente reconocidos.
El problema es que, a medida que los pueblos americanos y otros pueblos originarios del mundo iban recuperando la normalidad en lo jurídico, en el ámbito internacional, los Estados colonizados y colonizadores han visto urgente y necesario apretar las clavijas para evitar perder lo que de ninguna manera quieren dejar en manos de quienes fueran sus dueños antes de las invasiones coloniales. Y es así que si bien existe una excelente plataforma de derechos que permitirían perfectamente a los pueblos originarios determinar su destino y definir su propio desarrollo, la brecha de implementación se ha abierto hoy más que nunca, incluyendo la permanente criminalización de aquellos que reclaman el cumplimiento de dicha plataforma, sean dirigentes o acompañantes técnicos.
Las violaciones a los derechos indígenas son una constante y en ello contribuyen los Estados nacionales, las empresas transnacionales y los gobiernos de los países en que se domicilian estas empresas.
– Actualmente, es usted director del Programa Indígena del Centro de Políticas Públicas y Derechos Humanos, Perú Equidad y además colabora con la ONU y ofrece charlas por todo el mundo. ¿En qué proyectos o acciones concretas se encuentra trabajando ahora?
– Bueno, la verdad es que no me dedico a dar charlas, aunque lo hago cada vez que hay un caso que amerita visibilidad y me facilitan el viaje. Con la ONU y con algunas de sus agencias he realizado trabajos y presentaciones esporádicas, Aunque he escrito mucho, tampoco me considero un académico porque esencialmente no lo soy. Siempre valoré la teorización a partir de la praxis colectiva de tal manera que casi siempre, al escribir, trato de sistematizar experiencias en las que he participado pero donde el protagonismo es colectivo. Me gusta mucho estar en las comunidades y es ahí donde yo aprendo e intento comprender e interiorizar sentimentalmente las razones que luego trato de defender como abogado.
Perú Equidad es una instancia de apoyo jurídico diversificada. El Programa Indígena es muy nuevo y tratamos de incidir en políticas públicas, a través de capacitación a organizaciones, a miembros del gobierno, del poder judicial y del ministerio público, a maestros indígenas a colectivos de mujeres. Nuestro fuerte es la territorialidad como el espacio en que un pueblo puede desarrollar sus derechos y determinar su modo de vida. Tratamos de analizar las políticas públicas diseñadas para la humillación y la descalificación de las formas de vida de los pueblos indígenas y debatir alternativas entre actores con diferentes intereses y perspectivas. Hacemos, o lo intentamos, interculturalidad jurídica.
– Me imagino que habrá tenido que enfrentarse a muchas situaciones laborales difíciles. ¿Qué enseñanzas personales ha sacado de esos momentos vividos?
– A decir verdad, yo he disfrutado mucho trabajando durante estos años en las comunidades indígenas, tanto de Perú como de otros países. Antes se ganaban muchas de las batallas y aunque hubiera pasado de todo durante el proceso (incluyendo tragedias como las muertes de amigos o de dirigentes, amenazas, penurias, denuncias, meses de andar por el monte sin ver a la familia) terminar con lacras históricas como la esclavitud de indígenas en Atalaya después de ocho años de trabajo o la titulación de más de 10 millones de tierras indígenas con AIDESEP y cosas similares en las que uno puso su granito de arena, compensan por todo. Ahora ya es más difícil ganar y muchas de las peleas se saben perdidas de antemano porque la ambición es mayor y más poderosa que nunca y el movimiento indígena pasa por un mal momento que yo espero que termine pronto.
Tal vez la enseñanza más grande que me ha dado la vida es la de saber que todos nos parecemos mucho, principalmente en lo que se refiere a las necesidades, y que más bien haríamos en darnos por enterados de eso para mejorar nuestra vida y la de los de nuestro alrededor. Una lección magistral me la da mi esposa; cuando atravieso malos momentos, siempre recuerda aquello de “ladran Sancho, señal es que avanzamos”. Solo por eso El Quijote merece la inmortalidad y si no que se lo digan a estos jóvenes profesores que han removido el ambiente político de esta España tan rancia y poco atractiva políticamente hablando.
– Por último, a su parecer, ¿por qué derechos deberían seguir luchando los españoles?
– Yo llevo demasiado tiempo fuera como para contestar una pregunta como esta. Pero los derechos no son muy diferentes en cada lado. Solo que a esta parte del mundo las cosas les van muy bien, aunque no haya conciencia al respecto, y es difícil obligar a personas inmersas en la comodidad a que miren hacia otros lados para ver cómo les va a los demás. La igualdad es el derecho sustancial de la humanidad, el que nos debiera definir. De ahí se derivan otros tan importantes como el derecho a la dignidad, a la alimentación, a la familia, al medio ambiente. Pero para lograrla hace falta sacrificar mucho, lo decía Moustaqui, y ser muy valientes en un mundo donde los recursos se manejan, a vista y paciencia de todos, por unas muy pocas personas, unas muy pocas naciones y unas muy pocas generaciones.
Muchas gracias Pedro
LA VERDAD QUE DESCONOCIA LA EXISTENCIA Y PERMANENCIA EN EL PERU, DE ESTE GRAN HOMBRE, SINO FUERA POR EL DR. JAVIER MUJICA, LO SEGUIRIA IGNORANDO, Y CABE EXPRESA QUE ESTA DESDE 1971, LA ERA VELAZCO QUE DIO MUCHO POR EL SECTOR LABORAL (BENEFICIOS), PERO TAMBIEN GOLPEO DURAMENTE A LOS PROFESORES, SERIA EXCELENTE CONOCER MAS AMPLIAMENTE SU LABOR, Y QUE EL PERIODISMO PRO HUMANISTA LO DIVULGUE, SOBRE TODO CONOCIENDO QUE EL DICTADOR ASESINO (COMO TODOS LOS DICTADORES:MORALES, PINOCHET, FUJIMONTECINISO) LO PERSIGUIO
Conozco a Pedro (Perico para sus amigas y amigos) más de 25 años y me enorgullece haber compartido su amistad junto con su compañera y esposa «Chinita». Como lo refleja la entrevista, su labor desde que llegó al Perú, ha estado centrada en una terca y profunda labor por la defensa de los derechos humanos de los pueblos indígenas de nuestra amazonia y de otros países hermanos, siempre con una actitud de respeto a las organizaciones indígenas, de valoración de la cultura y la tradición de estos pueblos originarios, de relación horizontal y de un profundo espíritu humano y solidario. Todo ello sin figuración, como se dice «con perfil bajo» pero con una inmensa lucidez en su labor profesional. Perico con gran justeza se ha ganado el cariño de cuantos lo han conocido desde su lado laboral, pero también desde su lado humano, amante de la música que cuidadosamente ha ido recopilando todos estos años hasta tener quizás una de las mejores colecciones de nuestro país, pero más amante aún de compartirla, como expresión de la amistad que trasmite y cultiva desde siempre. Pero debo decir que Perico no sería el de hoy sin esa relación maravillosa que tiene con Irma «Chinita» su esposa Awajún y sus hijos. Un fuerte abrazo para ellos.
Conozco personalmente a Pedro, nuestro amado Perico. Le reconozco admiro. Con su agudeza para el análisis político y su envidiable sensibilidad por la música. Y claro un hombre así no podría tener una sensibilidad distinta con los pueblos del mundo, especialmente con los indígenas del América.
Abrazo especial
Nolvira
Perico como le decimos sus amigos es una persona integra en todo saberes, conocimiento, buen profesional, comprometido con la causa de los úeblos. Y sobre todo muy alegre y divertido
Es un honor quedar retratado tomando una cerveza con Perico.
Un abrazo
Conocí a Pedro García Hierro en febrero de 2014.
Recién regresaba yo de un viaje maravilloso por las comunidades del rio Morona hasta Ecuador.
Se sentó a mi lado en un puesto del mercado de San Lorenzo para cenar y hablamos mucho menos de lo que me hubiera gustado porque era tarde.
Sin conocerle supe que era alguien muy importante. Ahora que se quien es siento verdadera admiración. Toda la Amazonía está en deuda con él.
Hola, Perico. Me he alegrado mucho al encontrar este reportaje, y me he alegrado aún más al conocer por él que sigues siendo el Perico que yo encontré en la desembocadura del Cenepa y conocí un poco en el Chez Pierrette…Te reconozco en tu cara, en tu bigote, en tus convicciones, en la inagotable energía con la que cuentas que has vivido,en ese milagro de un aguaruna nacer por error en Chamberí…Te escribo solamente para mandarte un abrazo, y para que sepas que hay algo de ti que me ha acompañado durante estos cuarenta años.
Desde mi adolecencia en miraflores Lima Peru. Perico me deslumbró por la claridad de sus convicciones sobre los hombres . Me llevó a conocer el mundo Awajun y con él participe en varios proyectos en el Alto Marañon incluso un documental dirigido por Chicho Durant.. Me considero su amigo.
Gracias señor Pedro por defender los derechos de nuestros hermanos peruanos soy una persona recién egresado de la facultad de Derecho y quiero lo resto de mi vida dedicarme a defender a esos peruanos excluidos y olvidados del Perú.
su memoria crecera en la memoria de los pueblos
Es un honor conocer a este gran ser humano. La sabiduría que ha ganado en su vida de entrega a los pueblos indígenas lo hace más grande, pues tiene sus razones tan integrales que deja chicos a muchos filósofos presumidos que miran la vida desde sus escritorio. Pedro García vive la vida de las comunidades y de ese vivencia destacan sus sabidurías. Los pueblos indígenas del Perú debemos declarar a Pedro como el español que nos hizo ver la dignidad, cinco siglos después de la llegada de unos aventureros que nos expoliaron y nos quisieron declarar subhumanos. Viva Perico. Hatun yuyaysapa runa unaypaqmi kawsanki kay llaqtanchikpi. (Gran Sabio vivirás por siempre en este tu pueblo indígena).
conoci a Pedro Garcia Hierro en los años desde 1978 fui uno de sus capacitados como indigena ashaninka, fui con el a la provincia de atalaya region de ucayali en donde los años 1986 apoye a liberar a los pueblos indigenas ashaninkas, amahuacas y yine de las manos de los patrones en completo esclavismo en que se encontraban estos pueblos indigenas, junto a toda estas acciones legales que nos enseñaba en la practica porque tus teorias lo aplicabas junto a nosotros estas defensas para nuestros hermanos indigenas y alli siempre estaba, Miqueas Mishari, gracias hermano y amigo perico como te llamabamos, descansa en paz hermano, muy pronto tambien estaremos junto a ti
Una larga vida me une a Pedro, tanto en el Perú de los años 70 y desde los 80 qui en Bolivia. Lucho hasta su final físico por los derechos de los indígenas y que mejor se puede decir a un hombre, que estos son los imprescindibles-
En el año 1980 me encontré la primera vez con Perico en una Comunidad Awajun del Consejo Aguaruna y Huambiza donde el enseñaba sobre los derechos de los pueblos indígenas y como ellos pueden defenderse contra abusos. Siendo para mi el primero contacto con indígenas, me apoyó bastante entender la situación difícil de ellos.
Los años siguientes nos hemos visto muchas veces y siempre ha sido un enriquecimiento para mi y creo para mucha gente interesada en la Amazonia y sobre todo para los indígenas. Para ellos temo q
Pedrito fue un gran amigo, lo conocí por los años 80, una persona de gran sensibilidad humana, muy identificado con lo indígena y también el se consideraba como tal, ese amor por lo humano le ha llevado vivir por muchas selvas, cuando lo visité en su casa de Chorrillos, tuvimos una larga conversación y era una biblioteca sobre el tema de indianidad, sinceramente era un hombre de hierro, inquebrantable en sus convicciones. Aprendí mucho de él en mis comienzos cuando volteaba los ojos a la indianidad, aún no convencido que yo también era indio, así seguí aprendiendo de él como de muchos otros amigos que ya partieron y otros con avanzada edad. Un grato saludarte. Un abrazo
desde el pais vasco
vemos nacer una nueva estrella
en los cielos de las selvas
gora periko¡¡
Pues no, no tuve el privilegio de conocer a este gran hombre, pero lo he conocido a través de sus amigos en el homenaje que le hicieron en la Universidad Autónoma de Madrid el pasado día 10.06.2016, y ahora estoy terminando de leer el libro QUERIDO PERICO editado por su amigo Alberto Chirif.
Y ahora mi comentario: En cualquier área del conocimiento, ¡Ojala, todos tuviéramos su fuerza para llevar el pragmatismo del saber a la defensa de los derechos humanos, sea cual fuere la cultura a la que pertenezcamos! porque en definitiva, todos somos lo que somos: Unos pequeños seres en este inmenso universo, en el que unos pocos con su insaciable egoísmo, dificultan el «Shien Pujut» awajún, el «Sumaq Kawsay» quichua o «Suma Qamaña” aimara, … que no es otra cosa que la respuesta de esos «otros pueblos» de enfrentarse a la vida, y de la que los auto-proclamados «civilizados» tanto deberíamos aprender.