Concha Espina, una escritora adelantada a su tiempo que abrió el camino a la novela social

La escritora Concha Espina. / Foto: maragato.wordpress.com
La escritora Concha Espina. / Foto: maragato.wordpress.com

Ana Rodríguez. El pasado mes de mayo se cumplieron 100 años de la publicación de uno de los libros más influyentes e internacionales de la literatura española: La esfinge maragata (1914). Su autora, Concha Espina, fue una mujer excepcional, adelantada a su tiempo, que supo hacerse un hueco en una sociedad dominada por los hombres.

De ella, de la gran escritora y su obra, es buen conocedor el periodista y director de documentales Juan Carlos León Brázquez, quien además posee la mayor colección del mundo de libros de Espina, incluidas todas las ediciones de La esfinge maragata.

Según explica el profesional, Concha Espina fue una mujer con una vida apasionante, la cual marcó toda su literatura. Nació en Santander, en 1869, aunque en la mayoría de libros aparece otra fecha porque “ella era muy coqueta y se quitaba 10 años”, explica León, quien ha podido ver su partida de nacimiento, hecha pública por un investigador francés. Su madre, Ascensión, murió joven, y su padre, Víctor, era el administrador de las minas que poseía el marqués de Comillas en Asturias.

El periodista Juan Carlos León Brázquez.
El periodista Juan Carlos León Brázquez.

Espina pertenecía a la clase alta, era una “niña bien”, educada conforme a la época, en artes como la música y el baile. Se casó con Ramón de la Serna, un hombre acaudalado y con fincas en Chile, país en el que acabó instalándose, concretamente en la localidad de Valparaíso, y en el que nacieron sus dos primeros hijos, Ramón y Víctor de la Serna.

En 1898, la familia retornó a España, donde tuvieron en Mazcuerras, Cantabria, otros tres hijos -aunque solo dos sobrevivieron-, pero la verdadera inquietud de la santanderina era escribir. Ello fue causa de grandes conflictos matrimoniales que desembocaron en su separación y posterior divorcio con la llegada a España de la II República.

Placa dedicada a la autora en Astorga. / Foto: maragato.wordpress.com
Placa dedicada a la autora en Astorga. / Foto: maragato.wordpress.com

La escritora acabó instalándose con sus hijos –todos menos el mayor, Ramón– en Madrid. Allí comenzó a escribir artículos en periódicos, además de ensayos y cuentos –ganó un concurso regional con El Rabión-, hasta que en 1909 sacó su primera novela, La niña de Luzmela, a la que siguieron Despertar para morir (1910) y Agua de nieve (1911).

Juan Carlos León comenta de ella que “Espina era una mujer católica y conservadora, pero con una gran sensibilidad social, siendo este cristianismo humanista y su sentido social los que marcaron su vida y su obra. Fue una mujer que se desmarcó de las damas de su época y que poseía un gran olfato periodístico”.

Portada de 'La esfinge maragata'. / Foto: maragato.wordpress.com
Portada de ‘La esfinge maragata’. / Foto: maragato.wordpress.com

En 1912, Concha Espina viaja a León para ver a una de sus hermanas y se entera de que hay una aldea en la que solo viven mujeres. Aquel hecho le inspiró para publicar, dos años más tarde, la que sería su obra de consagración, La esfinge maragata. El libro, ambientado en La Maragatería, una comarca leonesa con capital en Astorga, aborda desde la perspectiva de su protagonista, Florinda, la pobreza de la época que obligaba a emigrar a los hombres y, a las mujeres, a esquivar la miseria con matrimonios de conveniencia o abrazando la fe.

La esfinge maragata supuso muchísimo para la autora, siendo tal su repercusión que fue traducida a varios idiomas, convirtiéndose en una escritora española conocida y reconocida internacionalmente. Le valió además el Premio Fastenrath, que le concedió la Real Academia de la Lengua, siendo la primera mujer en la historia que lograba hacerse con esta distinción.

Dibujo de Concha Espina, por Hakima El Kaddouri.
Dibujo de Concha Espina, por Hakima El Kaddouri.

A lo largo de su vida, Espina, que escribió casi un centenar de obras y que participaba en tertulias literarias, recibió también el Premio Espinosa y Cortina por El Jayón; el del Castillo de Chirel de la Academia por Tierras del Aquilón; el Nacional de Literatura por Altar Mayor y el Premio Nacional de Novela Miguel de Cervantes por Un valle en el mar. Estuvo nominada tres veces consecutivas al Nobel de Literatura, en 1926, 1927 y 1928, quedándose el primer año a solo un voto del galardón.

Obtuvo el reconocimiento de la Academia de Arte y Letras de Nueva York y fue vicepresidenta de la Hispanic Society of America, además de ser nombrada hija predilecta de Santander. El monarca Alfonso XIII le otorgó la Banda de la Orden de las Damas Nobles de María Luisa y también le encargó que diera conferencias en América, llegando a ejercer de embajadora de España en la celebración del II Centenario de la fundación de Lima. El 8 de febrero de 1950 recibió la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo.

Relieve de Espina. / Foto: castrillodelospolvazares2008.blogspot.com.es
Relieve de Espina. / Foto: castrillodelospolvazares2008.blogspot.com.es

El metal de los muertos. Además de La esfinge maragata, otra de las consideradas como grandes obras de Concha Espina es El metal de los muertos. Si la primera hablaba de la vida de los campesinos, en esta última la autora cambia de sector y se centra en la situación de los mineros de Riotinto, en Huelva, provincia donde se instaló hacia 1917, concretamente en el municipio de Nerva.

Por aquel entonces, las de Riotinto eran las mayores minas conocidas de Europa. En ellas trabajaban más de 15.000 obreros, habiéndose vendido el suelo, subsuelo y vuelo de aquel territorio a una compañía inglesa, convirtiéndolo en una colonia de soberanía española y propiedad británica.

León posee la mayor colección de obras de la autora.
León posee la mayor colección de obras de la autora.

El periodista Manuel Siges Aparicio llegó a Riotinto en 1908 y escribió en los periódicos un serial titulado ‘Los vencidos’, así como algunos libros. Como explica León Brázquez, Espina había leído estos textos y descubierto en ellos en qué estado se encontraba la población y cómo eran tratados los mineros. Así pues, marcha para ver con sus propios ojos las narraciones de Siges, un viaje que dio como fruto El metal de los muertos.

“Cuando se habla de El metal de los muertos (1920), todo el mundo piensa que en el libro se narra la huelga minera de 1920, pero no es así, ya que no tuvo tiempo de redactar la obra con tan poco margen. Ella llevaba ya tres años escribiéndola, desde que se fue a Riotinto en 1917. Por tanto, el eje central del libro era la huelga de dicho año, no la de 1920”, aclara Juan Carlos León.

El periodista empezó a interesarse por Concha Espina hace mucho tiempo. Coleccionaba libros que se habían escrito sobre ella, llamado su atención principalmente aquellos en los que se relataba su estancia en Nerva, ya que el profesional nació en Aracena, municipio cercano a esta localidad.

Portada de 'La esfinge maragata'. / Foto: www.todocoleccion.net
Portada de ‘La esfinge maragata’. / Foto: www.todocoleccion.net

Cuando en 2009 la Diputación Provincial de Huelva y la Universidad de Huelva publicaron un estudio sobre Concha Espina elaborado por los sacerdotes Antonio Garnica y Antonio Rioja, León Brázquez observó algunas carencias al leerlo: “no se sabía bien en qué fecha había estado en Nerva y se decía que había ocho ediciones de El metal de los muertos cuando yo tenía más”.

El periodista decidió entonces investigar por su cuenta para arrojar luz sobre estos errores, habiendo volcado los resultados de sus pesquisas en un libro sobre la autora que está a punto de publicarse. Así, León Brázquez ha logrado poner en orden por primera vez la bibliografía de El metal de los muertos, libro del que existen 20 ediciones hechas en todo el mundo si se contabilizan las de obras completas de Concha Espina. De las ocho a las que hacían referencia los dos sacerdotes en su estudio “sólo existen siete, ya que la octava se atribuía a una editorial que nunca ha existido y, por tanto, jamás fue publicada”, explica el onubense.

Así León ha localizado ediciones en alemán, en sueco y en ruso, siendo esta tercera la única de las 20 que le falta para completar su colección.

Fuente en honor a Concha Espina situada en los jardines de Pereda de Santander. / Foto: wikipedia.
Fuente en honor a Concha Espina situada en los jardines de Pereda de Santander. / Foto: wikipedia.

Otro tema interesante del que habla en su investigación es el de la censura en la novela minera, ya que los ejemplares que circulaban de los años 70 habían sido autocensurados por Espina. El periodista achaca este hecho a que la autora “pasó de vicepresidenta de la Asociación de Amigos de la Unión Soviética a falangista con José Antonio y modificó las ediciones siguientes para que desaparecieran las referencias a la Unión Soviética”, afirma León.

Un sello dedicado a Concha Espina. / Foto: www.castrillodelospolvazares.net
Un sello dedicado a Concha Espina. / Foto: www.castrillodelospolvazares.net

A través de El metal de los muertos, el periodista onubense ha podido conocer en profundidad a Concha Espina y descubrir a una autora prolífica, muy avanzada para su época. Según Juan Carlos León, la cántabra “fue la gran precursora de la novela social de los años 30, marcada, eso sí, por su punto de vista cristiano y su feminismo, que se aprecia en que todos sus protagonistas son personajes femeninos”.

Durante su investigación, mientras iba coleccionando ejemplares de El metal de los muertos, fue encontrando y adquiriendo otros volúmenes escritos por Espina, entre ellos muchos de La esfinge maragata, además de revistas, estudios, etc. Finalmente, León ha conseguido tener la mayor colección de libros de esta gran escritora, alrededor de entre 300 y 400, muchos de los cuales expondrá en Astorga el próximo mes de octubre, dentro del programa de actos que tiene previstos realizar el Ayuntamiento de esta localidad este 2014 para poner de relieve la figura de la brillante autora.

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