Biodiversidad
Redacción. España ha ratificado esta semana el Protocolo de Nagoya sobre el acceso a los recursos genéticos y participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de su utilización. Este acuerdo se adoptó durante la X reunión de la Conferencia de las Partes del Convenio sobre Diversidad Biológica, en la ciudad japonesa que le da nombre.
«La ratificación de este acuerdo internacional es un paso muy relevante en la lucha contra la pérdida de biodiversidad, que debe protegerse y valorarse por su contribución al desarrollo sostenible y al bienestar humano», ha manifestado el secretario de Estado de Medio Ambiente Federico Ramos.
Mediante este instrumento se refuerza el tercer objetivo del Convenio que, junto con la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad, suponen el marco general de la política internacional en materia de conservación de los recursos naturales.
Para Ramos, la «extraordinaria riqueza en diversidad biológica» y la industria biotecnológica «relevante», hacen que España tenga un doble perfil, el de país proveedor y usuario de recursos genéticos.
Además, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente recuerda que España jugó un papel «muy relevante» en la larga negociación del Protocolo de Nagoya y que aportó «importantes recursos económicos» a su consecución. Por ello, organizó en febrero de 2006 en Granada una de las nueve reuniones necesarias para culminar la negociación. En la 9ª reunión del grupo de trabajo, que se celebró en 2010 en Colombia, España ejerció la Presidencia de la Unión Europea.
El Protocolo prevé fortalecer el cumplimiento de las normas nacionales de acceso de los países proveedores de recursos genéticos mediante la exigencia de medidas de cumplimiento y seguimiento en los terceros países donde se utilicen dichos recursos genéticos.
Al mismo tiempo se logrará mayor transparencia en los sectores que utilizan recursos genéticos y una más fluida y constante transferencia de beneficios a los países proveedores, con la consecuente mejora de la conservación la biodiversidad.
Se trata, por tanto, de un instrumento de gran valor para conseguir ingresos e incentivos para la conservación y utilización sostenible de la diversidad biológica, la reducción de la pobreza y la sostenibilidad ambiental.
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